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ASOCIACIONES DE AUTOAYUDA LIMA PERU
Lun 03 Nov 2014, 22:34 por Peter610
Estimados. Soy un joven de 24 años que lamentablemente se ha vuelto inmerso en este mundo de la ludopatía. Actualmente tengo deudas que no puedo costear, y estoy empezando a perder la confianza de mis amigos y familiares quienes me prestaron dinero. A pesar de mis problemas sigo estudiando y …
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Necesito consejo
Miér 26 Jun 2019, 21:50 por Susipop
Buenas a tod@s!
Es la primera vez que participó en un foro...
Llevo con mi pareja 8 años, y hace 3 años me confesó que tenía problemas con el juego desde antes de estar juntos. Lleva en tratamiento desde entonces, pero sigue jugando de forma esporádica, generalmente cuando ha bebido.
El …
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Es la primera vez que participó en un foro...
Llevo con mi pareja 8 años, y hace 3 años me confesó que tenía problemas con el juego desde antes de estar juntos. Lleva en tratamiento desde entonces, pero sigue jugando de forma esporádica, generalmente cuando ha bebido.
El …
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LA TRISTE HISTORIA DE MI LUDOPATÍA
Miér 20 Feb 2019, 09:38 por Arctic21
Buenas, qué tal a todos?
Soy nuevo en el Foro, me llamo Nicolás y he leído muchas historias donde en algunas ocasiones me siento identificado y sin poder responder al por qué de mi enfermedad y paso a contarles mi historia desde mis primeros momentos; si bien a algunos les resultará aburrido o …
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Soy nuevo en el Foro, me llamo Nicolás y he leído muchas historias donde en algunas ocasiones me siento identificado y sin poder responder al por qué de mi enfermedad y paso a contarles mi historia desde mis primeros momentos; si bien a algunos les resultará aburrido o …
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Voy a ser padre ,vamos a tener un bebe en 8 meses
Mar 15 Mayo 2018, 10:54 por Mike1981
Hola hace tiempo que no escribo,la ultima vez que lo hice me jugue 120€ y gane 1350€ y despues 300€ y ahora lo he perdido.
Lo perdi la semana pasada.
Llevo un tiempo ahogado con una deuda de 4000€ con las empresas de microcreditos que me estan llamando dia y noche y me amenezan si no les …
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Lo perdi la semana pasada.
Llevo un tiempo ahogado con una deuda de 4000€ con las empresas de microcreditos que me estan llamando dia y noche y me amenezan si no les …
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LUDOPATIA PATOLOGICA
Sáb 25 Mayo 2019, 20:08 por mayte
Buenas tardes:
Me acabo de inscribir en este foro, porque necesito explicar la mala experiencia que estoy viviendo, ya que desde este final de enero mi pareja me dio la noticia que lleva 5 años adicto al juego.
Aun estoy en shoc, porque no lo asimilo.
Necesito me den en este foro algo de consejos …
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Me acabo de inscribir en este foro, porque necesito explicar la mala experiencia que estoy viviendo, ya que desde este final de enero mi pareja me dio la noticia que lleva 5 años adicto al juego.
Aun estoy en shoc, porque no lo asimilo.
Necesito me den en este foro algo de consejos …
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volver a empezar
Mar 28 Mayo 2019, 20:18 por Dirtyfrank
Hola, pues mas que nada me gustaria poder desahogarme un poco, soy un ludopata y muchas veces he pensado que no tengo remedio, he tenido varios intentos por dejarlo y muchas recaidas, y cada recaida es mas dolorosa que la anterior y me recuerda porque debo dejar esto de una vez por todas, no voy a …
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HISTORIAS COMPULSIVAS
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eugenia1
clara t
andelfo
chico
Ana M
J.G.M.
10 participantes
Futuro sin Juego :: CUENTANOS TU PROBLEMA Y ENTRE TODOS PROCURAREMOS AYUDARTE :: TESTIMONIOS DE VUESTRAS EXPERIENCIAS CON LAS ADICCIONES
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Creciendo a Través del Miedo
El miedo sigue jugando un papel importante en mi vida. Los miedos pueden ser útiles.
Pueden mostrarme mis limitaciones y las áreas en las que necesito crecer.
Pueden ponerme rápidamente en la dirección de la acción, la recuperación y el progreso.
El lado curioso es que la cadena alrededor de mi tobillo algunas veces parece más poderosa que ningún otro poder.
Debo trabajar para no quedarme atrapada en los miedos y dejarlos que empeoren hasta que mi fe es reducida a nada.
Sé ahora que no he de luchar contra los miedos porque son maestros maravillosos.
Me muestran donde falla mi fe, así que puedo meditar y rezar.
A MENUDO VEO QUE MI COMPULSIÓN POR LA apuesta ES UNA FORMA DE ACALLAR MIS MIEDOS.
He atravesado muchos miedos en recuperación, algunas veces verdaderos milagros para mi.
• Mudarme a un país extranjero
• Tener una relación duradera
• No llevar hombreras (suena ridículo pero es milagroso para mi)
• Dejar que mi pareja me vea desnuda, lo que sigue siendo todavía un reto.
• Pasar fines de semana sola cuando me da miedo que la soledad me mate
• Dejar que mi madre tenga sus sentimientos en vez de tratar de arreglarlos, que hace surgir en mi el miedo al abandono.
Sin embargo, sólo me enfrento a mis miedos cuando estoy preparada.
Nadie me puede preparar, de la misma forma que no puedo hacer que otros cambien o se enfrenten a sus miedos hasta que ellos están listos. Es asombroso cuando estoy preparada. Generalmente sucede después de mucho sufrimiento y búsqueda interior, y mi familia y la gente a la que quiero sienten cono si un tornado ha atravesado la habitación cuando de pronto hablo sobre miedos escondidos durante mucho tiempo. No saben cuanto tiempo me ha tomado llegar a ese punto. Para mi este es el milagro.
No estoy quieta en este programa, incluso aunque lo intente. El valor y los cambios siempre llegan.
Puedo Soltar Cualquier Sensación De Vergüenza Que Pueda Tener Por No Haberlo Hecho Antes.
Tengo más miedos de los que puedo ver, pero hoy, tanto si son grandes o pequeños, tengo que reconocerlos, aceptarlos y quererlos ya que son parte de mi. Confiar en esto es una parte natural del proceso humano; medito y hablo sobre mis miedos.
Sé que cuando estoy preparada para avanzar y enfrentarme a mis miedos, Dios y todos vosotros estáis ahí para apoyarme.
Cada vez que siento un miedo, mi fe se hace mayor la siguiente vez. Si tengo miedo no estoy haciendo mal el programa.
ES SIMPLEMENTE PARTE DE LO QUE YO SOY. Afortunadamente para mi, tengo un programa de Doce Pasos y un Poder Superior cariñoso para ayudarme, por no mencionar la escuadra tan entusiasta cariñosa y animadora de mis hermanos de Jugadores Anonimos.
Arizona/Phoenix, mayo 1999
El miedo sigue jugando un papel importante en mi vida. Los miedos pueden ser útiles.
Pueden mostrarme mis limitaciones y las áreas en las que necesito crecer.
Pueden ponerme rápidamente en la dirección de la acción, la recuperación y el progreso.
El lado curioso es que la cadena alrededor de mi tobillo algunas veces parece más poderosa que ningún otro poder.
Debo trabajar para no quedarme atrapada en los miedos y dejarlos que empeoren hasta que mi fe es reducida a nada.
Sé ahora que no he de luchar contra los miedos porque son maestros maravillosos.
Me muestran donde falla mi fe, así que puedo meditar y rezar.
A MENUDO VEO QUE MI COMPULSIÓN POR LA apuesta ES UNA FORMA DE ACALLAR MIS MIEDOS.
He atravesado muchos miedos en recuperación, algunas veces verdaderos milagros para mi.
• Mudarme a un país extranjero
• Tener una relación duradera
• No llevar hombreras (suena ridículo pero es milagroso para mi)
• Dejar que mi pareja me vea desnuda, lo que sigue siendo todavía un reto.
• Pasar fines de semana sola cuando me da miedo que la soledad me mate
• Dejar que mi madre tenga sus sentimientos en vez de tratar de arreglarlos, que hace surgir en mi el miedo al abandono.
Sin embargo, sólo me enfrento a mis miedos cuando estoy preparada.
Nadie me puede preparar, de la misma forma que no puedo hacer que otros cambien o se enfrenten a sus miedos hasta que ellos están listos. Es asombroso cuando estoy preparada. Generalmente sucede después de mucho sufrimiento y búsqueda interior, y mi familia y la gente a la que quiero sienten cono si un tornado ha atravesado la habitación cuando de pronto hablo sobre miedos escondidos durante mucho tiempo. No saben cuanto tiempo me ha tomado llegar a ese punto. Para mi este es el milagro.
No estoy quieta en este programa, incluso aunque lo intente. El valor y los cambios siempre llegan.
Puedo Soltar Cualquier Sensación De Vergüenza Que Pueda Tener Por No Haberlo Hecho Antes.
Tengo más miedos de los que puedo ver, pero hoy, tanto si son grandes o pequeños, tengo que reconocerlos, aceptarlos y quererlos ya que son parte de mi. Confiar en esto es una parte natural del proceso humano; medito y hablo sobre mis miedos.
Sé que cuando estoy preparada para avanzar y enfrentarme a mis miedos, Dios y todos vosotros estáis ahí para apoyarme.
Cada vez que siento un miedo, mi fe se hace mayor la siguiente vez. Si tengo miedo no estoy haciendo mal el programa.
ES SIMPLEMENTE PARTE DE LO QUE YO SOY. Afortunadamente para mi, tengo un programa de Doce Pasos y un Poder Superior cariñoso para ayudarme, por no mencionar la escuadra tan entusiasta cariñosa y animadora de mis hermanos de Jugadores Anonimos.
Arizona/Phoenix, mayo 1999
J.G.M.- Cooperante
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Paso 11
Tratamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios tal como lo concebimos, pidiéndole solamente conocer Su voluntad para con nosotros y la fortaleza para llevarla a cabo.
Meditar es Escuchar
Una vez más, estoy sentada en una reunión escuchando a un miembro frustrado hablar de su incapacidad de meditar.
Estaba claro que comprendía la palabra “meditación” del Paso Once, como es comprendida en la cultura popular:
tratar de vaciar la mente y sentarse quietos, quizás recitando algún mantra.
Esto no es sorprendente. Incluso Los Doce Pasos y Doce Tradiciones de JA describen este tipo de meditación.
Estoy convencida de que NO es lo que pretendían los fundadores de JA.
A finales de los 60 y principios de los 70, ciertas prácticas y técnicas de meditación se hicieron muy conocidas en EEUU, y esto cambió el significado de la palabra “meditar”.
Para comprender el significado del Paso Once cuando fue escrito, miré en un diccionario publicado en 1948, que define “meditación” como
(1)”contemplar; considerar profundamente; y (2) tener la intención; planear; pensar, hablar o escribir en profundidad, concentrase, reflexionar”.
Define “meditación” como el “acto de meditar, efecto de meditar; pensamientos especialmente íntimos o continuados”
Esta comprensión se refuerza estudiando la literatura de JA. Los Doce Pasos de Recuperacion y Doce de Unidad de J.A. sugieren técnicas de relajación acompañadas de oraciones meditadas. ¿Qué tienen que ver las dos cosas? ¿Cómo interiorizo estos altos ideales?
No se trata de una meditación de vaciar la mente, sino de llenar el carácter.
La literatura describe la meditación como revisar nuestro día por la noche, y da un número de preguntas del Paso diez.
También sugiere que al despertar, incluyamos planear nuestra relación con dios a lo largo del día. En el idioma de hoy, podríamos entender esto como una parte de nuestro tiempo de silencio no pasado en oraciones propiamente dichas, pero podemos incluir leer nuestra literatura del programa, involucrarnos en estudios religiosos o incluso meditar en el sentido actual.
La mejor forma en que he llegado a comprender el Paso Once es que “rezar” es hablar con mi Poder Superior por medio de lecturas espirituales, escribir, hablar con amigos sabios del programa, y algunas veces simplemente quedándome quieta.
Joanne H., Columbia, Maryland
EEUU
Tratamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios tal como lo concebimos, pidiéndole solamente conocer Su voluntad para con nosotros y la fortaleza para llevarla a cabo.
Meditar es Escuchar
Una vez más, estoy sentada en una reunión escuchando a un miembro frustrado hablar de su incapacidad de meditar.
Estaba claro que comprendía la palabra “meditación” del Paso Once, como es comprendida en la cultura popular:
tratar de vaciar la mente y sentarse quietos, quizás recitando algún mantra.
Esto no es sorprendente. Incluso Los Doce Pasos y Doce Tradiciones de JA describen este tipo de meditación.
Estoy convencida de que NO es lo que pretendían los fundadores de JA.
A finales de los 60 y principios de los 70, ciertas prácticas y técnicas de meditación se hicieron muy conocidas en EEUU, y esto cambió el significado de la palabra “meditar”.
Para comprender el significado del Paso Once cuando fue escrito, miré en un diccionario publicado en 1948, que define “meditación” como
(1)”contemplar; considerar profundamente; y (2) tener la intención; planear; pensar, hablar o escribir en profundidad, concentrase, reflexionar”.
Define “meditación” como el “acto de meditar, efecto de meditar; pensamientos especialmente íntimos o continuados”
Esta comprensión se refuerza estudiando la literatura de JA. Los Doce Pasos de Recuperacion y Doce de Unidad de J.A. sugieren técnicas de relajación acompañadas de oraciones meditadas. ¿Qué tienen que ver las dos cosas? ¿Cómo interiorizo estos altos ideales?
No se trata de una meditación de vaciar la mente, sino de llenar el carácter.
La literatura describe la meditación como revisar nuestro día por la noche, y da un número de preguntas del Paso diez.
También sugiere que al despertar, incluyamos planear nuestra relación con dios a lo largo del día. En el idioma de hoy, podríamos entender esto como una parte de nuestro tiempo de silencio no pasado en oraciones propiamente dichas, pero podemos incluir leer nuestra literatura del programa, involucrarnos en estudios religiosos o incluso meditar en el sentido actual.
La mejor forma en que he llegado a comprender el Paso Once es que “rezar” es hablar con mi Poder Superior por medio de lecturas espirituales, escribir, hablar con amigos sabios del programa, y algunas veces simplemente quedándome quieta.
Joanne H., Columbia, Maryland
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
La Verdad Acerca de Mi
Antes de venir a JA no sabía cómo ser honesta respecto a quién era yo. Pensaba que no valía nada: un error considerado sin ningún valor por quienquiera que me hubiera creado. Mi mayor miedo era que otros supieran la “verdad” acerca de mi. Así que me tapaba con mi resumen e incontables opiniones acerca de lo que otros podían hacer para mejorar sus situaciones.
Me rodeaba a mi misma de amigos que apostaban y yo apostaba compulsivamente. También fumaba y me enfadaba, sobre todo con mis hijos.
Cuando empecé a ir a las reuniones, experimenté un entorno donde no había juicios. La gente era amable y simpática, y hablaban de que tenían los mismos miedos y dificultades que yo.
Me sentí lo suficientemente segura para seguir viniendo a las reuniones. Incluso le pedí a alguien que me amadrinara, y de nuevo experimenté no ser juzgada, al contrario, mucho ánimo y paciencia. Incluso fui capaz de elegir un plan diario que tenían un principio y un final. Y de nuevo tenía una relación, esta vez con un poder superior a mi que me daba el valor y la fuerza para no apostar compulsivamente.
Ojala pudiera decir que me sentí cómoda enseguida con las relaciones y la intimidad, pero no fue así. Despedí a mi madrina y deje que otras madrinas
me “desilusionaran”. Me resentía con la gente de las reuniones porque no “se comprometían” lo suficiente. Con el tiempo aprendí que todo eso era mi miedo al abandono.
A pesar de mi recuperación y abstinencia, un mayor equilibrio emocional y crecimiento espiritual, seguía sin unirme a la raza humana incondicionalmente. Daba servicio por encima del nivel del grupo, y seguía sintiéndome “aparte” en vez de “parte de”.
En mi 14º año, mi madrina me sugirió que no hiciera servicio durante un año excepto ir a las reuniones y reconocer cuánto estaba consiguiendo.
En mi 15º año. Reconocí mi depresión de grado leve. Afortunadamente, JA es mi medicina. Empecé a hablar con otros miembros que también luchaban con la depresión.
En mi 19º año, busqué por fin ayuda exterior para conseguir ayuda para el daño sufrido a los 6 años por abusos sexuales, y me enfrenté a la realidad de cuanto daño había soportado de niña. Para mis temas de abuso sexual, encontré en el programa una madrina que había “estado allí”.
Sigo teniendo problemas de intimidad. Mi primera reacción ante la gente y situaciones nuevas es miedo e ira. Hoy puedo reconocerlo por lo que es y lo entrego a mi Poder Superior con los tres primeros Pasos. El miedo a mi misma me ha sido quitado y puedo practicar la voluntad de arriesgarme.
Hoy día tengo una generosidad de espíritu que me permite encontrar alegría en los propósitos que quiero conseguir y en las oportunidades que tengo de dar mis regalos. Estoy aprendiendo a ser amable y cariñosa con mi marido, como opuesto a abusar de él por mi egocentrismo. Por fin puedo quererme a mi misma y recibir los regalos del universo.
Testimonio de California
jaky
Antes de venir a JA no sabía cómo ser honesta respecto a quién era yo. Pensaba que no valía nada: un error considerado sin ningún valor por quienquiera que me hubiera creado. Mi mayor miedo era que otros supieran la “verdad” acerca de mi. Así que me tapaba con mi resumen e incontables opiniones acerca de lo que otros podían hacer para mejorar sus situaciones.
Me rodeaba a mi misma de amigos que apostaban y yo apostaba compulsivamente. También fumaba y me enfadaba, sobre todo con mis hijos.
Cuando empecé a ir a las reuniones, experimenté un entorno donde no había juicios. La gente era amable y simpática, y hablaban de que tenían los mismos miedos y dificultades que yo.
Me sentí lo suficientemente segura para seguir viniendo a las reuniones. Incluso le pedí a alguien que me amadrinara, y de nuevo experimenté no ser juzgada, al contrario, mucho ánimo y paciencia. Incluso fui capaz de elegir un plan diario que tenían un principio y un final. Y de nuevo tenía una relación, esta vez con un poder superior a mi que me daba el valor y la fuerza para no apostar compulsivamente.
Ojala pudiera decir que me sentí cómoda enseguida con las relaciones y la intimidad, pero no fue así. Despedí a mi madrina y deje que otras madrinas
me “desilusionaran”. Me resentía con la gente de las reuniones porque no “se comprometían” lo suficiente. Con el tiempo aprendí que todo eso era mi miedo al abandono.
A pesar de mi recuperación y abstinencia, un mayor equilibrio emocional y crecimiento espiritual, seguía sin unirme a la raza humana incondicionalmente. Daba servicio por encima del nivel del grupo, y seguía sintiéndome “aparte” en vez de “parte de”.
En mi 14º año, mi madrina me sugirió que no hiciera servicio durante un año excepto ir a las reuniones y reconocer cuánto estaba consiguiendo.
En mi 15º año. Reconocí mi depresión de grado leve. Afortunadamente, JA es mi medicina. Empecé a hablar con otros miembros que también luchaban con la depresión.
En mi 19º año, busqué por fin ayuda exterior para conseguir ayuda para el daño sufrido a los 6 años por abusos sexuales, y me enfrenté a la realidad de cuanto daño había soportado de niña. Para mis temas de abuso sexual, encontré en el programa una madrina que había “estado allí”.
Sigo teniendo problemas de intimidad. Mi primera reacción ante la gente y situaciones nuevas es miedo e ira. Hoy puedo reconocerlo por lo que es y lo entrego a mi Poder Superior con los tres primeros Pasos. El miedo a mi misma me ha sido quitado y puedo practicar la voluntad de arriesgarme.
Hoy día tengo una generosidad de espíritu que me permite encontrar alegría en los propósitos que quiero conseguir y en las oportunidades que tengo de dar mis regalos. Estoy aprendiendo a ser amable y cariñosa con mi marido, como opuesto a abusar de él por mi egocentrismo. Por fin puedo quererme a mi misma y recibir los regalos del universo.
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
El juego, la ludopatía, encadenaron mi vida, mi alma, mi ser integral a las más profundas y tenebrosas prisiones. Vida sin sentido que respondía tan solo al hecho de jugar.
No importaban las pérdidas, las humillaciones. Pareciera que todo el dolor, la recriminación , la agonía que se sentía al salir derrotado por este amo insensible, desaparecieran al tener algún dinero. La fantasia crecía vertiginosamente y con una fé absoluta se iniciaba nuevamente esa lucha demoniaca, que ya tenia un perdedor; Yo. y no solo perdía el dinero, no !.
Mis sueños se esfumaban, mi autoestima quedaba lacerada. Yacía por decirlo asi en la más absoluta soledad, en un desencanto tal, que me asqueaba la vida , todo me fastidiaba, pero lo que mas me repudiaba era verme a mi mismo. Parado allí en medio de la nada, muerto de miedo, sin el más leve deseo de vivir. Ver ese hombre , si se puede llamar asi, con la irresponsabilidad más absoluta.
Qué te pasa ?
Yo mismo no tenía una respuesta. Trataba de exprimirle a mi agotado cerebro una respuesta lógica del porque de mi actuar pero en vano, no la habia. El suicidio se presentaba como alternativa,casi única......
Como romper este monologo y gritar a los cuatro vientos mi dolor, mi angustia sin fin. Como expresar lo mal, mal que me sentía. A quién entregarle esta carga que no me deja respirar.
Con quién hablar de este monstruo que me robó mis sonrisas, mi alegria de vivir, mi paz interior.
A que cirujano acudir para que me extirpe este tumor que me mata y enloquece lentamente.......
A quién acudir si me quedé sólo y vacío, si a mi alrededor solo hay seres desencantados,heridos y engañados que ya no creen en mí y lo que es peor ,comparto su opinión.
La locura es inminente,el suicidio me seduce como único medio para para escapar de este infierno................
Y.....he aquí que conozco al Grupo La Esperanza y lo visito y logro entender que estoy enfermo, pero que puedo detener la enfermedad, que puedo reorganizar mi vida y convertirme en lo que siempre quise; ser útil y feliz.
Que todo el pasado doloroso puede servirme para comprender y ayudar a otros.
Que no estoy solo, que hay una comunidad de hombres y mujeres con mi enfermedad, que a diario comparten fortalezas y esperanzas para ayudar al jugador que está sufriendo.
Que allí una mano cálida y amorosa se extiende desde lo alto para rescatar al jugador(a) compulsivo y transportarlo, si el quiere, de las tinieblas a la luz !.
Elkin .
No importaban las pérdidas, las humillaciones. Pareciera que todo el dolor, la recriminación , la agonía que se sentía al salir derrotado por este amo insensible, desaparecieran al tener algún dinero. La fantasia crecía vertiginosamente y con una fé absoluta se iniciaba nuevamente esa lucha demoniaca, que ya tenia un perdedor; Yo. y no solo perdía el dinero, no !.
Mis sueños se esfumaban, mi autoestima quedaba lacerada. Yacía por decirlo asi en la más absoluta soledad, en un desencanto tal, que me asqueaba la vida , todo me fastidiaba, pero lo que mas me repudiaba era verme a mi mismo. Parado allí en medio de la nada, muerto de miedo, sin el más leve deseo de vivir. Ver ese hombre , si se puede llamar asi, con la irresponsabilidad más absoluta.
Qué te pasa ?
Yo mismo no tenía una respuesta. Trataba de exprimirle a mi agotado cerebro una respuesta lógica del porque de mi actuar pero en vano, no la habia. El suicidio se presentaba como alternativa,casi única......
Como romper este monologo y gritar a los cuatro vientos mi dolor, mi angustia sin fin. Como expresar lo mal, mal que me sentía. A quién entregarle esta carga que no me deja respirar.
Con quién hablar de este monstruo que me robó mis sonrisas, mi alegria de vivir, mi paz interior.
A que cirujano acudir para que me extirpe este tumor que me mata y enloquece lentamente.......
A quién acudir si me quedé sólo y vacío, si a mi alrededor solo hay seres desencantados,heridos y engañados que ya no creen en mí y lo que es peor ,comparto su opinión.
La locura es inminente,el suicidio me seduce como único medio para para escapar de este infierno................
Y.....he aquí que conozco al Grupo La Esperanza y lo visito y logro entender que estoy enfermo, pero que puedo detener la enfermedad, que puedo reorganizar mi vida y convertirme en lo que siempre quise; ser útil y feliz.
Que todo el pasado doloroso puede servirme para comprender y ayudar a otros.
Que no estoy solo, que hay una comunidad de hombres y mujeres con mi enfermedad, que a diario comparten fortalezas y esperanzas para ayudar al jugador que está sufriendo.
Que allí una mano cálida y amorosa se extiende desde lo alto para rescatar al jugador(a) compulsivo y transportarlo, si el quiere, de las tinieblas a la luz !.
Elkin .
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Testimonio de una familiar
Mi nombre es Ángeles y vivo en un pueblo de Jaén.
Vengo a la Asociación par apoder curar a mi marido de ludopatía.
Llevo casada 40 años, mi marido lleva muchos años enganchado al juego de las máquinas tragaperras. El carácter de mi marido, desde el principio ha sido bastante fuerte y humillante; por nuestras convicciones religiosas tuvimos familia numerosa. Yo pensando en mis hijos he ido aguantando todo, en muchas ocasiones se pasaron ideas por mi cabeza de hacer cualquier disparate, pero ¿como abandonarlo todo si ellos me necesitaban?.
Como toda familia que vive con esta enfermedad hemos pasado por una serie de problemas económicos bastante fuertes. Mis suegros y mis hijos mayores en muchas ocasiones nos han ido sacando de situaciones bastante fuertes, hasta que llegado el DIA que ya no se podía aguantar más, gracias a Dios se ha convencido de que realmente estaba enfermo y ha dado el paso de querer ponerse en manos de este centro de rehabilitación.
En muchas ocasiones mis hijos han hablado con su padre de problema que tenía, pero como todo jugador, nunca quería darse cuenta de lo que le pasaba. Hasta que llegó el día que el mismo se vió metido en un pozo sin fondo y aceptó que se le prestase ayuda.
Mis hijos estuvieron buscando en internet centros de ayuda para este gran problema y encontraron AGRAJER, con el cual nos pusimos en contacto.
LLevamos cuatro meses asistiendo a las reuniones de terapia que ofrecen en este centro, siento que estamos recibiendo bastante ayuda.
Aquí cada persona viene con su problema, intenta explicarlo para que los demás se den cuenta de que estan en igualdad de dichos problemas. Los psicólogos y monitores nos etsán dando diferentes clases de terapia para que poco a poco se vaya rehabilitando.
Uno de los primeros consejos que nos han dado es que el enfermo no lleve dinero par ano caer en la tentación de volver a jugar. Los familiares tenemos que estar siempre en guardia para poder ayudarles, no dejándolos sólos, acompañandoles en todo momento.
Mi nombre es Ángeles y vivo en un pueblo de Jaén.
Vengo a la Asociación par apoder curar a mi marido de ludopatía.
Llevo casada 40 años, mi marido lleva muchos años enganchado al juego de las máquinas tragaperras. El carácter de mi marido, desde el principio ha sido bastante fuerte y humillante; por nuestras convicciones religiosas tuvimos familia numerosa. Yo pensando en mis hijos he ido aguantando todo, en muchas ocasiones se pasaron ideas por mi cabeza de hacer cualquier disparate, pero ¿como abandonarlo todo si ellos me necesitaban?.
Como toda familia que vive con esta enfermedad hemos pasado por una serie de problemas económicos bastante fuertes. Mis suegros y mis hijos mayores en muchas ocasiones nos han ido sacando de situaciones bastante fuertes, hasta que llegado el DIA que ya no se podía aguantar más, gracias a Dios se ha convencido de que realmente estaba enfermo y ha dado el paso de querer ponerse en manos de este centro de rehabilitación.
En muchas ocasiones mis hijos han hablado con su padre de problema que tenía, pero como todo jugador, nunca quería darse cuenta de lo que le pasaba. Hasta que llegó el día que el mismo se vió metido en un pozo sin fondo y aceptó que se le prestase ayuda.
Mis hijos estuvieron buscando en internet centros de ayuda para este gran problema y encontraron AGRAJER, con el cual nos pusimos en contacto.
LLevamos cuatro meses asistiendo a las reuniones de terapia que ofrecen en este centro, siento que estamos recibiendo bastante ayuda.
Aquí cada persona viene con su problema, intenta explicarlo para que los demás se den cuenta de que estan en igualdad de dichos problemas. Los psicólogos y monitores nos etsán dando diferentes clases de terapia para que poco a poco se vaya rehabilitando.
Uno de los primeros consejos que nos han dado es que el enfermo no lleve dinero par ano caer en la tentación de volver a jugar. Los familiares tenemos que estar siempre en guardia para poder ayudarles, no dejándolos sólos, acompañandoles en todo momento.
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
“Yo fui una jugadora compulsiva”
La vida de Alba (58) cambió drásticamente el día que entró a una sala de juegos. Se convirtió en una ludópata y se aisló del mundo. Después de tocar fondo consiguió recuperarse.
Si una conducta, un pensamiento y hasta una actitud se vuelven necesarias y se repiten diariamente, podríamos encontrarnos frente a una adicción; una compulsión por aquello que no podemos parar de hacer. Se sabe: todos los extremos son perjudiciales para la salud física, emocional, mental, espiritual. Cuando existe una dependencia, hay un problema. La ludopatía -la compulsión por el juego- afecta a quiénes la sufren y a su entorno y la sociedad, en parte, es responsable. En Jugadores Anónimos Compulsivos (JAC), una institución que desde hace 27 años rescata de la dependencia a los jugadores compulsivos, sostienen que no tratarse por esta adicción es exponerse a riesgos insospechados. Y precisan: “Muchos enloquecen o terminan muertos o presos. Es un tema delicado”.
Por razones que se comprenden, los afectados en proceso de recuperación prefieren conservar el anonimato y se identifican solo por sus nombres de pila. “El juego te va absorbiendo la vida, los espacios libres y los ocupados, los sentimientos. El juego te anestesia, y te deja morir de a poco”, nos confía Alba, una mujer de 58 años.
Punto de partida
La cuestión principal, para abordar el problema, pasa por que éste sea asumido. “Lo importante es despertar, darse cuenta de que el problema existe y que se puede superar”. Un compañero de Alba lo define así: “El juego es una campera que te ponés y que te aísla hasta que conseguís sacártela”.
Hace dos años que Alba dejó de jugar. Pero lo hizo durante 10, todos los días. “Podía estar metida ahí todo el día; no me daba cuenta del paso del tiempo ni de lo que sucedía a mi alrededor. No podía parar. No me daba cuenta de que me estaba perdiendo la vida. Por ejemplo, no vi nacer a mi nieto”, lamenta. Ella entró a la sala de juegos por unos amigos sin saber de qué se trataba. Probó las máquinas tragamonedas y empezó a jugar. Nunca imaginó que quedaría atrapada en una telaraña. “Después de aquella primera vez, seguí yendo con una amiga. Todo mi entorno sabía que jugaba socialmente, pero cuando sentí que los otros me molestaban, empecé a ir sola. El juego es muy agresivo: abre las puertas, uno entra, y de pronto no podés salir. En las salas, el tiempo parece congelado: “Había gente que iba a la mañana con el carrito de las compras y se quedaba a vivir. Yo inventaba excusas para deshacer compromisos y seguir jugando”.
La compulsión
Las conductas compulsivas borran todos los límites. Hay quienes llegan a cometer delitos. Roban para poder seguir jugando o roban aquello que necesitan y no pueden comprar ya que carecen del dinero que les quitó el juego. En general, las personas que padecen estos problemas tienen otras adicciones como el cigarrillo o el alcohol. “Antes era compradora compulsiva, fumaba mucho, después empecé a jugar y no paré hasta hace dos años”. Todas las adicciones esclavizan: los obsesivos compulsivos sufren por ser compulsivamente ordenados, y los ansiosos por ser un manojo de nervios. Cualquiera sea la adicción, te impide disfrutar y vivir la vida en total libertad.
“El juego te hace caer muy abajo. La mentira se vuelve cotidiana y te desesperás cuando no tenés más dinero para seguir jugando. Yo llegué a robarle dinero a mi hija, cosas que jamás hubiera imaginado que podría llegar a hacer”. Es tan fuerte la compulsión que te saca del eje de la realidad. Perdés toda sensatez. “Tuve que vender un departamento que pertenecía a mis hijos sin que ellos lo supieran, pedí préstamos bancarios, y me metí en mil líos económicos. Cuando tuve que decirle a mis hijos lo que había hecho, fue terrible”.
Alba se tuvo que mudar y siguió jugando. “Un día me llamó mi hija. Le hablé rápido para que no escuchara el ruido de las maquinitas y le corté. Pero, sin querer, apreté el botón de llamada y mi hija escuchó todo. Al rato apareció mi hijo en la sala de juegos, se paro a mi lado y me quise morir”.
Mientras Alba pasaba horas y horas en las salas de juego, huía de sus responsabilidades y se alejaba de los que más la querían. Sus hijos le perdieron el respeto, se enojaron. Así se fue quedando sola, sin darse cuenta. No porque no la quisieran sino por el rechazo que ella, sin querer, generaba. “Mis hijos se enojaron, no podían entender por qué no paraba, ni siquiera yo podía entender que se trataba de una compulsión porque es un ciclo progresivo que va creciendo. El juego, como la banca, siempre gana y termina devastándote”.
Jugada final
Cuando pudo percibir la gravedad de la situación en la que estaba, Alba consultó a un terapeuta y fue a varias sesiones. No se trataba de un encuentro con un grupo de iguales sino de sesiones personales, cara a cara con el profesional. No funcionó. Averiguó entonces sobre otras terapias; tomó contacto con personas y entidades diversas y hasta llegó a escuchar una recomendación desconcertante: “Una terapeuta me dijo que siguiera jugando, ¡que esa era una forma más de ganar dinero!”.
Así, desesperada, siguió buscando hasta que llegó a Jugadores Anónimos Compulsivos. “Me di cuenta de que había un problema cuando ya no pude mentir más y al mismo tiempo tampoco era capaz de pasar un rato sin jugar. Tuve que admitir que estaba en peligro. Tomar conciencia de eso es lo primero. Ahí puede estar el principio de la solución”.
El clic de Alba, en realidad fue un crack. Literalmente. Se sentaba a jugar y de tanto que apretaba los dientes, por los nervios y la adrenalina, las muelas se le empezaron a romper. Ya había sufrido ataques de dolor en el nervio ciático por la falta de actividad física. El sedentarismo, producto de las horas y horas que pasaba sentada en las máquinas tragamonedas, la ruleta, el blackjack o el bingo fue afectando su salud. Cuando comenzó a sacarse las muelas y tirarlas, se paralizó: “Ahí tomé conciencia de que estaba mal. Entonces regresé a Jugadores Anónimos Compulsivos y desde ese momento, no volví a irme”.
La sanación
“Al principio, me sentía un monstruo. El juego me había destruido como persona y quería recuperar lo que había perdido. No se trataba del dinero sino de la dignidad, la autoestima. Y te sentís culpable por lo que generaste”. Para salir del pantano fue decisivo el apoyo del ámbito familiar. “Lo más normal es negar el problema, entonces necesitás que tu familia te apoye, porque solo no podés hacerlo”.
El papel de la familia en estos casos, su involucramiento, es clave. A los familiares también les cuesta aceptar la naturaleza del drama y comprender sus alcances. Por eso, cuando un ludópata inicia el tratamiento, es vital que la familia asista a una reunión con alguno de los coordinadores y conozca la verdadera situación en la que están implicados. Además, es la familia la que tiene que ocuparse del manejo del dinero hasta que la víctima supere la adicción.
Alba pasó por todo esto. Dos veces intentó volver a jugar. Ante las recaídas apareció la contención de su grupo. “Venía mal, me costaba sostener la abstinencia. En una de las recaídas, varios de mis compañeros de grupo se juntaron el fin de semana y nos quedamos todos juntos, nos hicimos compañía. Me dieron fuerzas. No es fácil. A lo mejor suena simple. ‘Nos juntamos y listo’. No, hay que estar, hay que escuchar, hay que decir, hay que darle ánimo al otro. Y confianza. Y al final resulta que el bajón pasa. Así me recuperé, así salí a flote. Parece imposible, pero no: realmente se puede salir”.
Más jugadoras que jugadores
Las causas. “El momento socio económico y cultural impone el entretenimiento y el consumo como respuestas a la angustia, a la sensación de vacío, el aburrimiento. El imperativo social es tener buena cara, pensamientos positivos, estar siempre bien. Soluciones rápidas, sin mucho esfuerzo. Estos mandatos, la proliferación de salas de juego, una predisposición familiar, un momento de vulnerabilidad (como una situación de pérdida) pueden llevar a alguien a que cruce ese umbral y que pase de jugador social a jugador compulsivo”, explica la licenciada Débora Blanca, una de las directoras de Entrelazar, Centro de investigación y tratamiento de la adicción al juego. Y agrega: “El jugador ya no es ese que buscaba el desafío, la adrenalina, el todo o nada sino alguien más bien deprimido, abúlico que necesita tapar agujeros, matar el tiempo, la soledad y hasta quizá, con un poquito de suerte, mejorar su situación económica. El juego funciona ahí como un antidepresivo”.
Mujeres. Distintas estadísticas indican que las mujeres prefieren jugar a la máquina tragamonedas, el más adictivo de los juegos, ya que produce un efecto autohipnótico, con sobresaturación de estímulos y adormecimiento de la voluntad. Ante la máquina, la jugadora se evade de todo lo que la angustia o le produce culpa. Eso es lo que va a buscar.
La vida de Alba (58) cambió drásticamente el día que entró a una sala de juegos. Se convirtió en una ludópata y se aisló del mundo. Después de tocar fondo consiguió recuperarse.
Si una conducta, un pensamiento y hasta una actitud se vuelven necesarias y se repiten diariamente, podríamos encontrarnos frente a una adicción; una compulsión por aquello que no podemos parar de hacer. Se sabe: todos los extremos son perjudiciales para la salud física, emocional, mental, espiritual. Cuando existe una dependencia, hay un problema. La ludopatía -la compulsión por el juego- afecta a quiénes la sufren y a su entorno y la sociedad, en parte, es responsable. En Jugadores Anónimos Compulsivos (JAC), una institución que desde hace 27 años rescata de la dependencia a los jugadores compulsivos, sostienen que no tratarse por esta adicción es exponerse a riesgos insospechados. Y precisan: “Muchos enloquecen o terminan muertos o presos. Es un tema delicado”.
Por razones que se comprenden, los afectados en proceso de recuperación prefieren conservar el anonimato y se identifican solo por sus nombres de pila. “El juego te va absorbiendo la vida, los espacios libres y los ocupados, los sentimientos. El juego te anestesia, y te deja morir de a poco”, nos confía Alba, una mujer de 58 años.
Punto de partida
La cuestión principal, para abordar el problema, pasa por que éste sea asumido. “Lo importante es despertar, darse cuenta de que el problema existe y que se puede superar”. Un compañero de Alba lo define así: “El juego es una campera que te ponés y que te aísla hasta que conseguís sacártela”.
Hace dos años que Alba dejó de jugar. Pero lo hizo durante 10, todos los días. “Podía estar metida ahí todo el día; no me daba cuenta del paso del tiempo ni de lo que sucedía a mi alrededor. No podía parar. No me daba cuenta de que me estaba perdiendo la vida. Por ejemplo, no vi nacer a mi nieto”, lamenta. Ella entró a la sala de juegos por unos amigos sin saber de qué se trataba. Probó las máquinas tragamonedas y empezó a jugar. Nunca imaginó que quedaría atrapada en una telaraña. “Después de aquella primera vez, seguí yendo con una amiga. Todo mi entorno sabía que jugaba socialmente, pero cuando sentí que los otros me molestaban, empecé a ir sola. El juego es muy agresivo: abre las puertas, uno entra, y de pronto no podés salir. En las salas, el tiempo parece congelado: “Había gente que iba a la mañana con el carrito de las compras y se quedaba a vivir. Yo inventaba excusas para deshacer compromisos y seguir jugando”.
La compulsión
Las conductas compulsivas borran todos los límites. Hay quienes llegan a cometer delitos. Roban para poder seguir jugando o roban aquello que necesitan y no pueden comprar ya que carecen del dinero que les quitó el juego. En general, las personas que padecen estos problemas tienen otras adicciones como el cigarrillo o el alcohol. “Antes era compradora compulsiva, fumaba mucho, después empecé a jugar y no paré hasta hace dos años”. Todas las adicciones esclavizan: los obsesivos compulsivos sufren por ser compulsivamente ordenados, y los ansiosos por ser un manojo de nervios. Cualquiera sea la adicción, te impide disfrutar y vivir la vida en total libertad.
“El juego te hace caer muy abajo. La mentira se vuelve cotidiana y te desesperás cuando no tenés más dinero para seguir jugando. Yo llegué a robarle dinero a mi hija, cosas que jamás hubiera imaginado que podría llegar a hacer”. Es tan fuerte la compulsión que te saca del eje de la realidad. Perdés toda sensatez. “Tuve que vender un departamento que pertenecía a mis hijos sin que ellos lo supieran, pedí préstamos bancarios, y me metí en mil líos económicos. Cuando tuve que decirle a mis hijos lo que había hecho, fue terrible”.
Alba se tuvo que mudar y siguió jugando. “Un día me llamó mi hija. Le hablé rápido para que no escuchara el ruido de las maquinitas y le corté. Pero, sin querer, apreté el botón de llamada y mi hija escuchó todo. Al rato apareció mi hijo en la sala de juegos, se paro a mi lado y me quise morir”.
Mientras Alba pasaba horas y horas en las salas de juego, huía de sus responsabilidades y se alejaba de los que más la querían. Sus hijos le perdieron el respeto, se enojaron. Así se fue quedando sola, sin darse cuenta. No porque no la quisieran sino por el rechazo que ella, sin querer, generaba. “Mis hijos se enojaron, no podían entender por qué no paraba, ni siquiera yo podía entender que se trataba de una compulsión porque es un ciclo progresivo que va creciendo. El juego, como la banca, siempre gana y termina devastándote”.
Jugada final
Cuando pudo percibir la gravedad de la situación en la que estaba, Alba consultó a un terapeuta y fue a varias sesiones. No se trataba de un encuentro con un grupo de iguales sino de sesiones personales, cara a cara con el profesional. No funcionó. Averiguó entonces sobre otras terapias; tomó contacto con personas y entidades diversas y hasta llegó a escuchar una recomendación desconcertante: “Una terapeuta me dijo que siguiera jugando, ¡que esa era una forma más de ganar dinero!”.
Así, desesperada, siguió buscando hasta que llegó a Jugadores Anónimos Compulsivos. “Me di cuenta de que había un problema cuando ya no pude mentir más y al mismo tiempo tampoco era capaz de pasar un rato sin jugar. Tuve que admitir que estaba en peligro. Tomar conciencia de eso es lo primero. Ahí puede estar el principio de la solución”.
El clic de Alba, en realidad fue un crack. Literalmente. Se sentaba a jugar y de tanto que apretaba los dientes, por los nervios y la adrenalina, las muelas se le empezaron a romper. Ya había sufrido ataques de dolor en el nervio ciático por la falta de actividad física. El sedentarismo, producto de las horas y horas que pasaba sentada en las máquinas tragamonedas, la ruleta, el blackjack o el bingo fue afectando su salud. Cuando comenzó a sacarse las muelas y tirarlas, se paralizó: “Ahí tomé conciencia de que estaba mal. Entonces regresé a Jugadores Anónimos Compulsivos y desde ese momento, no volví a irme”.
La sanación
“Al principio, me sentía un monstruo. El juego me había destruido como persona y quería recuperar lo que había perdido. No se trataba del dinero sino de la dignidad, la autoestima. Y te sentís culpable por lo que generaste”. Para salir del pantano fue decisivo el apoyo del ámbito familiar. “Lo más normal es negar el problema, entonces necesitás que tu familia te apoye, porque solo no podés hacerlo”.
El papel de la familia en estos casos, su involucramiento, es clave. A los familiares también les cuesta aceptar la naturaleza del drama y comprender sus alcances. Por eso, cuando un ludópata inicia el tratamiento, es vital que la familia asista a una reunión con alguno de los coordinadores y conozca la verdadera situación en la que están implicados. Además, es la familia la que tiene que ocuparse del manejo del dinero hasta que la víctima supere la adicción.
Alba pasó por todo esto. Dos veces intentó volver a jugar. Ante las recaídas apareció la contención de su grupo. “Venía mal, me costaba sostener la abstinencia. En una de las recaídas, varios de mis compañeros de grupo se juntaron el fin de semana y nos quedamos todos juntos, nos hicimos compañía. Me dieron fuerzas. No es fácil. A lo mejor suena simple. ‘Nos juntamos y listo’. No, hay que estar, hay que escuchar, hay que decir, hay que darle ánimo al otro. Y confianza. Y al final resulta que el bajón pasa. Así me recuperé, así salí a flote. Parece imposible, pero no: realmente se puede salir”.
Más jugadoras que jugadores
Las causas. “El momento socio económico y cultural impone el entretenimiento y el consumo como respuestas a la angustia, a la sensación de vacío, el aburrimiento. El imperativo social es tener buena cara, pensamientos positivos, estar siempre bien. Soluciones rápidas, sin mucho esfuerzo. Estos mandatos, la proliferación de salas de juego, una predisposición familiar, un momento de vulnerabilidad (como una situación de pérdida) pueden llevar a alguien a que cruce ese umbral y que pase de jugador social a jugador compulsivo”, explica la licenciada Débora Blanca, una de las directoras de Entrelazar, Centro de investigación y tratamiento de la adicción al juego. Y agrega: “El jugador ya no es ese que buscaba el desafío, la adrenalina, el todo o nada sino alguien más bien deprimido, abúlico que necesita tapar agujeros, matar el tiempo, la soledad y hasta quizá, con un poquito de suerte, mejorar su situación económica. El juego funciona ahí como un antidepresivo”.
Mujeres. Distintas estadísticas indican que las mujeres prefieren jugar a la máquina tragamonedas, el más adictivo de los juegos, ya que produce un efecto autohipnótico, con sobresaturación de estímulos y adormecimiento de la voluntad. Ante la máquina, la jugadora se evade de todo lo que la angustia o le produce culpa. Eso es lo que va a buscar.
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Ser esposa de un jugador compulsivo
Una historia real.
“Habíamos estado casados 14 años y teníamos una empresa lechera exitosa. Además, yo tenía un buen trabajo en el Sistema de Servicio Social. Teníamos una casa recién remodelada con casi todo pagado, estábamos sanos y hacíamos viajes ocasionales a Disney con los niños. Por supuesto que nuestro matrimonio tenía problemas, que yo interpretaba como crisis de la mitad de la vida o las diferencias entre hombres y mujeres.
Los primeros signos
Probablemente su adicción al juego estuvo frente a mí mucho tiempo, pero yo no podía, o no quería verla: Cuando los cobradores llamaban a casa, dirigía las
llamadas a mi esposo. Más tarde, varios directivos de instituciones financieras locales de nuestras cuentas llamaron para decir que había rumores de que
estábamos involucrados en apuestas. Cuando le pregunté a mi esposo por qué nunca me dijo nada, respondió que creía que yo ya sabía. Muchos de nuestros acreedores no estaban preocupados porque yo tenía un salario profesional y creían que con el tiempo pagaríamos las cuentas. Mientras lidiábamos con préstamos y deudas todo el tiempo, ellos entendían tan poco como yo acerca del juego compulsivo y todo lo que conlleva.
Vivir con un jugador compulsivo
En sólo unos meses, los niños y yo nos enfrentamos a varias realidades:
La repentina aparición de numerosas tarjetas de crédito con mi nombre como titular principal, que se habían obtenido a través de aplicaciones por correo.
Mientras que los acreedores ampliaban el crédito sin verificar la identidad, no estaban dispuestos a perdonarme las deudas, a pesar de que los cargos
estaban claramente relacionados con casinos.
Mudarnos de nuestra casa y regresar con un actuario para ver si podíamos recuperar algo.
Regalar el perro de la familia.
Tener que cambiar a los niños de escuela.
Violencia familiar.
Tener un tutor designado por el tribunal para mis hijos.
Cambiar los beneficiarios de nuestros seguros de vida
Perder la confianza de mis padres.
Tratar de negociar ante la ejecución de la hipoteca de nuestra casa.
Explicar a los niños por qué no podríamos vivir en nuestra casa, nunca más.
Tratar de explicar y convencer a los niños que no fue su culpa.
Tener amigos y familiares diciéndome que están sorprendidos de que yo haya permitido que esto sucediera, y tener que tratar de ser amable con ellos.
Hablar con los terapeutas, médicos y especialistas, para tratar de entender lo que estaba pasando.
Viajes a casinos y bancos para rastrear los fondos de la familia.
Pérdida significativa de peso y de pelo además de vómitos constantes debido al estrés.
Los viajes a las casas de empeño para tratar de encontrar mis joyas.
No más clases de piano, de natación o cursos de verano.
Insomnio / depresión.
Tratar de encontrar dónde vivir, empacar, mudarse y desempacar.
Divorcio.
Quiebra.
Nuestro nombre en el periódico local en la sección de la delincuencia.
Cinco años después, sigo pagando altas tasas de interés sobre los préstamos que soy capaz de conseguir debido a la quiebra.
En ese momento, no había ninguna consideración para nuestra familia porque nuestro jugador no estaba en tratamiento.
Y la lista sigue…
El juego compulsivo nos sigue afectando a mí y a mis hijos, incluso 5 años después de la crisis. Nuestro trabajo es seguir adelante y movernos con lo que
tenemos. Poco a poco nos hemos recuperando, y hoy un pequeño perro es parte de nuestra modesta familia. Vivimos unos por los otros, y somos una versión de la felicidad que se adquiere después del largo y doloroso camino de la recuperación”.
Una historia real.
“Habíamos estado casados 14 años y teníamos una empresa lechera exitosa. Además, yo tenía un buen trabajo en el Sistema de Servicio Social. Teníamos una casa recién remodelada con casi todo pagado, estábamos sanos y hacíamos viajes ocasionales a Disney con los niños. Por supuesto que nuestro matrimonio tenía problemas, que yo interpretaba como crisis de la mitad de la vida o las diferencias entre hombres y mujeres.
Los primeros signos
Probablemente su adicción al juego estuvo frente a mí mucho tiempo, pero yo no podía, o no quería verla: Cuando los cobradores llamaban a casa, dirigía las
llamadas a mi esposo. Más tarde, varios directivos de instituciones financieras locales de nuestras cuentas llamaron para decir que había rumores de que
estábamos involucrados en apuestas. Cuando le pregunté a mi esposo por qué nunca me dijo nada, respondió que creía que yo ya sabía. Muchos de nuestros acreedores no estaban preocupados porque yo tenía un salario profesional y creían que con el tiempo pagaríamos las cuentas. Mientras lidiábamos con préstamos y deudas todo el tiempo, ellos entendían tan poco como yo acerca del juego compulsivo y todo lo que conlleva.
Vivir con un jugador compulsivo
En sólo unos meses, los niños y yo nos enfrentamos a varias realidades:
La repentina aparición de numerosas tarjetas de crédito con mi nombre como titular principal, que se habían obtenido a través de aplicaciones por correo.
Mientras que los acreedores ampliaban el crédito sin verificar la identidad, no estaban dispuestos a perdonarme las deudas, a pesar de que los cargos
estaban claramente relacionados con casinos.
Mudarnos de nuestra casa y regresar con un actuario para ver si podíamos recuperar algo.
Regalar el perro de la familia.
Tener que cambiar a los niños de escuela.
Violencia familiar.
Tener un tutor designado por el tribunal para mis hijos.
Cambiar los beneficiarios de nuestros seguros de vida
Perder la confianza de mis padres.
Tratar de negociar ante la ejecución de la hipoteca de nuestra casa.
Explicar a los niños por qué no podríamos vivir en nuestra casa, nunca más.
Tratar de explicar y convencer a los niños que no fue su culpa.
Tener amigos y familiares diciéndome que están sorprendidos de que yo haya permitido que esto sucediera, y tener que tratar de ser amable con ellos.
Hablar con los terapeutas, médicos y especialistas, para tratar de entender lo que estaba pasando.
Viajes a casinos y bancos para rastrear los fondos de la familia.
Pérdida significativa de peso y de pelo además de vómitos constantes debido al estrés.
Los viajes a las casas de empeño para tratar de encontrar mis joyas.
No más clases de piano, de natación o cursos de verano.
Insomnio / depresión.
Tratar de encontrar dónde vivir, empacar, mudarse y desempacar.
Divorcio.
Quiebra.
Nuestro nombre en el periódico local en la sección de la delincuencia.
Cinco años después, sigo pagando altas tasas de interés sobre los préstamos que soy capaz de conseguir debido a la quiebra.
En ese momento, no había ninguna consideración para nuestra familia porque nuestro jugador no estaba en tratamiento.
Y la lista sigue…
El juego compulsivo nos sigue afectando a mí y a mis hijos, incluso 5 años después de la crisis. Nuestro trabajo es seguir adelante y movernos con lo que
tenemos. Poco a poco nos hemos recuperando, y hoy un pequeño perro es parte de nuestra modesta familia. Vivimos unos por los otros, y somos una versión de la felicidad que se adquiere después del largo y doloroso camino de la recuperación”.
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
En el camino con Jugadores Anonimos
Mientras iba salvajemente jugando compulsivamente, llegué a J.A hace muchas 24 horas.
Después de varios años de asistir a varias reuniones a la semana, alcancé el nivel de mantenimiento de una reunión a la semana, que me da serenidad y una abstinencia estable.
Hace cuatro años me mudé al Japón, donde viví durante casi tres años en una ciudad donde no había reuniones de J.A.
Después de uno años de luchar sola, recaí. Me di cuenta de que no asistir a reuniones me estaba hundiendo más profundamente en la compulsión por la apuesta, en perder sumas importantes de dinero y en el odio a mi misma. Estuve completamente dispuesta a dejar que Dios me utilizara para empezar una reunión. Mi Poder Superior me facilitó un lugar para las reuniones, y la Oficina Mundial me facilitó un juego de material para empezar. En unos días estuve dispuesta a dejar de apostar, y en unos pocos meses logre entrar en abstinencia mientras volvía la serenidad y la autoestima.
Sin embargo, la mayoría de las semanas me sentaba sola en la habitación, leyendo en voz alta el formato de reuniones y estudiando los Lifelines que me enviaba mi antigua madrina de los EEUU. Entonces fue cuando leí acerca del programa de padrinos por correo.
Escribí a la Oficina Mundial, que me puso en contacto con una madrina en Tailandia.
Me ayudó a trabajar los Pasos en el Libro de Trabajo de los Pasos, cubriendo un paso cada mes.
En 1998 dejé el Japón, esperando volver en seis meses. Dejar un entorno seguro con un programa que trabajaba para enfrentarme a meses en la carretera me asustaba. Entonces mi PS me dio la brillante idea de asistir a una reunión donde quiera que viajase.
Visité reuniones de varias formas y tamaños e incluso dirigí algunas.
Mientras viajaba continuaba enviando mi trabajo a mi madrina por correo. Luego ella se fue de Tailandia y tuvo que dejar el apadrinamiento
Según mi esperanza de volver al Japón se difuminaba, empecé a apostar por la frustración y la incertidumbre.
Iba de cabeza al desastre. Sabía que la estabilidad de una madrina era esencial para mi recuperación continuada.
Tuve una madrina por e-mail durante un tiempo, que me ayudó a valorar mis elecciones sanas en medio de una transición constante.
Por fin, regresé a EEUU. En mi primera reunión en esta pequeña ciudad encontré la madrina de mis sueños.
Ella es dura, aunque no abrasiva; firme, pero no controla. Por primera vez he podido e incluso deseado escribir mi plan diario y comentarla por teléfono todos los días.
Junto con una disposición para hacer lo que mi madrina me sugiere hacer, he disfrutado de un enorme progreso al volver a trabajar los Pasos.
Estoy siendo liberada de defectos de carácter, las relaciones con mis compañeros están mejorando, y mis amigos han hecho comentarios acerca del desarrollo de mi carácter. Sin embargo, funciona si lo trabajo, donde sea que lo trabaje y con quien sea que lo trabaje, mientras mi Poder Superior esté al mando y yo esté dispuesta a llegar a donde sea.
Gracias, Dios, y gracias a todos vosotros por estar en vuestras reuniones y apoyar a la Oficina Mundial, que me ayudó a empezar una reunión y me puso en contacto con una madrina por correo.
Como decimos al final de una de nuestras reuniones locales:
"Funciona si lo trabajas, y tu ¡vales la pena el esfuerzo!"
(G.T., Washington State. Lifeline)
Mientras iba salvajemente jugando compulsivamente, llegué a J.A hace muchas 24 horas.
Después de varios años de asistir a varias reuniones a la semana, alcancé el nivel de mantenimiento de una reunión a la semana, que me da serenidad y una abstinencia estable.
Hace cuatro años me mudé al Japón, donde viví durante casi tres años en una ciudad donde no había reuniones de J.A.
Después de uno años de luchar sola, recaí. Me di cuenta de que no asistir a reuniones me estaba hundiendo más profundamente en la compulsión por la apuesta, en perder sumas importantes de dinero y en el odio a mi misma. Estuve completamente dispuesta a dejar que Dios me utilizara para empezar una reunión. Mi Poder Superior me facilitó un lugar para las reuniones, y la Oficina Mundial me facilitó un juego de material para empezar. En unos días estuve dispuesta a dejar de apostar, y en unos pocos meses logre entrar en abstinencia mientras volvía la serenidad y la autoestima.
Sin embargo, la mayoría de las semanas me sentaba sola en la habitación, leyendo en voz alta el formato de reuniones y estudiando los Lifelines que me enviaba mi antigua madrina de los EEUU. Entonces fue cuando leí acerca del programa de padrinos por correo.
Escribí a la Oficina Mundial, que me puso en contacto con una madrina en Tailandia.
Me ayudó a trabajar los Pasos en el Libro de Trabajo de los Pasos, cubriendo un paso cada mes.
En 1998 dejé el Japón, esperando volver en seis meses. Dejar un entorno seguro con un programa que trabajaba para enfrentarme a meses en la carretera me asustaba. Entonces mi PS me dio la brillante idea de asistir a una reunión donde quiera que viajase.
Visité reuniones de varias formas y tamaños e incluso dirigí algunas.
Mientras viajaba continuaba enviando mi trabajo a mi madrina por correo. Luego ella se fue de Tailandia y tuvo que dejar el apadrinamiento
Según mi esperanza de volver al Japón se difuminaba, empecé a apostar por la frustración y la incertidumbre.
Iba de cabeza al desastre. Sabía que la estabilidad de una madrina era esencial para mi recuperación continuada.
Tuve una madrina por e-mail durante un tiempo, que me ayudó a valorar mis elecciones sanas en medio de una transición constante.
Por fin, regresé a EEUU. En mi primera reunión en esta pequeña ciudad encontré la madrina de mis sueños.
Ella es dura, aunque no abrasiva; firme, pero no controla. Por primera vez he podido e incluso deseado escribir mi plan diario y comentarla por teléfono todos los días.
Junto con una disposición para hacer lo que mi madrina me sugiere hacer, he disfrutado de un enorme progreso al volver a trabajar los Pasos.
Estoy siendo liberada de defectos de carácter, las relaciones con mis compañeros están mejorando, y mis amigos han hecho comentarios acerca del desarrollo de mi carácter. Sin embargo, funciona si lo trabajo, donde sea que lo trabaje y con quien sea que lo trabaje, mientras mi Poder Superior esté al mando y yo esté dispuesta a llegar a donde sea.
Gracias, Dios, y gracias a todos vosotros por estar en vuestras reuniones y apoyar a la Oficina Mundial, que me ayudó a empezar una reunión y me puso en contacto con una madrina por correo.
Como decimos al final de una de nuestras reuniones locales:
"Funciona si lo trabajas, y tu ¡vales la pena el esfuerzo!"
(G.T., Washington State. Lifeline)
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Cambio De Melodía
Como miembro de una compañía de músicos en gira, estaba tocando una noche oscura de noviembre en un castillo a las afueras de Múnich, en Alemania.
Todas las decisiones sobre comida, viajes y alojamientos habían sido tomadas por otras personas y yo había encontrado más y más difícil planear mis movimientos etc, debido a la desorganización de la gira.
Me estaba sintiendo muy inestable, había salido a tocar mi instrumento para poder orar en algún lugar con privacidad. Mi soledad se vio interrumpida por algunos compañeros, informándome de que la cena antes del concierto había sido cancelada. Tendríamos que esperar para cenar hasta después del concierto, siempre y cuando encontráramos algún restaurante abierto.
Después de una semana de hechos parecidos, era demasiado para mi.
Mi plan de diario arruinado, empecé a llorar. Después de una discusión emocional, el organizador entendió mi necesidad de poder planear mi solo por hoy y estuvo de acuerdo en tratar de mejorar las cosas durante las restantes semanas.
Esa noche crucé la línea. Había sido llevada al punto de no poder realizar mi planificación. Tuve que dejarlo , en manos de Dios tal como yo lo entendía.
En ese punto, rehíce mi plan de diario para lo que quedaba de la gira . Deje de preocuparme de las apuestas que rondaban en mi cabeza y cuando pasaba cerca de establecimientos donde se relizan apuestas. Ya que no podía llamar a nadie de mi país, escribí a una amiga de JA sobre la decisión que había tomado.
Había traído las direcciones de las reuniones de la Región 9, pero después de varios números equivocados, sobre todo por que yo no hablo alemán, había ya renunciado a poder contactar con un grupo de JA en Alemania o ir a una reunión en algún lugar lo bastante próximo a la zona de Bavaria, donde yo estaba alojado.
La gira por fin terminó y volví a mi casa en Inglaterra. Estaba exhausta y todavía tenía que hacer frente a la fiesta de Navidad que se acercaba. Pero primero quiero compartir los resultados de aquel día en Múnich.
En enero, estaba firme en abstinecia, incluso no habiendo hecho nada, excepto entregar mi ludopatía a mi Poder Superior y planficar mi dia a dia.
Esta experiencia me ha dado mucha esperanza, una seguridad de que el programa funciona y la convicción de que Dios, tal como yo lo concibo me cuida incluso cuando yo no puedo hacerlo por mi misma.
Inglaterra.
Como miembro de una compañía de músicos en gira, estaba tocando una noche oscura de noviembre en un castillo a las afueras de Múnich, en Alemania.
Todas las decisiones sobre comida, viajes y alojamientos habían sido tomadas por otras personas y yo había encontrado más y más difícil planear mis movimientos etc, debido a la desorganización de la gira.
Me estaba sintiendo muy inestable, había salido a tocar mi instrumento para poder orar en algún lugar con privacidad. Mi soledad se vio interrumpida por algunos compañeros, informándome de que la cena antes del concierto había sido cancelada. Tendríamos que esperar para cenar hasta después del concierto, siempre y cuando encontráramos algún restaurante abierto.
Después de una semana de hechos parecidos, era demasiado para mi.
Mi plan de diario arruinado, empecé a llorar. Después de una discusión emocional, el organizador entendió mi necesidad de poder planear mi solo por hoy y estuvo de acuerdo en tratar de mejorar las cosas durante las restantes semanas.
Esa noche crucé la línea. Había sido llevada al punto de no poder realizar mi planificación. Tuve que dejarlo , en manos de Dios tal como yo lo entendía.
En ese punto, rehíce mi plan de diario para lo que quedaba de la gira . Deje de preocuparme de las apuestas que rondaban en mi cabeza y cuando pasaba cerca de establecimientos donde se relizan apuestas. Ya que no podía llamar a nadie de mi país, escribí a una amiga de JA sobre la decisión que había tomado.
Había traído las direcciones de las reuniones de la Región 9, pero después de varios números equivocados, sobre todo por que yo no hablo alemán, había ya renunciado a poder contactar con un grupo de JA en Alemania o ir a una reunión en algún lugar lo bastante próximo a la zona de Bavaria, donde yo estaba alojado.
La gira por fin terminó y volví a mi casa en Inglaterra. Estaba exhausta y todavía tenía que hacer frente a la fiesta de Navidad que se acercaba. Pero primero quiero compartir los resultados de aquel día en Múnich.
En enero, estaba firme en abstinecia, incluso no habiendo hecho nada, excepto entregar mi ludopatía a mi Poder Superior y planficar mi dia a dia.
Esta experiencia me ha dado mucha esperanza, una seguridad de que el programa funciona y la convicción de que Dios, tal como yo lo concibo me cuida incluso cuando yo no puedo hacerlo por mi misma.
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
jose luis r .jugador compulsivo en vias de recuperación.
Villa Carlos Paz. Una noche de febrero de 2010, Mario se jugó la vida en el Casino de Carlos Paz. En la ruleta, tiró los últimos ahorros que había juntado de las cobranzas de la empresa para la que trabajaba. Mario tiene 57 años y jugó desde los 20 a “todo”. Desesperado, esa madrugada salió con su auto. Cuenta que llegó hasta el paredón del dique San Roque decidido a quitarse la vida. Algo lo detuvo. Se subió al auto y volvió a su casa de Córdoba. La idea de terminar con esa compulsión al juego que lo acorralaba seguía firme en su mente. Una charla con un amigo y el pedido de su hija lo hicieron retroceder.
“Ese día mi hija mayor bajó de Internet un material de Jugadores Anónimos, me trajo un e-mail con la dirección y me presenté a los pocos días. Allí empezó mi recuperación”, relató.
Sin sol. Atardece en Carlos Paz pero dentro de la sala del Casino parece que afuera ya es de madrugada. La sala está completamente iluminada pero por ningún lugar entra el sol. No hay noción del día o de la noche. No hay noción de tiempo. Sólo máquinas tragamonedas, ruletas y mesas de juegos de cartas.
Una señora de unos 70 años avanza despacio ayudada por un bastón. Tiene un vaso de plástico, de los que se utilizan para llevar las fichas de las tragamonedas. El promedio de edad de los jugadores de slots podría sacarse de un vistazo. A la hora de la visita de este periodista, la mayoría son mujeres, mayores de 60. Los hombres prefieren las mesas donde “se juega más”.
Hay cábalas. Gente que se pasa las manos por los genitales, se tapa los oídos o lleva extrañas bolsitas.
José (nombre de ficción porque el real se preserva) trabaja como seguridad en una de las dos salas de Carlos Paz. Tiene muchas historias para contar. Dice que hasta vio morir gente, en medio del frenesí que provoca el juego.
La adrenalina puede verse en los rituales. Un hombre de 50 años pasa la mano sobre la esfinge egipcia que le aparece en la pantalla. La frota como pidiéndole suerte cuando aprieta el botón para que gire la maquinita que le traga sus monedas.
“He visto enfermos con mochilas de oxígeno jugando en las slots ”, contó José. “Hubo un caso de un hombre jugando a la ruleta, que iba ganando y le dio un paro cardíaco. Le hicieron rehabilitación pero no pudieron sacarlo del paro. Al lado, la gente seguía jugando”.
La ocupación de cada máquina en los días de mucho público suele generar problemas en los que debe intervenir el personal de seguridad.
También hay mujeres que dejan a sus hijos pequeños en sus autos. “Una vez una mujer llevó a su madre de avanzada edad y la hizo sentar a un costado. La tuvieron que ir a buscar porque su madre se había descompuesto”, apuntó.
También hay mujeres que salen a hacer las compras o a pagar cuentas y hacen un paso por las “maquinitas”.
Está claro –y fue tema de un informe publicado por este diario– que no son los turistas sino los propios habitantes de cada ciudad o zona con salas de juego los que predominan en el balance anual de apostadores.
Desde diciembre al mes pasado, la Municipalidad de Carlos Paz recibió 1.821.235 pesos como canon por las tragamonedas (el tres por ciento de la recaudación bruta). Es el municipio que más percibe en este concepto, según datos de Lotería de Córdoba.
En el mismo período de cinco meses, Río Cuarto recibió 640 mil pesos; Río Ceballos, 612 mil y Alta Gracia, 607 mil pesos. En Córdoba hay 17 localidades con slots , todas explotadas por la empresa CET.
Sin atención. El secretario de Salud de Carlos Paz, Alejandro Luchessi, interpretó que muchas personas establecen en el juego un “escapismo” de la realidad. “No es que estén propensos por la cercanía de una sala de juego, sino que hay una predisposición personal que lo determina”, opinó. “No es una situación de oferta de juego con la cantidad de ludópatas que puede haber en una ciudad”, acotó. “El municipio atiende en general a personas con conductas compulsivas, en lo que fuere, en el servicio de salud mental del hospital local y de manera gratuita”, apuntó.
Mónica Cohen es representante en Carlos Paz de la Fundación Nacional de Ayuda y Rehabilitación (Fundar) y dirige la revista Adicciones . Aseguró que aquí está “muy instalada” la ludopatía aunque no puede determinar si se da por la oferta de juego existente.
“Estamos relacionados con gente que sufre esta problemática”, indicó tras marcar que hay casos en que una adicción lleva a otra: “A veces tienen controlada la adicción a la droga, pero se van hacia otro lado que puede ser el juego”.
Cohen marcó que en Carlos Paz no existe asistencia para las adicciones. “Institucionalmente no hay nada. Y como ONG, para el juego existen grupos de autoayuda como Jugadores Anónimos, pero no en esta ciudad”, añadió.
Mario, de Córdoba capital, concurre allí a Jugadores Anónimos desde febrero de 2010. “La fuerza de voluntad sola no alcanza, necesitás contención de un grupo”, dice el ex jugador, que remarca que asiste gente “de todas las clases sociales”.
“El hecho de abrir un grupo en cada lugar donde hay salas de juego sería bárbaro”, opinó.
Jugadores Anónimos. En la ciudad de Córdoba, funciona los lunes en Independencia 1141, los miércoles y viernes en la Iglesia de la Inmaculada, y los jueves en Caseros 141, siempre de 19 a 21
Villa Carlos Paz. Una noche de febrero de 2010, Mario se jugó la vida en el Casino de Carlos Paz. En la ruleta, tiró los últimos ahorros que había juntado de las cobranzas de la empresa para la que trabajaba. Mario tiene 57 años y jugó desde los 20 a “todo”. Desesperado, esa madrugada salió con su auto. Cuenta que llegó hasta el paredón del dique San Roque decidido a quitarse la vida. Algo lo detuvo. Se subió al auto y volvió a su casa de Córdoba. La idea de terminar con esa compulsión al juego que lo acorralaba seguía firme en su mente. Una charla con un amigo y el pedido de su hija lo hicieron retroceder.
“Ese día mi hija mayor bajó de Internet un material de Jugadores Anónimos, me trajo un e-mail con la dirección y me presenté a los pocos días. Allí empezó mi recuperación”, relató.
Sin sol. Atardece en Carlos Paz pero dentro de la sala del Casino parece que afuera ya es de madrugada. La sala está completamente iluminada pero por ningún lugar entra el sol. No hay noción del día o de la noche. No hay noción de tiempo. Sólo máquinas tragamonedas, ruletas y mesas de juegos de cartas.
Una señora de unos 70 años avanza despacio ayudada por un bastón. Tiene un vaso de plástico, de los que se utilizan para llevar las fichas de las tragamonedas. El promedio de edad de los jugadores de slots podría sacarse de un vistazo. A la hora de la visita de este periodista, la mayoría son mujeres, mayores de 60. Los hombres prefieren las mesas donde “se juega más”.
Hay cábalas. Gente que se pasa las manos por los genitales, se tapa los oídos o lleva extrañas bolsitas.
José (nombre de ficción porque el real se preserva) trabaja como seguridad en una de las dos salas de Carlos Paz. Tiene muchas historias para contar. Dice que hasta vio morir gente, en medio del frenesí que provoca el juego.
La adrenalina puede verse en los rituales. Un hombre de 50 años pasa la mano sobre la esfinge egipcia que le aparece en la pantalla. La frota como pidiéndole suerte cuando aprieta el botón para que gire la maquinita que le traga sus monedas.
“He visto enfermos con mochilas de oxígeno jugando en las slots ”, contó José. “Hubo un caso de un hombre jugando a la ruleta, que iba ganando y le dio un paro cardíaco. Le hicieron rehabilitación pero no pudieron sacarlo del paro. Al lado, la gente seguía jugando”.
La ocupación de cada máquina en los días de mucho público suele generar problemas en los que debe intervenir el personal de seguridad.
También hay mujeres que dejan a sus hijos pequeños en sus autos. “Una vez una mujer llevó a su madre de avanzada edad y la hizo sentar a un costado. La tuvieron que ir a buscar porque su madre se había descompuesto”, apuntó.
También hay mujeres que salen a hacer las compras o a pagar cuentas y hacen un paso por las “maquinitas”.
Está claro –y fue tema de un informe publicado por este diario– que no son los turistas sino los propios habitantes de cada ciudad o zona con salas de juego los que predominan en el balance anual de apostadores.
Desde diciembre al mes pasado, la Municipalidad de Carlos Paz recibió 1.821.235 pesos como canon por las tragamonedas (el tres por ciento de la recaudación bruta). Es el municipio que más percibe en este concepto, según datos de Lotería de Córdoba.
En el mismo período de cinco meses, Río Cuarto recibió 640 mil pesos; Río Ceballos, 612 mil y Alta Gracia, 607 mil pesos. En Córdoba hay 17 localidades con slots , todas explotadas por la empresa CET.
Sin atención. El secretario de Salud de Carlos Paz, Alejandro Luchessi, interpretó que muchas personas establecen en el juego un “escapismo” de la realidad. “No es que estén propensos por la cercanía de una sala de juego, sino que hay una predisposición personal que lo determina”, opinó. “No es una situación de oferta de juego con la cantidad de ludópatas que puede haber en una ciudad”, acotó. “El municipio atiende en general a personas con conductas compulsivas, en lo que fuere, en el servicio de salud mental del hospital local y de manera gratuita”, apuntó.
Mónica Cohen es representante en Carlos Paz de la Fundación Nacional de Ayuda y Rehabilitación (Fundar) y dirige la revista Adicciones . Aseguró que aquí está “muy instalada” la ludopatía aunque no puede determinar si se da por la oferta de juego existente.
“Estamos relacionados con gente que sufre esta problemática”, indicó tras marcar que hay casos en que una adicción lleva a otra: “A veces tienen controlada la adicción a la droga, pero se van hacia otro lado que puede ser el juego”.
Cohen marcó que en Carlos Paz no existe asistencia para las adicciones. “Institucionalmente no hay nada. Y como ONG, para el juego existen grupos de autoayuda como Jugadores Anónimos, pero no en esta ciudad”, añadió.
Mario, de Córdoba capital, concurre allí a Jugadores Anónimos desde febrero de 2010. “La fuerza de voluntad sola no alcanza, necesitás contención de un grupo”, dice el ex jugador, que remarca que asiste gente “de todas las clases sociales”.
“El hecho de abrir un grupo en cada lugar donde hay salas de juego sería bárbaro”, opinó.
Jugadores Anónimos. En la ciudad de Córdoba, funciona los lunes en Independencia 1141, los miércoles y viernes en la Iglesia de la Inmaculada, y los jueves en Caseros 141, siempre de 19 a 21
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Hola, JGM quisiera que me escribieras ya que según puedo deducir, tienes gran experiencia en cómo salir de este mal, no sé por que soy uno de estos, a mi alrededor no veo quien tenga este mal y yo estoy a punto de perder mi familia y todo por este mal. me duele mucho y quisiera ser un niño, como mi hijo qque no pueda hacer nada por si mismo porque lo que hago termina en los casinos ayúdeme con sus comentarios por favor que me siento fatal con lo que hago. El problema del ludópata es afrontar las consecuencias económicas, usted lo sabe y eso es lo que no me hará dormir por varios días, adiós
axelito- Usuario
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Muy buenos relatos, agradecido, nos hace reflexionar, gracias
axelito- Usuario
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Me llamo Estela Jugadora Compulsiva en vías de recuperación.
Comparto mi testimonio de vida. Lo titulare Ansiedad.
La toma de conciencia comenzó a las 6.00 am de un Lunes, cuando desperté, después de haber pasado una noche horrible, a causa de algunas pesadillas. Es que esa mañana debería pasar por un examen con el jefe de personal de una empresa, para ver si era aceptada en un nuevo empleo. Yo no podía entender porque esa situación me producía tanta angustia.
Me levante y de repente sentí nauseas. Más tarde, en el camino desde mi casa hasta el trabajo, comenzaron a atormentarme unos retorcijones en el estómago, seguidos de una inesperada molesta diarrea. A esto se sumaba que me dolía fuertemente la cabeza…..
Cuando hable con mi esposo por teléfono y le conté lo que me pasaba, el me dijo que estaba somatizando los nervios, y que no era para tanto.
Yo sabía que no era tan importante, pues el trabajo, prácticamente y a me lo habían otorgado a mí, y me preguntaba por qué me ponía tan nerviosa ante una simple entrevista.
Una vez en la empresa y mientras esperaba mi turno para el encuentro con quien me entrevistaría, tuve que hacer “repetidas visitas” al baño.
Finalmente, tuve la audiencia y fui aceptada enseguida. Pero, al regresar a mi casa, mis piernas aún temblaban, y me sentía agotada.
Entonces, decidí, ponerme en oración para entregar, como nos transmite el programa de Jugadores Anónimos, la carga que tanto me pesaba y tratar de escuchar a Dios, o el Ser Superior.
En mi casa hay un lugar al que le llamo rincón de oración, donde repetidamente y día a día llevo a cabo mis oraciones y meditaciones. Es mi rincón de refugio.
Le pedía a Dios que me diera luz para comprender porque siempre tenía esa reacción desmesurada y cargada de ansiedad en situaciones similares.
Al rato, comencé a darme cuenta de que esto solía sucederme cada vez que debía presentarme ante otra persona y que, de algún modo, debía rendir examen nuevamente o que tenía que defender una posición o pensamiento.
De pronto, recordé (mejor decir que escuche la voluntad de Dios que trajo a mi memoria) aquello que me causaba tanta angustia.
Cuando era niña había que tenido que dar un examen oral de ingles delante de mis compañeras y, a pesar de que sabía muchísimo, en un momento me confundí, y la profesora se rió de mí y se burló.
Me sentí humillada que lo único que estaba deseando era desaparecer.
De este modo, comprendí que Dios me estaba mostrando el origen de la ansiedad y de algunas pequeñas fobias cotidianas. Pues, ante, situaciones de entrevista o examen, me sentía como niña herida, humillada, en un estado de vulnerabilidad extrema, manifestándolo con reacciones físicas y en mi forma de relacionarme con los demás.
Gracias a lo aprendido en con el programa de J.A y a la oración, mi Dios me ha ayudado a perdonar a esa profesora y me está liberando de esos temores que tenia guardados y que producían tanta ansiedad.
Conclusiones: este hermoso testimonio que Estela nos compartió enseña algunos pasos a dar, para descubrir reacciones fóbicas y malestares físicos y/o el origen de la ansiedad. Estos pasos deben necesariamente transitar el camino de la oración perseverante y de la escucha sobre lo que Dios o el Ser Superior que cada uno conciba, sobre una herida de nuestra historia aún no sanada.
La ansiedad (del latín anxietas, angustia, aflicción) puede definirse como un estado desagradable de temor, caracterizado por un sentimiento de alerta, de estar en tensión, lo cual es vivido como una anticipación de algo que se cree está por suceder pronto y que a uno lo supera o desbordará.
La ansiedad de un sentimiento de recelo o miedo, que impide que uno se desempeñe normalmente en su trabajo o tareas cotidianas.
La fuente de este desosiego no siempre se ve fácilmente, ni tampoco se reconoce automáticamente la raíz que alimente la ansiedad.
En el caso de Estela, que experimentó la ansiedad hasta alcanzar una sensación repentina de pánico incontrolable, se ve con claridad como estas reacciones eran producidas, al evocar inconscientemente el recuerdo de un evento traumático sufrido en la niñez. Ese hecho concreto en su historia era la raíz contaminante de su sistema nervioso.
Todos los seres humanos experimentamos, en algún momento de nuestra vida, esa sensación con variantes de intensidad. El problema se da cuando la ansiedad se prolonga e intensifica en el tiempo, pues va generando diversos bloqueos en la persona que le impiden llevar una vida normal.
De aquí que, ante cualquier situación que nos provoca excesiva tensión o ansiedad, deberíamos, como Estela, tomarnos el tiempo para preguntarle a Dios o nuestro Ser Superior las causas, pues posiblemente nuestra mente este evocando un acontecimiento traumático que, por tener características similares a lo que estamos viviendo en el presente o lo que tendremos que hacer en un futuro cercano o remoto, nos hace experimientar los efectos de una herida aún no sanada.
Comparto mi testimonio de vida. Lo titulare Ansiedad.
La toma de conciencia comenzó a las 6.00 am de un Lunes, cuando desperté, después de haber pasado una noche horrible, a causa de algunas pesadillas. Es que esa mañana debería pasar por un examen con el jefe de personal de una empresa, para ver si era aceptada en un nuevo empleo. Yo no podía entender porque esa situación me producía tanta angustia.
Me levante y de repente sentí nauseas. Más tarde, en el camino desde mi casa hasta el trabajo, comenzaron a atormentarme unos retorcijones en el estómago, seguidos de una inesperada molesta diarrea. A esto se sumaba que me dolía fuertemente la cabeza…..
Cuando hable con mi esposo por teléfono y le conté lo que me pasaba, el me dijo que estaba somatizando los nervios, y que no era para tanto.
Yo sabía que no era tan importante, pues el trabajo, prácticamente y a me lo habían otorgado a mí, y me preguntaba por qué me ponía tan nerviosa ante una simple entrevista.
Una vez en la empresa y mientras esperaba mi turno para el encuentro con quien me entrevistaría, tuve que hacer “repetidas visitas” al baño.
Finalmente, tuve la audiencia y fui aceptada enseguida. Pero, al regresar a mi casa, mis piernas aún temblaban, y me sentía agotada.
Entonces, decidí, ponerme en oración para entregar, como nos transmite el programa de Jugadores Anónimos, la carga que tanto me pesaba y tratar de escuchar a Dios, o el Ser Superior.
En mi casa hay un lugar al que le llamo rincón de oración, donde repetidamente y día a día llevo a cabo mis oraciones y meditaciones. Es mi rincón de refugio.
Le pedía a Dios que me diera luz para comprender porque siempre tenía esa reacción desmesurada y cargada de ansiedad en situaciones similares.
Al rato, comencé a darme cuenta de que esto solía sucederme cada vez que debía presentarme ante otra persona y que, de algún modo, debía rendir examen nuevamente o que tenía que defender una posición o pensamiento.
De pronto, recordé (mejor decir que escuche la voluntad de Dios que trajo a mi memoria) aquello que me causaba tanta angustia.
Cuando era niña había que tenido que dar un examen oral de ingles delante de mis compañeras y, a pesar de que sabía muchísimo, en un momento me confundí, y la profesora se rió de mí y se burló.
Me sentí humillada que lo único que estaba deseando era desaparecer.
De este modo, comprendí que Dios me estaba mostrando el origen de la ansiedad y de algunas pequeñas fobias cotidianas. Pues, ante, situaciones de entrevista o examen, me sentía como niña herida, humillada, en un estado de vulnerabilidad extrema, manifestándolo con reacciones físicas y en mi forma de relacionarme con los demás.
Gracias a lo aprendido en con el programa de J.A y a la oración, mi Dios me ha ayudado a perdonar a esa profesora y me está liberando de esos temores que tenia guardados y que producían tanta ansiedad.
Conclusiones: este hermoso testimonio que Estela nos compartió enseña algunos pasos a dar, para descubrir reacciones fóbicas y malestares físicos y/o el origen de la ansiedad. Estos pasos deben necesariamente transitar el camino de la oración perseverante y de la escucha sobre lo que Dios o el Ser Superior que cada uno conciba, sobre una herida de nuestra historia aún no sanada.
La ansiedad (del latín anxietas, angustia, aflicción) puede definirse como un estado desagradable de temor, caracterizado por un sentimiento de alerta, de estar en tensión, lo cual es vivido como una anticipación de algo que se cree está por suceder pronto y que a uno lo supera o desbordará.
La ansiedad de un sentimiento de recelo o miedo, que impide que uno se desempeñe normalmente en su trabajo o tareas cotidianas.
La fuente de este desosiego no siempre se ve fácilmente, ni tampoco se reconoce automáticamente la raíz que alimente la ansiedad.
En el caso de Estela, que experimentó la ansiedad hasta alcanzar una sensación repentina de pánico incontrolable, se ve con claridad como estas reacciones eran producidas, al evocar inconscientemente el recuerdo de un evento traumático sufrido en la niñez. Ese hecho concreto en su historia era la raíz contaminante de su sistema nervioso.
Todos los seres humanos experimentamos, en algún momento de nuestra vida, esa sensación con variantes de intensidad. El problema se da cuando la ansiedad se prolonga e intensifica en el tiempo, pues va generando diversos bloqueos en la persona que le impiden llevar una vida normal.
De aquí que, ante cualquier situación que nos provoca excesiva tensión o ansiedad, deberíamos, como Estela, tomarnos el tiempo para preguntarle a Dios o nuestro Ser Superior las causas, pues posiblemente nuestra mente este evocando un acontecimiento traumático que, por tener características similares a lo que estamos viviendo en el presente o lo que tendremos que hacer en un futuro cercano o remoto, nos hace experimientar los efectos de una herida aún no sanada.
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
La Verdad Acerca de Mi
Antes de venir a JA no sabía cómo ser honesta respecto a quién era yo.
Pensaba que no valía nada: un error considerado sin ningún valor por quien quiera que me hubiera creado.
Mi mayor miedo era que otros supieran la “verdad” acerca de mi.
Así que me tapaba con mi resumen e incontables opiniones acerca de lo que otros podían hacer para mejorar sus situaciones.
Me rodeaba a mi misma de amigos que apostaban y yo apostaba compulsivamente. También fumaba y me enfadaba, sobre todo con mis hijos.
Cuando empecé a ir a las reuniones, experimenté un entorno donde no había juicios. La gente era amable y simpática, y hablaban de que tenían los mismos miedos y dificultades que yo. Me sentí lo suficientemente segura para seguir viniendo a las reuniones. Incluso le pedí a alguien que me amadrinara, y de nuevo experimenté no ser juzgada, al contrario, mucho ánimo y paciencia.
Incluso fui capaz de elegir un plan diario que tenían un principio y un final.
Y de nuevo tenía una relación, esta vez con un poder superior a mi que me daba el valor y la fuerza para no apostar compulsivamente.
Ojala pudiera decir que me sentí cómoda enseguida con las relaciones y la intimidad, pero no fue así.
Despedí a mi madrina y deje que otras madrinas me “desilusionaran”.
Me resentía con la gente de las reuniones porque no “se comprometían” lo suficiente. Con el tiempo aprendí que todo eso era mi miedo al abandono.
A pesar de mi recuperación y abstinencia, un mayor equilibrio emocional y crecimiento espiritual, seguía sin unirme a la raza humana incondicionalmente. Daba servicio por encima del nivel del grupo, y seguía sintiéndome “aparte” en vez de “parte de”.
En mi 14º año, mi madrina me sugirió que no hiciera servicio durante un año excepto ir a las reuniones y reconocer cuánto estaba consiguiendo.
En mi 15º año. Reconocí mi depresión de grado leve.
Afortunadamente, JA es mi medicina.
Empecé a hablar con otros miembros que también luchaban con la depresión.
En mi 19º año, busqué por fin ayuda exterior para conseguir ayuda para el daño sufrido a los 6 años por abusos sexuales, y me enfrenté a la realidad de cuanto daño había soportado de niña. Para mis temas de abuso sexual, encontré en el programa una madrina que había “estado allí”.
Sigo teniendo problemas de intimidad.
Mi primera reacción ante la gente y situaciones nuevas es miedo e ira.
Hoy puedo reconocerlo por lo que es y lo entrego a mi
Poder Superior con los tres primeros Pasos.
El miedo a mi misma me ha sido quitado y puedo practicar la voluntad de arriesgarme.
Hoy día tengo una generosidad de espíritu que me permite encontrar alegría en los propósitos que quiero conseguir y en las oportunidades que tengo de dar mis regalos. Estoy aprendiendo a ser amable y cariñosa con mi marido, como opuesto a abusar de él por mi egocentrismo. Por fin puedo quererme a mi misma y recibir los regalos del universo.
Testimonio de California
jaky
Antes de venir a JA no sabía cómo ser honesta respecto a quién era yo.
Pensaba que no valía nada: un error considerado sin ningún valor por quien quiera que me hubiera creado.
Mi mayor miedo era que otros supieran la “verdad” acerca de mi.
Así que me tapaba con mi resumen e incontables opiniones acerca de lo que otros podían hacer para mejorar sus situaciones.
Me rodeaba a mi misma de amigos que apostaban y yo apostaba compulsivamente. También fumaba y me enfadaba, sobre todo con mis hijos.
Cuando empecé a ir a las reuniones, experimenté un entorno donde no había juicios. La gente era amable y simpática, y hablaban de que tenían los mismos miedos y dificultades que yo. Me sentí lo suficientemente segura para seguir viniendo a las reuniones. Incluso le pedí a alguien que me amadrinara, y de nuevo experimenté no ser juzgada, al contrario, mucho ánimo y paciencia.
Incluso fui capaz de elegir un plan diario que tenían un principio y un final.
Y de nuevo tenía una relación, esta vez con un poder superior a mi que me daba el valor y la fuerza para no apostar compulsivamente.
Ojala pudiera decir que me sentí cómoda enseguida con las relaciones y la intimidad, pero no fue así.
Despedí a mi madrina y deje que otras madrinas me “desilusionaran”.
Me resentía con la gente de las reuniones porque no “se comprometían” lo suficiente. Con el tiempo aprendí que todo eso era mi miedo al abandono.
A pesar de mi recuperación y abstinencia, un mayor equilibrio emocional y crecimiento espiritual, seguía sin unirme a la raza humana incondicionalmente. Daba servicio por encima del nivel del grupo, y seguía sintiéndome “aparte” en vez de “parte de”.
En mi 14º año, mi madrina me sugirió que no hiciera servicio durante un año excepto ir a las reuniones y reconocer cuánto estaba consiguiendo.
En mi 15º año. Reconocí mi depresión de grado leve.
Afortunadamente, JA es mi medicina.
Empecé a hablar con otros miembros que también luchaban con la depresión.
En mi 19º año, busqué por fin ayuda exterior para conseguir ayuda para el daño sufrido a los 6 años por abusos sexuales, y me enfrenté a la realidad de cuanto daño había soportado de niña. Para mis temas de abuso sexual, encontré en el programa una madrina que había “estado allí”.
Sigo teniendo problemas de intimidad.
Mi primera reacción ante la gente y situaciones nuevas es miedo e ira.
Hoy puedo reconocerlo por lo que es y lo entrego a mi
Poder Superior con los tres primeros Pasos.
El miedo a mi misma me ha sido quitado y puedo practicar la voluntad de arriesgarme.
Hoy día tengo una generosidad de espíritu que me permite encontrar alegría en los propósitos que quiero conseguir y en las oportunidades que tengo de dar mis regalos. Estoy aprendiendo a ser amable y cariñosa con mi marido, como opuesto a abusar de él por mi egocentrismo. Por fin puedo quererme a mi misma y recibir los regalos del universo.
Testimonio de California
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Las Estrellas Se Queman
En mi primera reunión de JA en 1991, se mencionó la palabra anonimato, pero estaba más allá de mis entendederas.
No lo podía pronunciar, así que aprendí a convertirla en dos palabras:
“Ano” y “Ni Mato”
En aquellos momentos mi apostar compulsivamente estaba fuera de control, pero mi mujer y mi médico eran los únicos que sabían que estaba en JA.
Entre en abstinencia y fue rápidamente, así que cuando la gente me preguntó qué estaba haciendo, les dije que estaba asistiendo a reuniones de JA. Pero yo estaba haciendo todo lo correcto que me indica el programa y mi madrina.
Mi médico estaba contento porque mi presión sanguínea mejoraba al estar abstinente.
Traté de traer amigos y familiares a JA, pero pocos vinieron.
Estoy seguro de que mi forma de acercarme a ellos estuvo equivocada, o habrían venido más.
Hoy, se lo he entregado a mi Poder Superior, a quien llamo Dios.
Muchas personas en el trabajo de mi mujer me habían conocido en accion desenfrenada apostando, y se quedaron asombrados cuando les visité después de haber entrado en abstinencia.
Pensaba que estaba curado y me sentía como el rey de JA.
Desde entonces he aprendido que debo estar en abstinencia y practicando los 12 pasos.
Hoy paso el mensaje llevando un viejo permiso de conducir en mi bolsillo.
Esto me recuerda de lo que pasará si doy esa primera apuesta mortal, y puedo mostrársela a las personas que no me han visto en mi enfermedad.
Ahora estoy en un nivel de .
También paso el mensaje participando en ferias de salud en nuestra iglesia, y aprovecho todas las oportunidades para hablar con alguien.
Hace unos 4 años, envié literatura de JA a un programa nacional de TV de entrevistas y pedí estar en el espectáculo, pero nunca me respondieron.
Creo que sería estupendo que JA pudiera participar en shows de estos (de espaldas o con máscaras para preservar nuestro anonimato).
Con toda la publicidad sobre apuestas, es difícil ver a uno
de mis más queridos amigos apostar hasta matarse.
Su esposa me pidió que le llevara a un par de reuniones.
En el camino de ida estuvimos hablando. Pero en la vuelta a casa, cerró sus labios.
Me recuerda a mi mismo, con el rostro rojo, sin aliento,
con dificultades para andar y una presión sanguínea alta.
El mejor amigo de nuestro hijo también tiene problemas con las apuestas en salas clandestinas.
Me he ofrecido a llevarlo a una reunión, pero no está preparado.
Sin embargo, sabe que me funciona, y le veré en la fiesta de cumpleaños de mi hijo hoy.
John F., Olimpia, Washington EEUU
En mi primera reunión de JA en 1991, se mencionó la palabra anonimato, pero estaba más allá de mis entendederas.
No lo podía pronunciar, así que aprendí a convertirla en dos palabras:
“Ano” y “Ni Mato”
En aquellos momentos mi apostar compulsivamente estaba fuera de control, pero mi mujer y mi médico eran los únicos que sabían que estaba en JA.
Entre en abstinencia y fue rápidamente, así que cuando la gente me preguntó qué estaba haciendo, les dije que estaba asistiendo a reuniones de JA. Pero yo estaba haciendo todo lo correcto que me indica el programa y mi madrina.
Mi médico estaba contento porque mi presión sanguínea mejoraba al estar abstinente.
Traté de traer amigos y familiares a JA, pero pocos vinieron.
Estoy seguro de que mi forma de acercarme a ellos estuvo equivocada, o habrían venido más.
Hoy, se lo he entregado a mi Poder Superior, a quien llamo Dios.
Muchas personas en el trabajo de mi mujer me habían conocido en accion desenfrenada apostando, y se quedaron asombrados cuando les visité después de haber entrado en abstinencia.
Pensaba que estaba curado y me sentía como el rey de JA.
Desde entonces he aprendido que debo estar en abstinencia y practicando los 12 pasos.
Hoy paso el mensaje llevando un viejo permiso de conducir en mi bolsillo.
Esto me recuerda de lo que pasará si doy esa primera apuesta mortal, y puedo mostrársela a las personas que no me han visto en mi enfermedad.
Ahora estoy en un nivel de .
También paso el mensaje participando en ferias de salud en nuestra iglesia, y aprovecho todas las oportunidades para hablar con alguien.
Hace unos 4 años, envié literatura de JA a un programa nacional de TV de entrevistas y pedí estar en el espectáculo, pero nunca me respondieron.
Creo que sería estupendo que JA pudiera participar en shows de estos (de espaldas o con máscaras para preservar nuestro anonimato).
Con toda la publicidad sobre apuestas, es difícil ver a uno
de mis más queridos amigos apostar hasta matarse.
Su esposa me pidió que le llevara a un par de reuniones.
En el camino de ida estuvimos hablando. Pero en la vuelta a casa, cerró sus labios.
Me recuerda a mi mismo, con el rostro rojo, sin aliento,
con dificultades para andar y una presión sanguínea alta.
El mejor amigo de nuestro hijo también tiene problemas con las apuestas en salas clandestinas.
Me he ofrecido a llevarlo a una reunión, pero no está preparado.
Sin embargo, sabe que me funciona, y le veré en la fiesta de cumpleaños de mi hijo hoy.
John F., Olimpia, Washington EEUU
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Lo Imposible Sucede
Escuchando las historias de los miembros de JA, uno oye una y otra vez: “No creí que fuera posible”.
Los miembros decían que no era posible para ellos dejar de apostar, dejar las salas de juego, mejorar las relaciones, manejar los problemas o encontrar el equilibrio en sus vidas. Pero después de trabajar el programa, las mismas personas proclaman que estas cosas buenas sucedieron.
¿Cómo puede ser esto posible? Yo también, me burlaba y no creía que las promesas fueran posibles. Preguntaba, desafiaba y no me atrevía a creer en el éxito. No podría soportar, otra vez, volver a fracasar.
El año pasado volví a JA después de una ausencia de 7 años. La desesperación me llevó a una reunión; pero una madrina, el Libro Grande y otras personas del programa hicieron que siguiera viniendo. Me ofrecieron apoyo y esperanza.
Con la ayuda de miembros de JA y de mi Poder Superior, un día a la vez, sigo adelante consiguiendo “mi imposible”. Hace justo un año, consideraba los cambios en mi forma de pensar, apostar y en mi mente apuesto cifras en sueños imposibles.
Al Jugador compulsivo que todavía sufre, con humildad y agradecimiento, le digo: “EL PROGRAMA DE JA HACE QUE LO IMPOSIBLE SUCEDA”.
Susan S.,Coral Springs, Florida
EEUU
Escuchando las historias de los miembros de JA, uno oye una y otra vez: “No creí que fuera posible”.
Los miembros decían que no era posible para ellos dejar de apostar, dejar las salas de juego, mejorar las relaciones, manejar los problemas o encontrar el equilibrio en sus vidas. Pero después de trabajar el programa, las mismas personas proclaman que estas cosas buenas sucedieron.
¿Cómo puede ser esto posible? Yo también, me burlaba y no creía que las promesas fueran posibles. Preguntaba, desafiaba y no me atrevía a creer en el éxito. No podría soportar, otra vez, volver a fracasar.
El año pasado volví a JA después de una ausencia de 7 años. La desesperación me llevó a una reunión; pero una madrina, el Libro Grande y otras personas del programa hicieron que siguiera viniendo. Me ofrecieron apoyo y esperanza.
Con la ayuda de miembros de JA y de mi Poder Superior, un día a la vez, sigo adelante consiguiendo “mi imposible”. Hace justo un año, consideraba los cambios en mi forma de pensar, apostar y en mi mente apuesto cifras en sueños imposibles.
Al Jugador compulsivo que todavía sufre, con humildad y agradecimiento, le digo: “EL PROGRAMA DE JA HACE QUE LO IMPOSIBLE SUCEDA”.
Susan S.,Coral Springs, Florida
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Mi recuperación empezó a ser más fuerte el 1 de Junio de 2004, cuando hice el Tercer Paso y rendí mi enfermedad de adicción a mi Poder Superior. Por primera vez en mi vida adulta, estaba libre de la obsesión por la apuesta y tenía una abstinencia sin esfuerzo.
Pero no hablaba de JA a nadie fuera de la hermandad porque tenía miedo de que desapareciera el milagro. No quería “gafar” mi recuperación.
Siendo mi madre, estaba a favor de cualquier cosa que me ayudara a dejar de apostar y estar más equilibrada.
Ella no tiene ni un hueso adictivo en todo su cuerpo, y nunca ha comprendido el impacto que ha tenido la apuesta en mi vida, pero me apoya en lo que estoy haciendo en JA.Poco a poco empecé a compartir mi experiencia de JA con la familia y amigos más cercanos.
La mayoría se sentían felices y me apoyaban al ver la diferencia que se había producido en mi.
Sin embargo, algunas personas no sólo no lo comprendían sino que también se negaban a creer que la apuesta pudiera ser adictiva.
Eso estaba bien; tenían su derecho a no creer mientras no trataran de convencerme a mi de sus creencias.
Resultaba divertido que aquellos que no creían que la apuesta fuera adictiva eran los mismos que estaban activos en sus propias adicciones.
Mi recuperación amenazaba su negación.El milagro de la recuperación me trajo tanta alegría que me era difícil no correr hacia esas personas adictas a la ludopatia que veía en las tiendas o en las calles y gritarles:
“¡Yo he encontrado la respuesta! La recuperación es mía y puede ser vuestra también!” estoy segura de que habrían pensado que me había vuelto loca, pero yo sabía que por fin la había encontrado.
Mi madrina me recordaba cariñosamente que JA es para la gente que la quiere, no para quienes la necesitan.
¿Cómo podía hacer saber a la gente que querían recuperación que JA estaba viva en nuestro pequeño Pueblo?
La idea de pasar el mensaje estaba siempre presente en mi mente.
Tendría que haber sido más locuaz (soy tranquila y reservada) y más accesible para aquellos que nos necesitaban.
Lentamente superé mi reserva y hablé a todos y cada uno que me preguntaba cómo estaba en abstinencia de apuestas.
Mi abstinencia era el “anzuelo” para preguntas sobre el programa.
En los tableros de mercados, lavanderías y tiendas pequeñas, ponía tarjetas de JA con mi nombre de pila y mi teléfono.
Nuestra compañía local por cable tiene un canal de anuncios de servicio de público, y mandé un pequeño resumen sobre JA incluyendo mi nombre y número de teléfono para que los jugadores compulsivos que todavía sufren pudieran ponerse en contacto conmigo.
De pronto, estaba diciendo a todo el mundo que estaba en JA, y compartí lo que el programa había hecho por mi.
La alegría de la recuperación supero los miedos de darme a conocer.
JA me ha dado una nueva forma de vida, libre de la obsesión por la apuesta.
Sufrí 35 años con la compulsión por la apuesta, así que esta libertad significa todo un mundo para mi.
Quiero que todo el que sufre de la adicción a las apuestas compulsivas, sepa que JA pueda hacer por ellos lo que ha hecho por mi.
La recuperación es una elección personal de todo adicto a los juegos de azar, y quiero que los adictos en activo sepan que la elección puede ser suya.
Testimonio de un hermano del interior. MAYO
Luisito M
Pero no hablaba de JA a nadie fuera de la hermandad porque tenía miedo de que desapareciera el milagro. No quería “gafar” mi recuperación.
Siendo mi madre, estaba a favor de cualquier cosa que me ayudara a dejar de apostar y estar más equilibrada.
Ella no tiene ni un hueso adictivo en todo su cuerpo, y nunca ha comprendido el impacto que ha tenido la apuesta en mi vida, pero me apoya en lo que estoy haciendo en JA.Poco a poco empecé a compartir mi experiencia de JA con la familia y amigos más cercanos.
La mayoría se sentían felices y me apoyaban al ver la diferencia que se había producido en mi.
Sin embargo, algunas personas no sólo no lo comprendían sino que también se negaban a creer que la apuesta pudiera ser adictiva.
Eso estaba bien; tenían su derecho a no creer mientras no trataran de convencerme a mi de sus creencias.
Resultaba divertido que aquellos que no creían que la apuesta fuera adictiva eran los mismos que estaban activos en sus propias adicciones.
Mi recuperación amenazaba su negación.El milagro de la recuperación me trajo tanta alegría que me era difícil no correr hacia esas personas adictas a la ludopatia que veía en las tiendas o en las calles y gritarles:
“¡Yo he encontrado la respuesta! La recuperación es mía y puede ser vuestra también!” estoy segura de que habrían pensado que me había vuelto loca, pero yo sabía que por fin la había encontrado.
Mi madrina me recordaba cariñosamente que JA es para la gente que la quiere, no para quienes la necesitan.
¿Cómo podía hacer saber a la gente que querían recuperación que JA estaba viva en nuestro pequeño Pueblo?
La idea de pasar el mensaje estaba siempre presente en mi mente.
Tendría que haber sido más locuaz (soy tranquila y reservada) y más accesible para aquellos que nos necesitaban.
Lentamente superé mi reserva y hablé a todos y cada uno que me preguntaba cómo estaba en abstinencia de apuestas.
Mi abstinencia era el “anzuelo” para preguntas sobre el programa.
En los tableros de mercados, lavanderías y tiendas pequeñas, ponía tarjetas de JA con mi nombre de pila y mi teléfono.
Nuestra compañía local por cable tiene un canal de anuncios de servicio de público, y mandé un pequeño resumen sobre JA incluyendo mi nombre y número de teléfono para que los jugadores compulsivos que todavía sufren pudieran ponerse en contacto conmigo.
De pronto, estaba diciendo a todo el mundo que estaba en JA, y compartí lo que el programa había hecho por mi.
La alegría de la recuperación supero los miedos de darme a conocer.
JA me ha dado una nueva forma de vida, libre de la obsesión por la apuesta.
Sufrí 35 años con la compulsión por la apuesta, así que esta libertad significa todo un mundo para mi.
Quiero que todo el que sufre de la adicción a las apuestas compulsivas, sepa que JA pueda hacer por ellos lo que ha hecho por mi.
La recuperación es una elección personal de todo adicto a los juegos de azar, y quiero que los adictos en activo sepan que la elección puede ser suya.
Testimonio de un hermano del interior. MAYO
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
No Parece que Tu Lo Necesites
Hace poco leí “Superando las Dos S: Stigma (estigma) y Shame (vergüenza),.
Lo mismo que la autora yo era como una evangélica en mis primeros años de recuperación.
Ahora revelo mi enfermedad cuando lo considero apropiado.
En mi vuelo de regreso de la asamblea y convención de la región 9 en Estocolmo, Suecia, conversé con la persona sentada a mi lado.
Cuando me preguntó lo que había estado haciendo en Estocolmo, le dije la verdad.
Resultó ser un eminente cardiólogo de camino a una conferencia en Canadá.
Hablamos de sus muchos pacientes ludópatas que prometían fervorosamente dejar de apostar y nunca lo hacían.
Le expliqué que si esos pacientes eran jugadores compulsivos nunca podrían cumplir su promesa sin importar cuando desearan hacerlo.
Él estaba muy interesado. Le di una copia del folleto de JA “Al recién llegado”, que llevo siempre conmigo, añadiendo que se pueden encontrar reuniones en Estocolmo y otros lugares de Suecia.
He estado en JA durante 18 años, y he mantenido una abstinencia concreta.
A menudo cuando le digo a la gente que pertenezco a JA, me miran de arriba abajo y me dicen que no parece que lo necesite.
Mi respuesta habitual es, “Si te dijera que soy un miembro de Alcohólicos Anónimos, ¿ESPERARÍAS QUE ESTUVIESE BORRACHA?”
Esto llega directo sin mayores explicaciones.
Sanni K.
Hace poco leí “Superando las Dos S: Stigma (estigma) y Shame (vergüenza),.
Lo mismo que la autora yo era como una evangélica en mis primeros años de recuperación.
Ahora revelo mi enfermedad cuando lo considero apropiado.
En mi vuelo de regreso de la asamblea y convención de la región 9 en Estocolmo, Suecia, conversé con la persona sentada a mi lado.
Cuando me preguntó lo que había estado haciendo en Estocolmo, le dije la verdad.
Resultó ser un eminente cardiólogo de camino a una conferencia en Canadá.
Hablamos de sus muchos pacientes ludópatas que prometían fervorosamente dejar de apostar y nunca lo hacían.
Le expliqué que si esos pacientes eran jugadores compulsivos nunca podrían cumplir su promesa sin importar cuando desearan hacerlo.
Él estaba muy interesado. Le di una copia del folleto de JA “Al recién llegado”, que llevo siempre conmigo, añadiendo que se pueden encontrar reuniones en Estocolmo y otros lugares de Suecia.
He estado en JA durante 18 años, y he mantenido una abstinencia concreta.
A menudo cuando le digo a la gente que pertenezco a JA, me miran de arriba abajo y me dicen que no parece que lo necesite.
Mi respuesta habitual es, “Si te dijera que soy un miembro de Alcohólicos Anónimos, ¿ESPERARÍAS QUE ESTUVIESE BORRACHA?”
Esto llega directo sin mayores explicaciones.
Sanni K.
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Permanece Conectada a Dios
En mis días más tenebrosos de mi apostar compulsivo, resbalando y culpándome a mi misma, me arrodillaba todos los días y se lo entregaba todo a Dios.
Decía: “Dios, sé que las cosas son difíciles ahora, pero confío en que tu sabes el camino. Confío que mi camino a la recuperación está seguro en tus manos”. Después de unos pocos días de obsesión y lucha, Dios levantó las nubes negras y el sol empezó a brillar.
Mi respuesta automática para cualquier cosa en mi vida es acción, acción, acción.
Antes debía controlar y manipular cualquier situación para asegurarme de que salga bien. En el programa descubrí que mis esfuerzos no eran solamente fútiles, sino que también me llevaban una y otra vez a la comida. Sólo pude pasarlo cuando lo entregué a mi Poder Superior y solté riendas.
Esto es cierto no sólo cuando estoy sufriendo con la compulsión por la apuesta, sino también cuando tengo otros retos. Asuntos familiares, problemas en el trabajo, retrasos en los viajes y las desilusiones en general pueden ser difíciles de soportar.
Pero cuando doy un paso atrás, pido ayuda a mi Poder Superior y sigo con mi vida y de repente el peso del mundo me es quitado de encima.
Manejarlo todo yo era una carga.
Cuando estoy sufriendo el dolor de la compulsión por la apuesta , sólo tengo una opción: entregar mi carga a Dios.
Michele P., Lakewood, Colorado
EEUU
En mis días más tenebrosos de mi apostar compulsivo, resbalando y culpándome a mi misma, me arrodillaba todos los días y se lo entregaba todo a Dios.
Decía: “Dios, sé que las cosas son difíciles ahora, pero confío en que tu sabes el camino. Confío que mi camino a la recuperación está seguro en tus manos”. Después de unos pocos días de obsesión y lucha, Dios levantó las nubes negras y el sol empezó a brillar.
Mi respuesta automática para cualquier cosa en mi vida es acción, acción, acción.
Antes debía controlar y manipular cualquier situación para asegurarme de que salga bien. En el programa descubrí que mis esfuerzos no eran solamente fútiles, sino que también me llevaban una y otra vez a la comida. Sólo pude pasarlo cuando lo entregué a mi Poder Superior y solté riendas.
Esto es cierto no sólo cuando estoy sufriendo con la compulsión por la apuesta, sino también cuando tengo otros retos. Asuntos familiares, problemas en el trabajo, retrasos en los viajes y las desilusiones en general pueden ser difíciles de soportar.
Pero cuando doy un paso atrás, pido ayuda a mi Poder Superior y sigo con mi vida y de repente el peso del mundo me es quitado de encima.
Manejarlo todo yo era una carga.
Cuando estoy sufriendo el dolor de la compulsión por la apuesta , sólo tengo una opción: entregar mi carga a Dios.
Michele P., Lakewood, Colorado
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Ríndete al PS: Conseguirlo, Guardarlo y Vivirlo
Recibí hace poco un email de una recién llegada preguntándose si tenía que creer en Dios para ser miembro de JA.
Me gustó que me hiciera la pregunta, y me dio una buena razón para escribir mi historia de cómo “LLEGUÉ A
CREER.”.
Cuando volví a JA por segunda vez en Julio de 2002, estaba muy mal emocionalmente y fisicamente, y estaba desesperada por detener mi loca conducta respecto a la apuesta.
Me acerqué a JA por primera vez en 1987 y deje de apostar, pero me descorazonaba tanto el “hablar de Dios.
” que no podía escuchar el resto de cosas buenas, y no me quedé.
Llegué a JA siendo atea. Pensaba que la gente que creía en Dios era débil y que no “estaban bien.”.
Por fin, 15 años más tarde y muy mal fisicamente y mentalmente, estuve dispuesta a volver y escuchar.
Durante un tiempo ignoré la charlas sobre Dios y escuché las otras cosas, como nuestras nueve herramientas de recuperación:reuniones, apadrinamiento, literatura, escribir, servicio, anonimato, plan de acción teléfono y plan diario.
Después de unos pocos meses estaba tomando equlibrio mental , y estaba en un lugar mejor para escuchar lo que se decía sobre Dios.
Lo más importante que escuché y acepté por fin es que en JA, Dios es Dios como yo lo concibo.
Dos miembros sentados uno al lado del otro pueden hablar de Dios y de cómo Dios les ayuda, pero pueden tener conceptos muy diferentes del Poder Superior.
Para algunos JA, incluida yo misma, mi primer Poder Superior fue mi reunión base. Mi concepto ha cambiado desde entonces, pero fue un buen comienzo.
Estaba agradecida por poder compartir con la recién llegada que se había puesto en contacto conmigo, que JA le daría la bienvenida porque el único requisito para ser miembro es un deseo de dejar de jugar compulsivamente (Tradición Tres).
CREER EN DIOS, CUALQUIERA QUE NUESTRO CONCEPTO PUEDA SER, NO ES UN REQUISITO.
Trabajar los Doce Pasos no es un requisito.
El único requisito para ser miembro es un deseo de dejar de jugar compulsivamente.
Me repetía una y otra vez, que nuestra Tercera Tradición me salvó la vida, así que para mi nunca es demasiado.
En mi segunda vez en las salas, acepté que JA no es una religión.
Somos un programa espiritual de recuperación de la compulsión de la apuesta.
Escribí a la recién llegada: “Un día, puedes llegar a encontrar un Poder Superior como tu lo concibas.
Si lo haces, estupendo. Si no, JA tiene todavía muchas cosas que ofrecer porque en nuestras salas entendemos esta enfermedady compartimos experiencia, fortaleza y esperanza en cada reunión.”.
S.M., Ashland, Massachusett EEUU
Recibí hace poco un email de una recién llegada preguntándose si tenía que creer en Dios para ser miembro de JA.
Me gustó que me hiciera la pregunta, y me dio una buena razón para escribir mi historia de cómo “LLEGUÉ A
CREER.”.
Cuando volví a JA por segunda vez en Julio de 2002, estaba muy mal emocionalmente y fisicamente, y estaba desesperada por detener mi loca conducta respecto a la apuesta.
Me acerqué a JA por primera vez en 1987 y deje de apostar, pero me descorazonaba tanto el “hablar de Dios.
” que no podía escuchar el resto de cosas buenas, y no me quedé.
Llegué a JA siendo atea. Pensaba que la gente que creía en Dios era débil y que no “estaban bien.”.
Por fin, 15 años más tarde y muy mal fisicamente y mentalmente, estuve dispuesta a volver y escuchar.
Durante un tiempo ignoré la charlas sobre Dios y escuché las otras cosas, como nuestras nueve herramientas de recuperación:reuniones, apadrinamiento, literatura, escribir, servicio, anonimato, plan de acción teléfono y plan diario.
Después de unos pocos meses estaba tomando equlibrio mental , y estaba en un lugar mejor para escuchar lo que se decía sobre Dios.
Lo más importante que escuché y acepté por fin es que en JA, Dios es Dios como yo lo concibo.
Dos miembros sentados uno al lado del otro pueden hablar de Dios y de cómo Dios les ayuda, pero pueden tener conceptos muy diferentes del Poder Superior.
Para algunos JA, incluida yo misma, mi primer Poder Superior fue mi reunión base. Mi concepto ha cambiado desde entonces, pero fue un buen comienzo.
Estaba agradecida por poder compartir con la recién llegada que se había puesto en contacto conmigo, que JA le daría la bienvenida porque el único requisito para ser miembro es un deseo de dejar de jugar compulsivamente (Tradición Tres).
CREER EN DIOS, CUALQUIERA QUE NUESTRO CONCEPTO PUEDA SER, NO ES UN REQUISITO.
Trabajar los Doce Pasos no es un requisito.
El único requisito para ser miembro es un deseo de dejar de jugar compulsivamente.
Me repetía una y otra vez, que nuestra Tercera Tradición me salvó la vida, así que para mi nunca es demasiado.
En mi segunda vez en las salas, acepté que JA no es una religión.
Somos un programa espiritual de recuperación de la compulsión de la apuesta.
Escribí a la recién llegada: “Un día, puedes llegar a encontrar un Poder Superior como tu lo concibas.
Si lo haces, estupendo. Si no, JA tiene todavía muchas cosas que ofrecer porque en nuestras salas entendemos esta enfermedady compartimos experiencia, fortaleza y esperanza en cada reunión.”.
S.M., Ashland, Massachusett EEUU
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Re: HISTORIAS COMPULSIVAS
Tradición 12
“El anonimato es la base espiritual de todas estas Tradiciones, siempre recordándonos colocar los principios antes que las personalidades.”
Anonimato, No Fama
Una de las primeras cosas que oí en JA fue a gente compartiendo desde sus corazones, almas y entrañas. Nunca lo había escuchado antes, en ningún sitio.
Comprendí que lo que se decía en las salas de JA o a otro miembro era confidencial.
Esto me dio libertad para compartir lo que estaba en mi corazón y en mis entrañas, lo que me estaba apostando.
El anonimato me sigue dando esa libertad, sea en una reunión o por teléfono.
Aprendí que es bueno distinguir a quién y dónde revelo información personal porque todos estamos en niveles de recuperación diferentes, y algunas personas, sobre todo los recién llegados, pueden no comprender del todo el profundo compromiso que requiere el anonimato.
La Tradición de Anonimato nos hace a todos iguales.
JA no tiene estrellas. No debo poner a nadie en un pedestal, porque todos somos seres humanos con imperfecciones.
Hay algo bueno en el peor de nosotros y algo malo en lo mejor.
Si pongo a alguien en un pedestal, cuando revelara sus imperfecciones, podría sentirme destrozada porque nuestra estrella ha perdido su brillo.
Debo aprender a aceptar los errores humanos como algo normal en el programa y en la vida.
Nadie es perfecto.
Más pronto o más tarde todos mostramos nuestros pies de barro.
No espero perfección de nadie, ¡ni de mí misma!
Ellen C., Boynton Beach, Florida
EEUU
“El anonimato es la base espiritual de todas estas Tradiciones, siempre recordándonos colocar los principios antes que las personalidades.”
Anonimato, No Fama
Una de las primeras cosas que oí en JA fue a gente compartiendo desde sus corazones, almas y entrañas. Nunca lo había escuchado antes, en ningún sitio.
Comprendí que lo que se decía en las salas de JA o a otro miembro era confidencial.
Esto me dio libertad para compartir lo que estaba en mi corazón y en mis entrañas, lo que me estaba apostando.
El anonimato me sigue dando esa libertad, sea en una reunión o por teléfono.
Aprendí que es bueno distinguir a quién y dónde revelo información personal porque todos estamos en niveles de recuperación diferentes, y algunas personas, sobre todo los recién llegados, pueden no comprender del todo el profundo compromiso que requiere el anonimato.
La Tradición de Anonimato nos hace a todos iguales.
JA no tiene estrellas. No debo poner a nadie en un pedestal, porque todos somos seres humanos con imperfecciones.
Hay algo bueno en el peor de nosotros y algo malo en lo mejor.
Si pongo a alguien en un pedestal, cuando revelara sus imperfecciones, podría sentirme destrozada porque nuestra estrella ha perdido su brillo.
Debo aprender a aceptar los errores humanos como algo normal en el programa y en la vida.
Nadie es perfecto.
Más pronto o más tarde todos mostramos nuestros pies de barro.
No espero perfección de nadie, ¡ni de mí misma!
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