" EL MUNDO FUE , ES Y SERÁ SIEMPRE ASÍ... UNA RUEDA"

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" EL MUNDO FUE , ES Y SERÁ SIEMPRE ASÍ... UNA RUEDA"

Pasaron cuatro décadas y unos años más...

Hoy, aún frescos y dulces en la memoria están aquellos días previos al día de Navidad. Cuando manos primorosas y laboriosas, con imaginación y ahínco daban forma a un sencillo y humilde Belén... Era en nuestra casa, en esta pequeña tierra llamada Paraguay.

Mi hermano, unos dos años mayor que yo, sentado a mi lado. Con ojos curiosos y en unas sillas gastadas de tanto uso soñábamos con que papá y mamá acabasen la dificil tarea del tan tradicional " Pesebre del Paraguay ".

Silenciosos mis padres demostraban paciencia, creatividad y sonrisas picarescas, en aquel entonces no sabíamos que era un momento especial y sagrado y en él se hacían "cómplices" por brindarnos un poco más de felicidad.

Hace cuatro años que no paso fiestas en mi casa. Estos días me siento feliz viendo a mis padres sentados en otras sillas, tan juntos como mi hermano y yo cuando éramos pequeños. Hoy nos toca demostrar a nosotros que hemos aprendido la lección, aquello que nuestros nos enseñaron con el ejemplo: no decir, ¡¡¡hacerlo!!!.

Veo los ojos soñadores de mis papás, como niños ansiosos para ver cómo queda, no dicen nada... El silencio inunda la estancia como el famosos olor a "Flor de coco", símbolo de Navidad en Paraguay, no hay otro aroma igual.

Hoy somos él y yo... Los hijos que construimos el belén de la familia. Es una escena hermosa, la sonrisa pícara de mi hermano, la complicidad para ingeniarnos e improvisar los globos que cuelgan, las uvas, sandías, melones... y otros frutos de mi tierra.

Terminada la labor, mi madre pide una vela blanca y nada más encenderla entona una oración en su interior. En ella recordará entre otros, al tío Ramón.

Mi tío Ramón falleció en el año 1969. Yo apenas tenía 9 años... y le tenía mucho miedo. Era hermano de mi padre y siempre llegaba con olor a alcohol. No era malo y siempre estaba bromeando. Me llamaba "la brujita" porque yo me rebelaba a ir a comprarle bebidas con alcohol, me escondía debajo de la cama junto a mi hermano, de allí no salíamos hasta que él se había ido.

A veces quedaba a dormir en casa. Ese día yo no cerraba mis cansados ojos, temía que hiciese daño a mi familia. Tan pequeña y queriendo proteger a lo que más amaba y amo.

Mi familia sintió su partida, recuerdo que lloré mucho... viendo a su madre (mi abuela) llorar.

Aquellos años marcaron mi vida, prometí que no sería como él, decía a mi hermano: ni tú ni papá... nadie debe beber... sólo tomaremos agua.

Y así fue, tío Ramón era bueno, nunca hizo daño a nadie, pero aquella impresión de verle tambalearse para llegar a casa me causó un gran dolor e impotencia. Cómo hubiese podido decirle que estaba mal lo que hacía???

Ahora con mis cincuenta años puedo comprender mejor aquel pasado, me encuentro feliz de estar de nuevo con mis padres y mi hermano. Los cuatro como siempre estuvimos, nos reencontramos... y con el recuerdo de tío Ramón entre manos... Estas manos que se elevan hacia el cielo para pedirle a Dios que lo tenga en su gloria.

Los años han pasado desde aquella infancia y hoy mi hermano y yo somos papás de dos niños ilusionados...

Espero que el próximo año puedan ver otro Belén y otro nuevo año...

Pido a Dios que nos guíe y cuide la salud de mi familia y también a todos vosotros que sois mis hermanos.

FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO 2011 !!!

LA RUEDA GIRA Y TODO PASA....!!!