Noticia: La otra cara de las conductas "normales". (Guatemala)

Las “nuevas adicciones del siglo XXI” han venido tomando fuerza a lo largo del tiempo. Entre estas se encuentran la adicción al sexo, al internet, a la comida, al ejercicio, al deporte, al trabajo, al juego, a las compras, entre otras. Alrededor del mundo no son pocas las personas que padecen estas enfermedades, por ello países como Estados Unidos y España ya cuentan con estudios enfocados a las mismas, los cuales muestran estadísticas alarmantes en cuanto a la adicción a la televisión, por ejemplo.

La Secretaria Ejecutiva de la Comisión contra las Adicciones y el Tráfico Ilícito de Drogas (SECCATTID), realizó su último estudio sobre las adicciones más “comunes “o “populares” en el 2005. Este estudio trataba sobre los índices de drogadicción y alcoholismo en Guatemala. Con este panorama, no resulta difícil adivinar que de las “nuevas adicciones” no se lleva registro alguno. No existe una institución que realice estudios acerca de estas enfermedades en el país, a pesar de ello, no significa que en Guatemala estas no existan. La falta de información es el problema.

Una actividad se convierte en adicción en el momento en que la persona no puede suspender por voluntad propia la realización de la misma, cuando esta ya no puede controlar la manera ni el tiempo que invierte en ella, explica la psiquiatra Mónica Ramírez.

Socialmente la más escandalosa es la drogadicción y el alcoholismo, sin embargo esto no significa que no existan otras. Para cada adicto, su adicción es la peor. Es importante saber que toda dependencia empieza por un estado de soledad, por una necesidad de sentirse más libre y al final, lo único que el adicto consigue es esclavizarse, según explica José Luis Cañas,en su libro Antropología de las Adicciones.

La doctora Ramírez explica que nadie está libre de caer en una adicción pero sin lugar a duda, hay quienes están más propensos a caer que otros. Una familia disfuncional, una personalidad muy tímida, el deseo de verse bien físicamente (en el caso de la adicción al ejercicio) y el ambiente en que la persona se desenvuelva, son sólo algunos de los factores que pueden influir en alguien para que caiga en una adicción. Otro factor que para algunos expertos juega una parte importante en esto es la genética.

En cuanto a las adicciones del siglo XXI, la genética no juega un papel primordial, no funciona de esta manera, según Ramírez. No hay un gen específico que traiga este tipo de adicciones, es más una cuestión ambiental. Por ejemplo, si una niña crece viendo que su madre compra y compra cosas por cualquier razón, ella crece pensando que eso es normal y puede desarrollar esa adicción a las compras. Por supuesto que todo esto también depende de los amigos que esta persona tenga, de su forma de ser, ya que estos factores pueden hacer que una persona sea más propensa a caer en una adicción que otra.

Las “nuevas adicciones” tienen una característica muy especial, la cual las diferencia del alcoholismo y la drogadicción. Estas son conocidas como “adicciones no químicas”, ya que la persona no depende de una pastilla o de algún ácido. En este tipo de adicción, la sustancia química no existe, explica Carlos Figueroa, Psicólogo Clínico.

No es común que se escuche hablar sobre estas adicciones porque son socialmente aceptadas. Son vistas como una conducta normal, como algo que se debe hacer y por ello, la gran mayoría no las considera una enfermedad, sin darse cuenta que poco a poco se convierten en una adicción. Por ejemplo, una persona que trabaja todo el tiempo y deja de hacer sus actividades regulares por estar trabajando, no se toma ante la sociedad como una persona enferma, ya que trabajar es una necesidad y debe hacerse.

Ahora bien, no es difícil notar cuando una persona cercana ya es adicta a una actividad de este tipo, según Ramírez. El adicto empieza a reducir sus horas de sueño, duerme cinco o menos horas al día. La persona dependiente tiende a descuidar sus actividades diarias, aquellas que eran importantes para él o ella, e incluso llega a descuidar su salud. Otra señal de alarma es cuando las quejas de la familia se hacen presentes, por ejemplo, si el adicto ya lleva demasiado tiempo en la computadora y no deja que el hermano haga uso de ella también, empiezan a surgir este tipo de quejas o problemas por el espacio robado. También el ya no compartir con la familia es otra señal de alarma. Si esta toda la familia reunida, el adicto no participa, ya que únicamente está pensando en cómo buscar el momento para realizar la actividad de la cual ya es dependiente. El mentir sobre el uso real o el tiempo dedicado a estas actividades es otra señal de alarma, así como el aislamiento.

Por el hecho de que no sean consideradas como adicciones dentro de la sociedad, muchos de los que las sufren y que se han dado cuenta que es algo que ya no pueden controlar, no saben a dónde acudir para buscar ayuda. Lo cierto es que una adicción, sin importar el tipo que sea, puede ser tratada por un psiquiatra especializado en el tema. No importa el tipo de adicción del que estemos hablando, esta es una sola enfermedad que se manifiesta de diferentes maneras. Por ello, el tratamiento que se utiliza es prácticamente el mismo.

El tratamiento consiste en ir a sesiones regulares con un especialista para que así, poco a poco se logre ir reduciendo el tiempo dedicado a la actividad correspondiente. Asimismo, se recomienda que el adicto asista a grupos de apoyo. Pero el apoyo más importante que un adicto puede recibir es el de su familia. Si no cuenta con estas redes de soporte es muy probable que recaiga.

Se cree que en Guatemala no existen grupos de apoyo para estas adicciones, pero esto no es así, añade Figueroa. Hay diversos grupos entre los cuales podemos encontrar Lujuriosos Anónimos, Bipolares Anónimos, Sexo Adictos Anónimos, Comedores Compulsivos, Codependientes Anónimos y Neuróticos Anónimos. Según un miembro de estos grupos, lo que no existe son grupos de apoyo para los jugadores, los adictos al deporte o al ejercicio, para los compradores compulsivos, para los adictos al internet, a la televisión, etc.

Sin duda alguna, las adicciones son parte de nuestra sociedad y se vuelven cada vez más frecuentes. Por ello, es importante que las universidades incluyan cursos específicos que traten sobre estas. Hasta el momento, no tienen contemplado que el pensum del año 2011 contenga un curso exactamente sobre las adicciones. A excepción de la Universidad Francisco Marroquín, la cual cuenta con un curso llamado “Adicciones y Terapia de las Adicciones”, en la maestría de Neurofisiología del Comportamiento.

Hay que prestar atención a “las nuevas adicciones del siglo XXI”, ya que aunque parezcan conductas normales, lo cierto es que se convierten en una enfermedad de la cual no es fácil salir.