SOLO POR HOY

Principio Espiritual: Perseverancia

Llevamos nuestra casa en nuestro interior, lo cual nos permite volar.
Donde yo vivo es dentro de mi mismo.
Mi casa es mía, para mantenerla como ha estado siempre o para cambiarla.
Los Pasos me dicen como limpiar y volver a arreglar mi casa; cuando estoy dispuesto mi Poder Superior me libera de mis más arraigados defectos sobre los que yo no puedo hacer nada.
Yo puedo llenar por completo el lugar donde vivo con resentimientos, ira, autocompasión y yo puedo ocuparme de ese desorden.
Tengo las herramientas que necesito y a otros ayudantes a mi lado.
Ya no tengo que ser una víctima, dejando que las viejas ideas sigan apoderándose de mi y que pensamientos destructivos se vayan amontonando.
El programa de JA me muestra como mantener mi casa ordenada.

Sólo por hoy:

¿Estoy a gusto conmigo mismo?
Me doy a mi mismo la limpieza, el calor y el cuidado que necesito?

Miedo

«Llegamos a la conclusión de que la única opción que
teníamos era cambiar completamente nuestra vieja
forma de pensar o volver a consumir.»

Muchos nos dimos cuenta de que nuestra vieja forma de pensar estaba dominada por el miedo. Temíamos no poder conseguir dinero o que no fuera suficiente.
Nos daba miedo que nos descubrieran, detuvieran o encarcelaran. Más abajo en la lista estaban los temores a los problemas económicos, a no tener donde vivir, la enfermedad. Y el miedo controlaba todos nuestros actos.
Para muchos, los primeros tiempos de recuperación no fueron muy diferentes; el miedo también dominaba nuestro pensamiento.
«¿Y si mantenerse abstinente es muy doloroso?», nos preguntábamos. «¿Y si no puedo hacerlo?» «¿Y si caigo mal a la gente de JA?» «¿Y si no funciona?»
El miedo que hay detrás de estas ideas todavía puede controlar nuestra conducta, impedirnos correr los riesgos necesarios para mantenernos limpios y crecer.
Quizás nos parezca más fácil resignarnos a ciertos fracasos, abandonar antes de empezar, que arriesgar todo por una débil esperanza.
Pero esa forma de pensar no lleva más que a la recaída.
Para mantenernos en abstinencia debemos tener la buena voluntad de cambiar nuestra vieja forma de pensar.
Lo que les ha funcionado a otros adictos, puede funcionarnos a nosotros; pero debemos estar dispuestos a probarlo.
Tenemos que cambiar nuestras viejas dudas cínicas por nuevas afirmaciones de esperanza.
Cuando lo hagamos, veremos que vale la pena el riesgo.

Sólo por hoy:

Rezo para tener la buena voluntad de cambiar mi vieja forma de pensar y la capacidad de superar mis miedos.

MIEDO

“Comenzamos a sentirnos a gusto con nuestro Poder Superior como fuente de fortaleza. Conforme vamos aprendiendo a confiar en este Poder, empezamos a superar nuestro miedo a vivir”

Como somos impotentes, vivir en base a la terquedad es una experiencia aterradora e ingobernable. En recuperación hemos puesto tranquilamente nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios tal como lo concebimos. Cuando interrumpimos nuestro programa cuando perdemos contacto consciente con nuestro Poder Superior, empezamos a controlar otra vez nuestra vida y rechazamos la protección de Dios tal como lo concebimos.
Si tomamos diariamente la decisión de entregar nuestra vida al cuidado de nuestro Poder Superior, quizás nos agobie nuestro miedo a la vida.
Mediante el trabajo de los 12 Pasos, hemos descubierto que la fe en un Poder más grande que nosotros nos ayuda a calmar nuestro miedo. Cuando más nos acerquemos a un Dios bondadoso, más conscientes seamos de la protección de Dios, menores serán nuestros temores. Cuando tengamos miedo, preguntémonos:¿Este miedo indica que en mi vida me falta fe?. ¿He vuelto a asumir el control sólo para darme cuenta de que mi vida todavía es ingobernable?
Si respondemos que sí, podemos superar el miedo poniendo otra vez nuestra voluntad y nuestra vida al cuidado de Dios tal como lo concebimos.

Solo por hoy:

Confiaré en la protección de mi PODER SUPERIOR para aliviar mi miedo a la vida.

Miedo al cambio

«Al practicar los pasos llegamos a aceptar la voluntad
de un Poder Superior. Perdemos nuestro miedo a lo
desconocido. Quedamos en libertad.»

La vida es una serie de cambios, tanto grandes como pequeños.
Aunque sepamos y aceptemos este hecho
intelectualmente, es probable que nuestra reacción inicial al cambio sea de miedo.
Por alguna razón, suponemos que todos y cada uno de
los cambios van a perjudicarnos y hacernos sufrir.
Si miramos atrás, a los cambios que han tenido lugar en nuestra vida, veremos que la mayoría de ellos han sido para bien.
Es probable que nos diera mucho miedo la perspectiva de una vida sin apuestas, sin embargo es lo mejor que nos ha pasado.
Tal vez hayamos perdido un trabajo y pensamos que nos moriríamos sin él, pero más adelante descubrimos mayores incentivos y satisfacción personal en una nueva profesión.
Es posible que a medida que nos animemos a seguir adelante en nuestra recuperación experimentemos más cambios.
Superaremos viejas situaciones y estaremos preparados para las nuevas.
Con todos estos cambios, es natural aferrarse a algo, a cualquier cosa conocida, y tratar de no soltarla.
Podemos encontrar alivio en un Poder más grande que nosotros.
Cuanto más permitamos que los cambios se efectúen bajo la dirección del Poder Superior, más confiaremos en que esos cambios sean para mejorar.
La fe reemplazará al miedo, y sabremos de corazón que todo saldrá bien.

Sólo por hoy:

Cuando tema algún cambio en mi vida, me consolaré
sabiendo que la voluntad de Dios para conmigo es buena.

¿Miedo o fe?

. «... pero fuéramos donde fuésemos lo llevábamos siempre [el miedo] con nosotros.»

Antes de llegar a Jugadores Anónimos, para muchos el miedo era un factor constante en nuestra vida.
Apostabamos porque nos asustaba sentir dolor físico o emocional.
Nuestro temor a la gente y las situaciones nos daba una excusa cómoda para apostar.
Algunos teníamos tanto miedo de todo que no podíamos salir de casa sin un plan para ir a la sala de juego y previamente realizar maniobras para conseguir dinero.
Al mantenernos sin jugar al azar, reemplazamos el miedo por la creencia en la hermandad de jugadores anonimos, los pasos y un Poder Superior.
A medida que crece esta creencia, nuestra fe en el milagro de la recuperación empieza a influir sobre todos los aspectos de nuestra vida.
Empezamos a vernos de otra manera. Nos damos cuenta de que somos seres espirituales y procuramos vivir de acuerdo a principios espirituales.
Aplicar dichos principios nos ayuda a eliminar el miedo de nuestra vida.
Nos damos cuenta de que si no hacemos daño ni perjudicamos con actos ilícitos a otras personas, no tenemos por qué temer su reacción.
Si practicamos el amor, la compasión, la comprensión y la paciencia en nuestras relaciones con los demás, nos tratan con respeto y consideración. Vemos que estos cambios positivos son el resultado de permitir que el Poder Superior obre a través de nosotros.
Llegamos a creer no a pensar, sino a creer que nuestro Poder Superior nos desea lo mejor.
Independientemente de las circunstancias, descubrimos que podemos avanzar con Fe en ves de miedo.

Sólo por hoy:

Ya no necesito correr asustado, puedo avanzar con fe en que mi Poder Superior me reserva sólo lo mejor.

«Muchas cosas suelen suceder en un día, tanto negativas como positivas.
Si no nos tomamos el tiempo para apreciar ambas, es posible que pasemos por alto algo que nos ayudaría a madurar.»

Al parecer, la mayoría juzgamos inconscientemente lo que nos pasa en un día como algo bueno o malo, un éxito o un fracaso.
Tendemos a sentirnos felices por lo «bueno» y enojados, frustrados o culpables por lo «malo». Aunque a menudo,
los sentimientos buenos o malos tiene poco que ver con lo que de verdad es bueno o malo para nosotros.
Puede que aprendamos más de nuestros fracasos que de los éxitos, especialmente si el fracaso es fruto de habernos atrevido a algo.
Asociar juicios de valor a nuestras reacciones emocionales nos ata a viejas formas de pensar.
Podemos cambiar nuestra forma de ver los incidentes de la vida cotidiana, tomándolos como oportunidades de crecer, no como algo bueno o malo.
Podemos buscar lecciones en vez de asignar valores.
Cuando lo intentamos, aprendemos algo nuevo cada día.
Nuestro Décimo Paso diario es una herramienta excelente para evaluar los acontecimientos cotidianos y aprender tanto del éxito como del fracaso.

Sólo por hoy:

Me han dado la oportunidad de aplicar los principios de recuperación para aprender y crecer.
Tengo éxito cuando aprendo de los acontecimientos de la vida.

Mucho de nuestro dolor es auto elegido. Es la amarga pócima con la que el médico que llevamos dentro cura nuestro yo enfermo.

Si no fuera por el dolor yo no estaría aquí. Sólo cuando el dolor de jugar compulsivamente fue peor que el que se supone debía suprimir, estuve dispuesto a abandonar la pretensión de controlar mi vida.
Tomar contacto con mi sufrimiento es una nueva experiencia.
Hasta el día que me hizo caer de rodillas, la apuesta era mi primera línea de defensa contra todas mis angustias,
incluso las que me eran causadas por la propia apuesta.
En JA he empezado a comprender que tengo que sentir dolor antes de empezar a recuperarme.

Sólo por hoy:

Ya no opto por evitar mis crecientes sufrimientos.
Mi Poder Superior, mi programa, mis reuniones, mis amigos todos me acompañan a enfrentar con la cabeza bien alta todo lo que deba ser enfrentado.

Muchos golpes derriban el roble más alto.

Si me equivoco, lo intentaré de nuevo.
La práctica perfecciona, y espero practicar la abstinencia
hasta que “lo consiga”. ¿Cuál es la alternativa?
Es una señal alentadora poder darme la oportunidad
de volver atrás y hacer las cosas de forma diferente, sin juzgarme ni culparme.
Por ejemplo, ¿escuchaba yo realmente y actuaba de acuerdo a ello las sugerencias del programa y los lemas como “los términos medios no nos sirvieron”; “dispuestos a llegar a donde sea”; “hazlo fácil”; “sólo por hoy”?.
Tanto si estoy luchando con mi abstinencia o con mis defectos de carácter, ésas son palabras en las que puedo confiar.

Sólo por hoy:

No perderé tiempo culpándome a mi mismo, en vez de eso, lo intentaré de nuevo.

«Muchos tenemos dificultad en admitir que hicimos
daño a otras personas, Terminamos con las excusas
y con la idea de ser siempre las víctimas.»

Depender de nuestro Poder Superior

«Ahora, en recuperación, descubrimos que todavía somos dependientes, pero ya no dependemos de lo que nos rodea sino de un Dios bondadoso y de la fuerza interior que tenemos gracias a nuestra relación con Él.»
Nuestra vida avanza sin dificultad. Las cosas nos salen bien y cada año de recuperación nos aporta más dones materiales y espirituales. Quizás tengamos un poco de dinero en el banco, un coche nuevo o un compromiso afectivo. Poseemos cierta seguridad en nosotros y nuestra fe en un Poder Superior aumenta.
Pero entonces pasa algo. Alguien nos rompe el coche y nos roba el CD, o la persona con la que estamos en una relación nos es infiel. Inmediatamente nos sentimos víctimas.«¿Dónde está la justicia?» sollozamos. Pero si echamos un vistazo a nuestro comportamiento anterior, quizás veamos que hemos sido culpables de hacer lo mismo que nos han hecho. Nos damos cuenta de que lo que realmente queremos no es justicia, ni para nosotros ni para los demás, sino clemencia.
Agradecemos a un Dios bondadoso por la compasión que nos ha demostrado y nos tomamos nuestro tiempo para apreciar los maravillosos dones que brinda la recuperación.

Sólo por hoy:

Pediré clemencia, no justicia. Estoy agradecido por la compasión que me han demostrado y seré clemente con los demás.

Nada concede más paz que la sincera búsqueda de la verdad.

Hay muchas distracciones que me alejan de seguir mi búsqueda de la verdad: el trabajo, la familia, los amigos. Pero inevitablemente llega un momento de relax en el que me encuentro a mi mismo inquieto, un poco incómodo.
¿Es que hay algo que me preocupa?
¿Por qué no estoy cómodo sin algo de que ocuparme?
No sé la respuesta, pero sé lo que el programa sugiere.
Puedo escribir un poco más de mi inventario, llamar a algún amigo de JA o sólo sentarme con tranquilidad, abrir mi mente y dejar que los pensamientos me lleguen. Siempre encuentro algún elemento de la verdad que estoy buscando y me siento aliviado de mi ansiedad e inquietud.

Sólo por hoy:

Intentar encontrar fortalezas y debilidades es un proceso a través del cual voy con mi Poder Superior para que me guíe. No tengo nada que temer de conocer la verdad.

Nada es impensable, nada imposible para la persona equilibrada, siempre que ello surja de las necesidades de la vida y sea dedicado a un mayor desarrollo de la misma.

Hoy, abro mi mente a todo lo que pueda ser posibilidades que están lejos de los deseos ociosos de los viejos días,
mas bien a una pérdida de restricciones, a una ampliación de la imaginación.
Dejo mi vida en las manos de mi Poder Superior, me libero de mis torpes métodos y dejo que mi espíritu se eleve.
Trato de ser más honesto, más consciente, de tener relaciones más íntimas, una mayor habilidad para pasar el mensaje, más tiempo para servir.
He recibido, y ahora lo paso a otros, lo que una vez era imposible: la esperanza de un despertar individual y de recuperación de la compulsión por la apuesta.

Sólo por hoy:

Mantengo mi mente abierta para tener una mente abierta; las posibilidades son infinitas.

Nada es más deseable que ser liberado del sufrimiento, pero no hay nada más aterrador que ser despojados de nuestra muleta.

¿Hay algún jugador compulsivo que no quiera ser libre de las consecuencias de su enfermedad? Nadie quiere sufrir los efectos de la ludopatía y/o la esclavitud de la apuesta. Pero la verdadera pregunta es, ¿estoy dispuesto a renunciar a la inconsciencia temporal que da la ludopatía?
Esa muleta me capacita a tomar a través de la vida, cuando nada más parece ayudar.
Sí, la idea de perder esa muleta es aterradora.
Pero en Jugadores Anónimos nadie me pide que deje la apuesta y salga a tratar de pasar por un apostador social.
En vez de eso me da la solución que JA tiene: los doce pasos del programa de recuperación.
El Paso uno administra la primera dosis de verdad: Soy impotente ante la apuesta;los pasos dos y tres me dicen qué hacer acerca de esa impotencia.

Sólo por hoy:

Entrego mi muleta de apostar compulsivamente a un Poder más grande que yo, que está haciendo por mí lo que nunca pude hacer por mi mismo.

Nada es tan fuerte como la gentileza y nada es tan gentil como la verdadera fuerza.
La verdadera fortaleza no usa la fuerza o las amenazas intimidantes.
Ser fuerte es darme a mi mismo el gentil apoyo que me permita alcanzar más allá de mi capacidad actual.
Fuerza es ver la verdad sobre mi mismo bajo una luz amorosa de aceptación.
Es hacer lo que sea necesario con amabilidad y respeto por mi mismo y por la gente que me rodea.
Los verdaderamente fuertes no necesitan ser duros o injustos consigo mismo o con otros.
La gente realmente amable tiene gran fortaleza para ellos mismos y para aquellos que piden su ayuda.

Sólo por hoy:

Veo crecer mi fortaleza en la gentileza y consideración
con la cual trato a la gente incluyendo aquellos que están más cerca de mí.

Nada hay en la vida más maravilloso que la fe la gran fuerza impulsora que ni se puede pesar en la báscula, ni probarse en el crisol.

A mi fe. No la he visto nunca, ni tocado, ni olido, ni tragado con agua ni me la han inyectado con una aguja hipodérmica. Pero me ha dado lo que ninguna píldora, inyección, libro, lectura u oración me han podido dar nunca. Ha roto mi compulsión.
Desde luego ese “la” es la fe. Desde el momento en que entré por la puerta de mi primera reunión, JA me dio la fe en que este programa me iba a funcionar. Yo creí, contra todos los pronósticos, que funcionaría y lo hizo.
Mi fe en el poder del programa de los doce pasos es más fuerte que nunca.
Nunca me ha fallado, y no le fallará a nadie que deje a un lado las dudas.

Sólo por hoy:

Jugar compulsivamente no es contrincante para los doce pasos. Hay gente que necesita oír eso, tanto dentro como fuera de JA.

Nada nos es dado a cambio de nada.

¿Por qué es tan difícil para mi? Voy a las reuniones, pero todavía no tengo lo que me atrajo al principio.
Voy a repasar con honestidad lo que estoy haciendo y haciéndolo mal:
¿Tengo una madrina o padrino una/o que tiene lo que yo quiero?
¿Escucho realmente en las reuniones, y trato de contribuir?
¿Estoy trabajando el programa más allá del Tercer Paso?
¿Trato de practicar los principios del programa en casa y en el trabajo lo mismo que en JA?
¿Tengo un concepto personal de un Poder Superior que me funciona?
¿Todavía trato de hacer el plan diario, por ejemplo, un programa detallado de mis 24 horas.?
¿Sigo las sugerencias como, “de hacer el plan diario, de orar,de prestar algun servicio, de estudiar a conciencia los pasos”?
¿He llamado alguna vez a un recién llegado o a otro miembro de JA?
¿Hago alguna forma de servicio?
¿Expreso alguna vez mi gratitud por haber llegado hasta aquí?

SÓLO POR HOY:

PUEDO EMPEZAR AHORA A SEGUIR ESAS DIRECTRICES QUE PARECEN FUNCIONAR PARA OTROS Y QUE HE ESTADO RESISTIÉNDOME A SEGUIR.

Nada pierde aquél que tiene a Dios como amigo.

Muchos de los que llegan a JA están tan receptivos a la idea de tener a Dios como un amigo como lo estarían a la sugerencia de levitar durante una hora o así cada día.
Una historia de literatura de Jugadores Anónimos habla de un miembro recién llegado, un ateo, quien, al oír la sugerencia de “actúa como si” Dios fuera real, le preocupaba la idea de ser un hipócrita.
“¡De ninguna manera!”, le contestó su padrino. “Puedes ser un glotón, un ladrón y un egomaníaco tener todos los vicios; puedes oler mal, tener un aspecto fatal, pero por Dios, ¡no queremos que seas un hipócrita!”.
El hombre aceptó seguir las sugerencias, encontró un Poder Superior como él lo concebía, no aposto esta en abstinencia y sigue recuperándose en JA doce años después.

Sólo por hoy:

No tengo nada que perder al buscar a Dios como lo concibo excepto mi falso orgullo, mi obsesión por la apuesta compulsiva, mi decrepitud y todas las quimeras que destrozan mi vida y que esta enfermedad alimenta.

Nada puede proporcionarte paz, excepto tu mismo.
Me guste o no, soy parte de un mundo que persigue las posesiones y el prestigio como si fueran la clave de la felicidad.
A poseer ciertos lujos se le llama “vivir bien”.
Pero, ¿realmente es así? Vivir bien es una condición interna, no externa.
Significa sentirme bien conmigo mismo.
Si confío en cosas externas a mi posesiones, gente, lugares el sentimiento de bienestar puede serme quitado tan fácilmente como se me ha dado.
Quiero que mi sentimiento de valía venga de dentro de mi, que mi lugar en el mundo venga de estar en paz conmigo mismo.
Esto es lo que el programa de Doce Pasos promete, y da.
La paz interior que logro creciendo en el programa me
capacita para proveerme en todas mis necesidades.

Sólo por hoy:

No puedo obligarme a tener paz mental, pero puedo revisar mis prioridades.
¿Estoy dedicando suficiente tiempo y esfuerzo a actividades que enriquecen mi espíritu?

Nadie puede descubrir nuevas tierras sin consentir en perder de vista la playa durante largo tiempo.

JA es un nuevo modo de vida. Nada de este programa tiene mucha relación con lo que conocí antes.
Hay pasos que dar y reuniones a las que asistir.
Recuperación significa hacer lo que sea para permanecer abstinente.
Esto significa estar dispuesto a prescindir, sólo por hoy, de algunas o todas de esas antiguas cosas tan cómodas y familiares que pueden interferir con la abstinencia,
incluyendo transitar con amigos que apuestan,y por lugares donde se apuesta.
Me di cuenta de que no era necesario prescindir de estas cosas pero tenía que estar dispuesto; la buena voluntad es la clave.
Sin abstinencia no me queda nada, excepto una enfermedad progresiva y mortal.

Sólo por hoy:

Estoy dispuesto a poner la abstinencia primero.
Eso significa hablar con cualquiera que pueda ayudarme,
hacer preguntas, hasta aquellas que puedan hacerme parecer tonto, llamar por teléfono incluso aunque pueda molestar a alguien.

Nadie puede hacerte sentir inferior sin tu consentimiento.

Apenas podía creer mis oídos cuando oía el lema de JA, “Lo que la gente piensa de mi no es de mi incumbencia”. Cuando nuestra confianza está por los suelos, gracias a nuestra impotencia ante las apuestas, nuestra autoestima tiende a subir y bajar según la tendencia de las opiniones de otras personas.
Con la libertad de la compulsión por la apuesta y el retorno de mi propio respeto, comprendí lo que aquel lema quería decir. Hoy, valoro la buena opinión de mis semejantes pero, buena o mala, lo que otros piensan no puede disminuir los buenos sentimientos que tengo respecto a mi mismo.

Sólo por hoy:

el programa de JA me da la confianza en mi mismo que suelen tener las personas creativas. ¡Que empobrecido estaría el mundo si sus pensadores originales sus artistas, escritores, científicos y filósofos hubieran tomado las críticas negativas como un signo de su inferioridad y se hubieran dedicado a otro tipo de trabajo!

Ni un sólo acontecimiento puede aparecer para nosotros como totalmente desconocido. Vivir es ir naciendo poco a poco.
Tanto si una experiencia me trae placer o dolor, siempre hay un gran beneficio: la lenta revelación de un nuevo conocimiento. Gradualmente al practicar los principios de este programa lo mejor posible, emerge una nueva persona: estoy empezando a aceptarme a mi mismo, dando paso a la realidad, al lento y enriquecedor camino de la naturaleza.
Cuando me siento impaciente, me vuelvo y miro lo que el crecimiento comedido me ha deparado. Veo cómo desaparecen los resentimientos, el dolor cicatriza y en su lugar aparece la capacidad de perdonarme a mi mismo y a los demás, como Dios me ama y me perdona.

Sólo por hoy:

Una flor tarda una estación para crecer, un árbol, largos años para madurar.
TODO LO QUE CRECE, INCLUSO YO, TIENE UN HORARIO DE CRECIMIENTO.

No amamos las cualidades, amamos a las personas,
algunas veces tanto por sus defectos como por  sus cualidades.
 
Amar a una persona por completo no es lo mismo que pensar, “Esto y esto está bien, pero…”
Algunas veces deseo que los amigos pudieran ser liberados de ciertos defectos por su bien, pero son esos mismos defectos, mezclados con sus mejores cualidades los que componen la personalidad completa de aquellos a los que amamos.
¿Acepto realmente los defectos de las personas o interiormente exijo perfección, yendo de persona en persona en una inútil búsqueda del amigo ideal?
Ésta es una cuestión que debo estudiar concienzudamente, porque la respuesta no solamente muestra como me siento en relación a otros, sino lo lejos que he progresado en la aceptación de mi mismo.

Sólo por hoy:

Reconocer que sigo teniendo una tendencia a esperar perfección en mi y en otros es un buen principio para dejar ir tales expectativas.

No deberíamos permitir que nuestros miedos nos impidan aspirar a nuestras ilusiones
John F. Kennedy

¿Sigo teniendo miedo de aspirar a mi esperanza de recuperación?
Oigo a la gente decir, “Si yo puedo hacerlo, tu también puedes”.
¿Tienen ellos algo que yo no tengo? No.
El programa de los Doce Pasos es el mismo para mi que para ellos.
Nos enseña cómo vivir si estamos dispuestos a seguir sus instrucciones.
Puedo tener miedo, pero en JA el miedo está aflojando el puño.
Estoy preparado para dejar a un lado mi orgullo y mi miedo y examinar mis defectos y buscar la voluntad de Dios para conmigo.

Sólo por hoy:

Los miedos no son hechos.
Puedo dar los pasos necesarios para cambiar mi vida a pesar de mis miedos.

No dejes que la vida te desaliente. Todo el que llega a donde está, tuvo que empezar donde estaba.
Como recién llegados observamos a los jugadores compulsivos recuperados que nos hablan de la felicidad, libertad y alegría en sus vidas, nos resulta difícil comprender que no siempre fueron así.
Esas recuperaciones milagrosas nos parecen inalcanzables.
Una sugerencia que se hace a los recién llegados es que busquen al orador y hablen con él después de la reunión. Un minuto o dos de conversación cara a cara, revelará lo que una charla formal desde la tarima tal vez no trasmita: miembros con años de programa y vidas que son felices, alegres y libres, son jugadores compulsivos que como el resto de nosotros empezaron desde el fondo.

Sólo por hoy:

El lugar donde estoy es un buen punto para empezar.

No destruyas, construye

«Nuestra impresión negativa sobre nosotros mismos ha sido reemplazada por una preocupación positiva por los demás.»

Difundir chismes alimenta un apetito oscuro en nosotros.
A veces creemos que la única manera de sentirnos bien es hacer quedar mal a otro, comparándolo con nosotros.
Pero el tipo de autoestima que se consigue a expensas de otra persona es vacía y no vale la pena.
¿Cómo tratamos entonces con el concepto negativo que tenemos de nosotros mismos?
Lo reemplazamos por un interés positivo en los demás.
En lugar de cobijarnos en nuestra baja autoestima, nos volvemos hacia quienes nos rodean e intentamos serles útiles.
Quizás parezca una forma de evitar la cuestión, pero no lo es.
Si nos amparamos en el bajo concepto que tenemos de nosotros, no podemos hacer nada más que cocernos en el caldo de la autocompasión.
Pero si la reemplazamos por un interés activo y cariñoso en los demás, nos convertimos en el tipo de persona digna de nuestro respeto.
La forma de edificar nuestra autoestima no es hundir a los demás, sino elevarlos a través del amor y la preocupación verdadera. Preguntarnos si estamos contribuyendo al problema o a la solución, puede ayudarnos.
Hoy, en lugar de destruir, podemos elegir construir.

Sólo por hoy:

Aunque me sienta mal, no necesito hundir a otro para elevarme.
Hoy reemplazaré el concepto negativo de mí mismo por un interés positivo en los demás.
Construiré en vez de destruir

No es en el clamor de las ruidosas calles, ni en los gritos y aplausos de la multitud, sino en nosotros mismos, donde están el triunfo y el fracaso.

No existe mayor triunfo que sentirme bien conmigo mismo no a causa de lo que tengo o soy, sino porque he llegado a gustarme a mi mismo, a aceptarme y a sentirme en paz conmigo mismo.
Es por esta razón por la que muchos miembros de JA dicen que están agradecidos por ser jugadores compulsivos.
Han pasado de la derrota de una enfermedad incurable a la tranquilidad interior que es completamente independiente de cualquier condición exterior.
Frente a esta victoria, todos los logros y posesiones de una vida palidecen hasta la insignificancia.

Sólo por hoy:

Tendré por lo menos una hora libre en la que daré un paso más hacia la recuperación.

No es pobre el que no tiene mucho sino el que ambiciona demasiado.
El pensamiento mágico que existe es que nos haremos muy rico apostando.
He dicho esto en broma, pero ¿es realmente lo que creo? ¿Por qué quiero siempre más? Más cosas, más ropa, más dinero, más pérdida dinero para seguir apostando hasta que me haga rico.
La verdad es que tengo lo que necesito. Estoy agradecido por mi abstinencia y la serenidad que conlleva. Habiendo puesto mi voluntad y mi vida al cuidado de Dios tal como yo lo concibo, no necesito sentir la agonía. Tanto en esto como en cada área de mi vida, Dios está haciendo por mí lo que yo no puedo hacer por mi mismo.

Sólo por hoy:

Acepto con gratitud todas las bendiciones que son mías gracias al programa de JA.