LA REFLEXION ¿EN QUE NOS PUEDE AYUDAR?

No voy a hacer una lista de los problemas que, supuestamente, padecemos. Ya los conocemos, vivimos con ellos. Sabemos lo que nos pesan, como nos duelen, las dificultades que nos acarrean y tenemos una idea hecha del porqué, el como y el cuando. Aunque quizás no seamos conscientes de que, en realidad, no pesa el problema, si no la preocupación que permitimos que estas situaciones nos generen.

El mecanismo de la preocupación es sencillo. Empieza dando vueltas y vueltas y vueltas a los problemas y situaciones, dejando de lado el presente e instalando nuestra cabecita en el pasado (lo que pasó y como fue) y en el futuro (lo que puede pasar o lo que será). Y cuando esto pasa, cualquier situación toma forma de problema gigantesco. Y, sin darnos cuenta, actuamos así con todo lo que nos ocurre, así que, acabamos preocupados por todo.

Y me pregunto:

¿Qué ganamos recordando? ¿Qué ganamos proyectando?¿Qué hay del mundo de las soluciones? ¿Cómo se anda por el camino de la solución? ¿Cómo identificar el bienestar entre la confusión emocional? ¿Cómo acallar tanto ruido mental? ¿Cómo apreciar lo bueno de mi vida entre tanta preocupación? ¿Como sentirme agradecido entre tanta frustración y expectativa? ¿Porqué y contra quien compito?

¿Que puedo hacer HOY, AQUÍ Y AHORA?

¿Cómo puede ayudarme LA REFLEXIÓN?

La reflexión es tan antigua como la Humanidad. Requiere un poco de buena voluntad, valor y mente abierta.

Se trata de atreverse a confrontar nuestras creencias con otro ser humano que empatiza con nosotros y no está afectado por nuestro mecanismo mental de preocupación. Alguien que puede ofrecernos la posibilidad de abrirnos a valorar puntos de vista distintos y buscar en nosotros mismos y nuestras posibilidades nuevas formas de actuar ante las situaciones que nos plantea la vida. Alguien que no va a decirnos lo que tenemos que hacer y sí nos va a ayudar a encontrar una manera personal, razonable y sana de encarar nuestras circunstancias.

La reflexión no es una terapia. Es un saludable y natural proceso que nos ayuda a equilibrar nuestra manera de pensar, sentir y vivir. Nos muestra la naturaleza de las preocupaciones. Nos ayuda a aceptar la situación antes de decidir cual es el siguiente paso, hacia donde y como darlo. Nos ayuda a aportarnos el equilibrio necesario para acercarnos a disfrutar el momento presente.

Al fin, se trata de unir nuestras capacidades en lugar de enfrentarlas. Conjugar la razón con una mirada más espiritual y una actitud más saludable hacia nosotros mismos y la vida, para acabar descubriendo esa ventana que, como dice el refrán, el destino nos abre cuando se nos cierra una puerta.

Y, sobre todo, nos ayuda a vivir mejor… ¡HOY, AHORA Y AQUÍ!

Y eso, por si solo, ya es mucho más de lo que jamás nos ha dado otra cosa.

Sugerencia:

NUNCA PONGAS UN PROBLEMA EN EL CENTRO DE TU VIDA

UN SALUDO
TODO PROBLEMA TIENE SOLUCION
TU FUTURO NO ES UN JUEGO DE AZAR