El juego compulsivo es una enfermedad que involucra a todos. (Argentina)

En RedAcción | Lisandro Di Paolo | 25/11/2010
Red de la Cátedra de Redacción 1. Escuela de Comunicación Social. Universidad Nacional de Rosario

Con la inauguración del casino en la ciudad de Rosario, muchas personas comenzaron a concurrir asiduamente, muchas de ellas en afán de revertir su situación económica llegan a realizar visitas diariamente o varias veces por semana. En muchos casos se puede observar personas que han perdido casa, auto, trabajo, con situaciones que llegan a perder su vínculo familiar.



Se han convertido en adictas al juego y desconociendo que quedan atrapadas en un camino sin retorno, poco a poco, se convierte en una preocupación-ocupación de tiempo completo que absorbe, uno a uno, todos sus intereses.

De esta enfermedad llamada ludopatía, no todos saben cómo se presenta, cómo afecta, y cómo tratarla. Mucho tiempo, los gobiernos de turno, pasaron discutiendo la licitación, los cánones que se le debían aplicar de la implementación, los puntos positivos y los negativos del casino en la ciudad de Rosario. Sin embargo nunca se pensó en informar a la comunidad detallando los verdaderos problemas, consecuencias o traumas que pueden surgir debido a esta enfermedad. “Si bien el juego constituye, habitualmente, un momento de diversión o entretenimiento, se cree que cuando mayor es la oferta de lugares, variantes o instalaciones crece la incidencia de esta adicción.”(*)

Observamos que el grado de conocimiento en la sociedad sobre la misma es muy poco ya que comparando con otras adicciones se cree que es la de menor riesgo. Por ejemplo, si hablamos de un adicto al alcohol es grave, pero no tanto como un adicto a la cocaína; pero un adicto al juego es mucho menor a las anteriores.

Por lo que sería de urgencia buscar algún tipo de soluciones o ayuda a esta problemática, puesto que si bien esta adicción no incluye sustancias que alteren el sistema psíquico o nervioso, se presenta con las mismas alteraciones de conducta por parte del enfermo, ya sea agresividad, violencia con los demás, con su entorno, mentira sistemática, negación del problema, necesidad de robar para solventar la misma, son algunas entre muchas, con el agregado de que la ludopatía en términos generales es la única que puede llevar a los enfermos a estado depresivo y en muchos casos al suicidio.

La prevención sobre esta problemática no es observable, ni se visualizan en los medios de difusión campañas o propagandas para alertar sobre este tema. Dentro de los casinos, no solo no existen carteles que adviertan sobre los efectos nocivos de los jugadores compulsivos, sino que toda la estructura del casino está preparada para estimular a las personas a esta adicción. No es casual que en las salas de juego no haya relojes, generando en las personas que ingresan la perdida de noción del tiempo que trascurren allí adentro. Lo mismo pasa con el tema del dinero, es reducido a una ficha donde el apostador pierde conocimiento sobre la cantidad de dinero que está apostado. El testimonio de gente que manifiesta: “me dí cuenta de lo que perdí cuando salí y quise tomar un taxi o comprar cigarrillos”.




Así también las llamadas “maquinitas” o “traga monedas”, son las que mayor adicción provocan en las personas, debido al poco tiempo que transcurre entre la apuesta y el resultado. No es lo mismo jugar a la quiniela que hay que esperar mucho más tiempo para saber si el número apostado es el ganador o para poder volver a jugar, que en este tipo de juegos. Esto también sumado a una cuestión visual y de sonoridad, por supuesto pensada para obtener más ganancias por parte de los empresarios dueños de los grandes complejos, que hace que los jugadores se vean muy perjudicados, y se transforme para muchos en una verdadera trampa.

Estos complejos que dan una oferta variada para la población de entretenimiento y diversión son saludables cuando se utilizan de forma moderada, sin caer en una dependencia, ni que el juego se transforme en una compensación de sus problemas. Debemos contar con herramientas fundamentales para el tratamiento de esta problemática que pone en riesgo a las personas, a las familias y a toda la sociedad. La información, la prevención y políticas que aborden este tema, a través de programas de contención y tratamiento a los adictos y a su entorno, son algunas de ellas.

(*)Enciclopedia del Dr. Cormillot, Reflexiones, Cómo vivir con un jugador compulsivo (Pág. 175)