SOLO POR HOY

La verdad te hará libre.
La Biblia: Juan

¿Llamo a mi adicción "un pequeño problema con..."- una inconveniencia menor a la par con el sarampión?
La adicción puede matarme. Tal vez rápido, tal vez lento, pero de cualquier forma el viaje es un infierno.
Puedo aferrarme a mis antiguas ideas: "Esta vez lo conseguiré", "Será diferente," "Lo dejaré para siempre."
La vieja forma de pensar evita palabras como: gordo, borracho, obeso, comedor compulsivo, alcohólico, apostador, adicto y prefiere palabras más amables y fáciles.
Las palabras no cambian un significado. Puedo llamar al sol o a la luna con nombres distintos, pero seguirán siendo lo que son.
Una adicción es un hecho, como lo es mi altura y mi color.
Al reconocer esa verdad soy capaz de admitir que soy impotente ante la apuesta, rendir mi voluntad- y llegar a ser libre.

Sólo por hoy:

No es una desgracia o una debilidad admitir mi impotencia ante la apuesta.
Esa es una idea que no tiene nada que ver con la verdad.

La vida no es tan corta como para que no haya siempre tiempo suficiente para la cortesía.
Hay amor en la cortesía. Significa que me preocupo por los sentimientos de otros, que deseo contribuir en su consuelo y bienestar.
Sobre todo, la cortesía es tratar a la gente como a mi me gustaría ser tratado. Puedo ser cortés, incluso cuando estoy enfadado y herido, sin comprometer lo que creo que es correcto. La cortesía no tiene nada que ver con tener razón o no tenerla; tiene todo que ver con el respeto a uno mismo, que hace florecer el respeto por los demás.
Es tan importante ser cortés con los niños como con los adultos. La cortesía es enseñada en casa por los padres que actúan cortésmente con sus hijos. Se obtienen muchos beneficios al mostrar cortesía a los niños, empezando por la autoestima que se ayuda a desarrollar en ellos.

Sólo por hoy:

Actuar cortésmente conmigo mismo y con otros contribuye enormemente a sentirme bien conmigo mismo, y me permite compartirlo con otros.

La vida sólo puede entenderse hacia atrás; pero debe ser vivida hacia delante.

Los doce pasos son simples, directos y siempre concretos. Empiezo por enfrentarme a la condición en que me encuentro cuando llego.
Hago las renuncias necesarias y luego vuelvo atrás en el tiempo para descubrir los acontecimientos que conformaron las actitudes y creencias que me llevaron a jugar compulsivamente.
Describo mis propios errores y fallos, los acepto y los admito ante otra persona y ante Dios.
Por lo tanto pido a Dios que me libere de mis faltas y trato de corregir mis errores, pidiendo perdón a aquellos a los que he hecho daño.
Ahora miro hacia delante, empezando una revisión diaria continuada de mis actos y manteniendo mi recuperación espiritual por medio de la oración y la meditación, y trabajando con otros.

Sólo por hoy:

Examino mi pasado para poder comprenderme a mi mismo y para dejar ir el pasado.

La vitalidad se muestra no sólo en la habilidad de persistir, sino en la habilidad de empezar otra vez.
F. Scout Fitzgerald

¡Qué injusticia considerarme un fracaso porque tengo que empezar otra vez! Está bien, resbalé o recaí, ¿y qué? La creación se trata de volver a empezar; es parte de la fábrica de éxitos en las empresas, tanto si es tejer una telaraña, como la ruptura del átomo.
La buena voluntad para hacer un nuevo comienzo es un signo de madurez. Significa que vuelvo al programa con una comprensión más profunda de mi mismo y de mi enfermedad. En vez de querer esconderme en la parte trasera del salón, siento que tengo algo de valor para contribuir.
El Libro Grande me dice que para empezar el camino de la recuperación nada funciona mejor que salir y trabajar con otros. Una manera de hacerlo es compartir mi descubrimiento que la recaída para mí la única alternativa al programa de J.A ha renovado mi fe en este programa.

Sólo por hoy:

Pienso en el término "reenganchar" como prueba de cómo los J.A podemos aceptar libre y maravillosamente la naturaleza de nuestra enfermedad. Si no fuera por JA me habría rendido en las tinieblas de mi destino, pero J.A está viva y fortaleciéndose, y yo también!

«Las relaciones afectivas pueden ser un terreno terriblemente doloroso.»

Para algunos, el amor es como un elixir. La excitación de un nuevo amor, el misterio de explorar la intimidad, la sensación de libertad que tenemos al permitirnos ser vulnerables... son todas emociones poderosas.
Pero no podemos olvidar que sólo tenemos un respiro diario de nuestra adicción.
Aferramos a este respiro diario debe ser la prioridad número uno en la vida de cualquier adicto en recuperación.
Podemos involucrarnos demasiado en una relación y descuidar nuestros viejos amigos y nuestro padrino en el proceso.
Después, cuando las cosas se ponen difíciles, muchas veces sentimos que ya no podemos acercarnos a las personas que nos ayudaban antes de empezar la relación amorosa.
Esta idea puede abonar el terreno para una recaída.
Si trabajamos nuestro programa con constancia y asistimos a reuniones, nos aseguramos una red de apoyo de recuperación, incluso cuando estamos profundamente inmersos en un romance.
Nuestro deseo de tener relaciones amorosas es natural.
Pero no debemos olvidar que, sin nuestro programa, ni siquiera la relación más saludable nos protegerá de la fuerza de nuestra adicción.

Sólo por hoy:

No ignoraré mi recuperación por mi deseo de tener relaciones amorosas.

Las emociones pueden no tener fin. Cuánto más las expresamos, puede ser, que más tengamos que expresarlas.

El valor de expresar mis emociones radica en lo que aprendo de escucharme a mi mismo. Un pensamiento da paso a otro, y si estoy especialmente abierto, puedo encontrarme a mi mismo dejando salir respuestas que no sabía que tenía.
Cuando hablo sobre mis sentimientos a mi padrino o a mi grupo, me dan el regalo de escuchar atentamente. Yo devuelvo el regalo cuando ellos expresan sus sentimientos. En JA, ayudamos escuchando y compartiendo nuestra experiencia, no dando consejos.

Sólo por hoy:

Con todos los recursos que facilita JA, no tengo que ocultar mis sentimientos. Puedo expresarme tan libremente como la situación lo requiera, a mi padrino y a mi grupo.

Las personas que se dejan llevar por la ira, están ciegas y locas, porque en ese momento la razón desaparece, y en su ausencia la cólera saquea todos los valores del entendimiento; y el raciocinio permanece prisionero de su propio orgullo.
Dios me concedió una mente, un espíritu, y capacidad para el amor y la compasión.
La ira destruye esos regalos. como seguramente lo hace jugar compulsivamente.
Reconocer mi ira es un paso positivo pero ¿veo su origen como un defecto interno?
O culpo a algo exterior a mí: algo que dijo o hizo alguien, al trabajo, a una situación, al tiempo, o a cualquier cosa. Cuando tengo ira no soy útil para nadie, y para mi mismo mucho menos.
Hoy tengo una manera de manejar mi ira constructivamente: Tengo unos pasos que me conducen a la libertad y un Poder Superior que me devuelve mi sano juicio. Estoy realmente dispuesto a que Dios me libere de ella?

Sólo por hoy:

Tomaré la responsabilidad de mi ira, admitiendo que es el primer paso para recobrar el sano juicio y el equilibrio.

Lentes y actitudes.

«Nuestras mejores ideas nos metieron en problemas,
La recuperación es un cambio constante de nuestras
ideas y actitudes.»

Durante la adicción activa, el mundo probablemente nos parecía un lugar horrible.
Apostar nos ayudaba a soportar lo que veíamos.
Hoy en día, sin embargo, comprendemos que el problema no era realmente las condiciones del mundo, sino que nuestras ideas y actitudes respecto a éste nos imposibilitaban encontrar un sitio cómodo en él.
Nuestras actitudes e ideas son el lente a través del cual vemos nuestra vida.
Si nuestras «gafas» están empañadas o sucias, nuestra vida se ve borrosa.
Si no enfocamos bien nuestra actitud, el mundo entero aparece distorsionado.
Para ver claramente, es necesario que mantengamos una actitud e ideas limpias, libres de cosas tales como el resentimiento, la negación, la autocompasión y la obcecación.
Para cerciorarnos de que nuestra visión de la vida no está desenfocada, tenemos que hacer que nuestras ideas coincidan con la realidad.
Durante la adicción, nuestras mejores reflexiones nos impedían ver claramente, tanto el mundo como nuestra responsabilidad en él.
La recuperación sirve para corregir la graduación de los lentes de nuestra actitud.
Los pasos, al despojarnos de la negación y reemplazarla por la fe, la honestidad respecto a uno mismo, la humildad y la responsabilidad, nos ayudan a ver nuestra vida de una forma completamente nueva.
Después nos ayudan a mantener nuestros lentes espirituales limpios,
animándonos a exàminar regularmente nuestras ideas, actitudes y acciones.
El mundo, hoy en día, visto a través de los lentes limpios de la fe y la recuperación, parece un lugar más cálido y acogedor para vivir.

Sólo por hoy:

Veré el mundo y mi vida a través de los lentes espirituales limpios de mi programa.-

Libertad de elegir

«Una moral impuesta no tiene la misma fuerza que la
que adquirimos cuando somos nosotros los que
elegimos vivir espiritualmente.»

Durante nuestra adicción activa muchos vivíamos la vida por omisión.
Éramos incapaces o no estábamos dispuestos a elegir cómo queríamos comportarnos, qué preferíamos hacer o incluso dónde queríamos vivir.
Permitíamos que las apuestas u otra gente tomara las decisiones más elementales por nosotros.
Vernos libres de la adicción activa significa, entre otras cosas, la libertad de elegir por nuestra cuenta.
La libertad de elegir es un don maravilloso, pero también una gran responsabilidad.
Escoger nos permite descubrir quiénes somos y en qué creemos.
Pero al hacerlo, tenemos que sopesar lo que elegimos y aceptar las consecuencias.
Esta responsabilidad nos lleva a buscar alguien que tome las decisiones por nosotros nuestro padrino, nuestro grupo habitual, nuestros amigos de JA igual que las tomaba nuestra enfermedad cuando consumíamos. Eso no es recuperación.
Ir en busca de la experiencia de los demás es una cosa;
renunciar a la responsabilidad personal, otra.
Si no hacemos uso del don de la libertad que se nos ha dado, si nos negamos a aceptar las responsabilidades que implica, perderemos este don y nuestra vida empeorará.
Somos responsables de nuestra recuperación y nuestras opciones.
Por difícil que parezca, debemos ser nosotros quienes tomemos las decisiones y estar dispuestos a asumir las consecuencias.

Sólo por hoy:

Estoy agradecido de la libertad de vivir como he elegido.
Hoy, aceptaré la responsabilidad de mi recuperación,
tomaré mis propias decisiones y asumiré las consecuencias.

Libres de la locura

«¿No sería una locura acercarse a alguien y decirle?:
"Por favor, ¿cómo puedo hacer para tener un infarto
o un accidente mortal?"»

Suele decirse que a menos que estemos enamorados, no es posible recordar lo que se siente al estarlo.
Lo mismo podría decirse de la locura: una vez libres de ella, quizás olvidemos lo increíblemente raro que puede ser pensar de una forma demente. Pero para estar agradecidos del grado de sano juicio que se nos ha devuelto en Jugadores Anónimos, es necesario que re-cordemos lo auténticamente locos que hemos estado.
Hoy en día, tal vez nos resulte difícil imaginarnos diciendo algo tan ridículo como:
«Por favor, ¿cómo puedo hacer para tener un infarto o un accidente mortal?».
Nadie en sus cabales preguntaría algo así. Y de eso se trata. Durante nuestra adicción activa, no estábamos en nuestros cabales.
Cada día que jugabamos en forma compulsiva nos exponíamos a una enfermedad mortal, a la degradación,
la explotación, el empobrecimiento, la cárcel, la muerte violenta y hasta a la muerte por pura estupidez.
En este contexto, la idea de pedir un infarto o un accidente mortal no suena tan lejana.
Así de locos estábamos.
El programa, la confraternidad y nuestro Poder Superior, juntos, obran milagros.
El Segundo Paso no es una esperanza vana, sino una realidad.
Como conocemos el grado de locura por el que hemos pasado, podemos apreciar mucho mejor el Poder milagroso que nos ha devuelto hasta ahora el sano juicio.
Por esa razón, de verdad estamos agradecidos.

Sólo por hoy:

Me tomaré un rato para recordar lo loco que es¬taba mientras practicaba mi adicción.
Después, agradeceré a mi Poder Superior por el sano juicio que ha devuelto a mi vida.

Llenar el vacío

«... pensamos que si pudiéramos tener bastante comida,
sexo o dinero, estaríamos satisfechos y todo iría a las
mil maravillas.»

Durante nuestra adicción nunca nos bastaban las horas que apostabamos, el dinero, el sexo ni nada. ¡Incluso «demasiado» no era suficiente!
Teníamos un vacío espiritual dentro. Aunque tratábamos con todas nuestras fuerzas de llenar ese vacío, nunca lo lográbamos. Al final, nos dimos cuenta de que carecíamos de poder para llenarlo; haría falta un Poder más grande que nosotros para hacerlo.
Por lo tanto, dejamos de apostar y de intentar llenar con cosas ese vacío mental.
Nos dirigimos a nuestro Poder Superior y le pedimos su protección, fortaleza y orientación.
Nos rendimos y le abrimos paso para que empezara el proceso de llenar nuestro vacío interior.
Dejamos de aferramos a las cosas y empezamos a recibir el amor desinteresado que nuestro Poder Superior tenía para nosotros.
Poco a poco, ese vacío interior empezó a llenarse.
Ahora que hemos recibido el don del amor de nuestro Poder Superior, ¿qué hacemos con él? Si lo agarramos con fuerza para nosotros, lo asfixiamos.
Debemos recordar que el amor crece sólo cuando se comparte. Sólo podemos conservarlo regalándolo generosamente.
El mundo de la adicción a los juegos de azar es un mundo de jugar y ser jugado; el de la recuperación, es un mundo de dar y recibir.¿En cuál de los dos preferimos vivir?

Sólo por hoy:

Prefiero vivir en la plenitud de la recuperación.
Celebraré mi contacto consciente con el Dios que yo concibo compartiendo generosamente con otros aquello que generosamente ha sido compartido conmigo.

LLevame

«Creemos que nuestro Poder Superior cuidará de nosotros.»

Todos tenemos épocas en las que aparentemente nuestra vida se desmorona.
Hay días, semanas incluso, cuando parece que todo lo que puede salir mal, sale mal.
Ya sea por la pérdida de un trabajo, la muerte de un ser querido o el fin de una relación, dudamos de que podamos sobrevivir a los cambios que tienen lugar en nuestra vida.
Encontramos nuestra mayor fe en un Poder Superior bondadoso, durante los períodos en los que el mundo se derrumba a nuestro alrededor.
Cuando ningún ser humano puede aliviar nuestro sufrimiento, sabemos que sólo la protección de Dios puede brindarnos el consuelo que buscamos.
Estamos destrozados pero seguimos adelante con la convicción de que nuestra vida será reparada.
A medida que progresamos en nuestra recuperación y crece nuestra fe en nuestro Poder Superior, estamos seguros de acoger los momentos difíciles con esperanza, a pesar del dolor que sintamos.
No tenemos que desesperarnos porque sabemos que nuestro Poder Superior nos llevará en brazos cuando no podamos caminar solos.

Sólo por hoy:

Contaré con la protección de Dios en los momentos difíciles, con la convicción de que mi Poder Superior siempre estará allí.

«Lo importante son nuestras acciones; los resultados los dejamos en manos de nuestro Poder Superior.»

Hay un viejo dicho que a veces se oye en nuestras reuniones: «Si quieres que Dios se ría, haz planes».
Cuando lo oímos, por lo general también nos reímos, pero con cierto nerviosismo.
Nos preguntamos si todos nuestros planes cuidadosamente trazados están condenados al fracaso.
Si tenemos algún proyecto importante una boda, volver a estudiar, o quizás cambiar de profesión empezamos a preguntarnos si nuestros planes coinciden con los de nuestro Poder Superior.
Somos capaces de preocuparnos tan frenéticamente por esta cuestión que directamente nos negamos a hacer ningún plan.
Pero lo cierto es que sencillamente no sabemos si los planes de nuestro Poder Superior para nuestra vida están escritos o no.
La mayoría tenemos opiniones sobre la suerte y el destino, pero creamos o no en estas teorías, seguimos teniendo la responsabilidad de vivir y hacer planes para el futuro.
Aunque nos neguemos a aceptar la responsabilidad de nuestra vida, seguimos haciendo planes... planes para una existencia superficial y aburrida.
Lo que hacemos en recuperación son planes, no los resultados de éstos.
No sabemos cómo resultará un matrimonio, unos estudios o un nuevo trabajo hasta que lo probemos.
Sencillamente ponemos en práctica nuestro mejor criterio, lo revisamos con nuestro padrino, rezamos,
usamos toda la información que tenemos a mano, y hacemos los planes más razonables que podemos.
El resto se lo confiamos a la protección bondadosa del Dios que concebimos, sabiendo que hemos actuado responsablemente.

Sólo por hoy:

Haré planes, pero no planearé los resultados. Confiaré en la protección bondadosa de mi Poder Superior.

Lo que es real, es real sólo una vez. Y sólo en un lugar…

¿Creo que hay una forma determinada de relacionarme con la gente?
¿La sonrisa artificial, un apretón fuerte de manos - interpretar un papel, muy bien ensayado y para conseguir una respuesta específica?
¿Por qué entonces, hay ese sentimiento de soledad después de un día rodeado de gente?
¡¡¡Porque ésa no es una forma satisfactoria de vivir!!!
¿La alternativa?
Confianza. Confianza en mi Poder Superior para que me ayude a hablar con honestidad. Confianza en el impulso generoso, el saludo espontáneo, la invitación hecha o aceptada. Desear garantías no tiene nada que ver con la confianza.
Algunas veces necesito olvidar el pasado y confiar en mi percepción del momento, correr el riesgo y actuar.

Sólo por hoy:

De la misma forma en que confío que mi Poder Superior me mantendrá abstinente, abandono las nociones preconcebidas y confío en el momento tal como es. Evito la tendencia a controlar una situación, de forma que las ideas puedan fluir libremente.

Lo que un día puede traer, un día se lo puede llevar.
“Aferraté a los buenos sentimientos”, me digo a mi mismo. Desgraciadamente, el esfuerzo por controlar…
aleja justamente aquello que quiero retener. La claridad, la alegría de vivir no viene sólo por pedirlo.
Los buenos sentimientos vienen como resultado de SALIRME DE MI MISMO e “ir con la corriente”.
Según voy viviendo el programa de JA, me desprendo de aquellos sentimientos que me entristecen y descubro una nueva capacidad para el placer.

Sólo por hoy:

Éste es el día para ser consciente de los regalos de mi Poder Superior; vivir con todo lo que me sale en mi camino.

“Loco” es la palabra que usamos para describir al hombre que está obsesionado con una idea solamente.

No me gustaba el término “locura”. Un problema de ser jugador compulsivo, sí. Pero sabía que si solamente pudiera encontrar el método correcto, el médico psiquiatra adecuado …
Como muchos otros adictos antes que yo, tuve que intentar probarme a mi mismo “por todas las formas de la autodecepción y experimentación” que “era la excepción a la regla”. Hasta que estuve preparado para renunciar al juego compulsivo, que yo creía que necesitaba tanto como necesitaba las piernas para caminar, nada me hubiera traído a JA
“Pero se nos devolverá el sano juicio” cuando estemos preparados.
Estoy preparado. Vivir una vida de adicción triste y solitaria ya no es para mi.
Sí, Soy Un Jugador Compulsivo admitirlo es el primer paso hacia la libertad.

Sólo por hoy:

¿Estoy dispuesto a admitir, muy dentro de mi, que soy como los demás jugadores compulsivos? Hay una libertad inimaginable en esa admisión.

Los grandes males son aliviados por grandes remedios o no lo son en absoluto.

Se dice que los recién llegados deben emplear tanto tiempo y tanta energía en conseguir y mantener la abstinencia como hicieron con la comida compulsiva. “Medias tintas no nos sirvieron”.
Mi mente trata de decirme que no estoy tan mal. Ciertamente no estoy muy loco, y puedo arreglármelas en mi vida. Mi único problema es que quiero jugar la mayor parte del tiempo. Si sólo pudiera encontrar mi serenidad, estaría perfectamente.
Sin embargo, en algún lugar de este razonamiento hay un sentimiento profundo de que necesito estar aquí, que hay una salida, que este programa me funcionará.

Sólo por hoy:

Quiero lo que veo en JA. Rezo por la buena voluntad de seguir cada paso del programa y de creer que en el proceso mi ludopatia sera detenida.

Los grandes peligros tienen su propia belleza, que llevan consigo para iluminar la fraternidad con los extraños.

Antes de encontrar JA, no podía siquiera entrar en una habitación llena de extraños y decirles cómo se siente siendo un jugador compulsivo. Se pueden expresar libremente los sentimientos en una terapia de grupo, por ejemplo, pero si soy el único ludopata en la habitación, soy un entraño entre los otros. El gran peligro al que me enfrento es algo que ellos no comparten y que nunca podrán comprender.
Es por eso por lo que, en su sabiduría de inspiración divina, los fundadores de Alcohólicos Anónimos lucharon por mantener AA para los alcohólicos. Como Bill W. señaló, todo lo que tenemos para compartir es nuestra experiencia; Lo Que No Hemos Experimentado, No Lo Podemos Compartir.

Sólo por hoy:

El gran peligro de jugar compulsivamente hace de todos nosotros hermanos en Jugadores Anónimos.

Los medios por los que se consiguen ciertos placeres, traen dolores muchas veces más grandes que los placeres obtenidos.

No se puede saber qué precio tendré que pagar por romper mi abstinencia "sólo esta vez.
" Puede que no ocurra nada o puede que viaje de regreso al pozo de jugar compulsivamente.
La verdad es que no tengo por qué correr ese riesgo.
Es irracional sentirme culpable por rechazar invitaciones de ex amigos para ir a una sala de juego.
Si me ponen entre la espada y la pared, puedo decir "Lo siento, no me va.
" Lo cual es completamente cierto.
Ya he pagado demasiado por los "placeres" de jugar compulsivamente.
Cuando ya no pude pagar el precio, me rendí, admití mi impotencia y me entregué al Poder que todavía dirige mi vida.

Sólo por hoy:

Ninguna invitación, nadie a mi alrededor, puede persuadirme de perder la libertad que disfruto siempre y cuando esté abstinente.

Los que no puedan recordar el pasado se verán condenados a repetirlo.
El síndrome abstinencia apuesta experimentado por muchos jugadores compulsivos es un clásico ejemplo de "capacidad de olvido."
Cada vez que dejaba de apostar y lograba cierta abstiencia.. el peligro de volver apostar parecía muy remoto, aunque me sobran repetidas pruebas de que recaer nuevamente es posible.
Gracias a Dios estoy en un programa de jugadores anonimos que me ayuda con el plan diario :

Sólo por hoy:

Comparto mi experiencia con otros jugadores compulsivos, para mantenerlo fresco en mi mente.

Luego, se dice muy fácilmente.

Antes de entregarle un problema a Dios, estoy razonablemente seguro de que Dios espera que yo intente poner algo de mi parte. A esto se le llama trabajo de a pié.
Sé cuando estoy posponiendo y cuando una tarea es verdaderamente imposible para mi.
No es imposible ser honesta con alguien, hacer reparaciones, pedir ayuda a otra persona.
No es imposible tratar de frenar mi malhumor y mi lengua.

Sólo por hoy:

¿Qué acción que he estado posponiendo puedo llevar a cabo? Rezo por la buena voluntad de hacer lo que es posible hacer.

Me sentí satisfecho de ser capaz de contestar rápidamente, y lo hice. Y dije que no lo sabía
Es verdaderamente gratificante no sentir miedo de decir: "No sé." Un hombre nos confió que su temor a admitir su ignorancia era tan grande que inventaba "hechos" para apoyar su posición en las discusiones.
Algunas veces ocurre que siendo niños nuestros padres o profesores nos reprendieron por haber fallado a dar una respuesta correcta, dejándonos quizás con la firme resolución de no volver a admitir nuestra ignorancia. Pero no necesitamos seguir actuando de acuerdo con esa resolución; podemos descartarla con los otros "escombros" de nuestro inventario.

Sólo por hoy:
El reconocer nuestras propias limitaciones es un signo de inteligencia, no de ignorancia. Si no sé la respuesta no siento ningún temor de admitirlo.

Mejor una negativa inmediata que una promesa a largo plazo.
"Bien, quizá." "Puede ser." ¿Es esto lo que digo porque soy incapaz de decir NO? O peor aún, "veremos."
Esto toma el precio por mantener a alguien en suspenso,
haciéndole volver para saber si Sí o No, o quizás otro "veremos."
El miedo está en la raíz de mi inhabilidad para rehusar.
Alguien puede enfadarse o disgustarse tanto que me ignore y no quiera tener algo que ver conmigo.
Pero yo no puedo ser responsable de las reacciones de la gente ante mis decisiones.
Ese es su problema, y ya no creo que pueda solucionar los problemas de los demás.
Todo lo que puedo hacer hoy es intentar cumplir la voluntad de Dios para mí tal como yo la entiendo.
Si estoy equivocado, aceptaré la corrección y haré mis reparaciones.
Creo que esto es también la voluntad de Dios.

Sólo por hoy:

Dios concédeme el valor de ser sincero; de decir No, si es eso lo que quiero hacer.

Mensajes y mensajeros

«El anonimato es la base espiritual de todas nuestras
tradiciones, recordándonos siempre anteponer los
principios a las personalidades.»

La Duodécima Tradición nos recuerda la importancia de «anteponer los principios a las personalidades».
En las reuniones de recuperación podríamos parafrasearlo con «no disparéis al mensajero».
A menudo confundimos el mensaje con el mensajero, y rechazamos lo que alguien comparte en una reunión porque tenemos conflictos de personalidad con la persona que habla.
Si tenemos problemas con lo que cierta gente comparte en las reuniones, quizás podríamos pedir a nuestro padrino que nos guíe.
Nuestro padrino o madrina puede ayudarnos a concentrarnos en lo que se dice más que en quien lo dice.
También puede ayudarnos a tratar los resentimientos que podrían estar impidiéndonos reconocer el valor de la experiencia de recuperación de determinada persona. Es asombroso cuánto más podemos sacar de las reuniones cuando nos permitimos poner en práctica lo que sugiere la Duodécima Tradición: centrarnos en los principios de recuperación antes que en las personalidades.

Sólo por hoy:

Practicaré el principio del anonimato en la reunión de JA de hoy.
Me centraré en el mensaje de recuperación, no en la personalidad del mensajero.

Mentirnos a nosotros mismos es una costumbre mucho más arraigada que mentir a los demás.

Estoy conmigo mismo cada minuto de cada día. Mis debilidades no me dan tregua y no puedo ausentarme de mi mismo.
Es duro tener que escuchar esa imparable voz interior que siempre está señalándole mis faltas y equivocaciones.
Por lo tanto vuelvo a caer en ese familiar patrón del autoengaño.
En esa tierra del nunca jamas, las cosas no son lo que realmente son; son lo que quiero que sean.
Al trabajar este programa de recuperación, encuentro mejores maneras de buscar alivio. Me tomo el tiempo para expresar mis sentimientos, ya sea verbalmente o por escrito. Es curioso, cómo la verdad resulta más soportable cuando puedo mirarla abierta y honestamente, sin tener que ponerme a la defensiva.

Sólo por hoy:

Mientras me tome el tiempo para expresar mis sentimientos, puedo sentirme cómodo conmigo mismo y aprender algo importante a la vez.

Principio Espiritual: Perseverancia

Llevamos nuestra casa en nuestro interior, lo cual nos permite volar.
Donde yo vivo es dentro de mi mismo.
Mi casa es mía, para mantenerla como ha estado siempre o para cambiarla.
Los Pasos me dicen como limpiar y volver a arreglar mi casa; cuando estoy dispuesto mi Poder Superior me libera de mis más arraigados defectos sobre los que yo no puedo hacer nada.
Yo puedo llenar por completo el lugar donde vivo con resentimientos, ira, autocompasión y yo puedo ocuparme de ese desorden.
Tengo las herramientas que necesito y a otros ayudantes a mi lado.
Ya no tengo que ser una víctima, dejando que las viejas ideas sigan apoderándose de mi y que pensamientos destructivos se vayan amontonando.
El programa de JA me muestra como mantener mi casa ordenada.

Sólo por hoy:

¿Estoy a gusto conmigo mismo?
Me doy a mi mismo la limpieza, el calor y el cuidado que necesito?