Noticia: ¿Eres adicto al trabajo?...

¡Estudiar hasta quemarse las pestañas para luego ser un profesional exitoso y dedicado! Nuestros padres siempre nos repitieron mil veces esta frase para que la tomáramos como ejemplo de vida. Pero, ¿qué pasa cuando nos tomamos demasiado en serio este consejo de nuestros progenitores y terminamos convirtiéndonos en adictos al trabajo? ¿Es realmente peligroso serlo?

Sin ánimos de fomentar la flojera, con el paso de los años las condiciones laborales han tendido a humanizarse ya que el equilibro entre las horas de trabajo, ocio y descanso resulta determinante para el bienestar personal. Ahora bien, aunque suene muy bonita la idea de pasar más tiempo con la familia y los amigos, muchas personas terminan involucrándose demasiado con sus trabajos y pecan por desechar su tiempo libre haciendo una cantidad exacerbada de horas extras en la oficina.

¿Qué pasa con este tipo de personas que convierte en hábito hacer horas extras? De un tiempo para acá se ha venido estudiando un nuevo trastorno psicológico: la adicción al trabajo.



¿Cómo es un adicto al trabajo?

· Posee una implicación progresiva y excesiva a la actividad laboral con pérdida de control con respecto a los límites del trabajo y que afecta a otros ámbitos de la vida cotidiana.
· Se impulsa por presiones personales.
· Poca capacidad de disfrute.
· Búsqueda de poder o prestigio.
· Sentimiento de inferioridad y miedo al fracaso que motiva al trabajo excesivo para conseguir las metas y resaltar ante los demás colegas.
·Síntomas: negación del problema, distorsión de la realidad, necesidad de control, tolerancia creciente, desdeño total al tiempo de vacaciones y esparcimiento. El trabajo se convierte en el elemento prioritario de todo lo que rodea y se torna insatisfecha e irritable cuando está lejos de su empleo.



¿Cuáles son las consecuencias de la adicción al trabajo?

- Relaciones familiares y amistosas deterioradas.
- Aislamiento.
- Carencia o pérdida del sentido del humor.
- Desinterés por las relaciones interpersonales no productivas.
- Debilitamiento de la salud.
- Tiempo libre muy reducido.
- Ritmo de sueño demasiado variado.


¡Señales de alarma!

- Prisa constante y ocupación continúa.
- Urgencia de tiempo.
- Necesidad de hacer varias tareas simultáneamente.
- Necesidad de control.
- Rigidez de pensamiento.
- Incapacidad para delegar.
- Prisa constante y ocupación constante.
- Urgencia de tiempo.
- Dificultad en las relaciones interpersonales.
- Inseguridad.
- Dificultad para relajarse y divertirse.
- Mayor dificultad para resolver problemas en forma efectiva.

¿Es malo trabajar? ¡Nada de eso! El detalle está en conseguir un equilibrio entre todos los roles que jugamos en nuestro día a día. ¡Hay tiempo para todo!