El trabajo: Una adicción con prestigio...

El término adicto al trabajo o workaholic surgió en los años 60 para describir a las personas cuya obsesión por las labores profesionales llega incluso a afectar su salud física y psicológica, así como sus relaciones interpersonales.

Aunque una persona "muy trabajadora" suele ser bien vista por la sociedad, la adicción al trabajo surge, desde el punto de vista psicológico, como una necesidad de compensación o un mecanismo de evasión de conflictos en otras áreas de la vida. Sin embargo, genera situaciones de estrés que pueden derivar en trastornos depresivos y de personalidad.

Con frecuencia, estas personas comienzan a incomunicarse, dejan a la familia a un lado y reducen paulatinamente sus actividades sociales, por lo que el entorno también se ve afectado por la adicción.

La salud también se ve afectada por el trabajo excesivo, ya que comienzan a manifestarse padecimientos como gastritis, alergias, acné, hipertensión, dolores de cabeza, pérdida de peso y de defensas inmunes e incluso enfermedades de mayor gravedad.


¿Cómo detectarla?

La adicción al trabajo se puede medir en escalas. Las dos más conocidas son el WorkBat (batería de adicción al trabajo) y el WART (test de riesgo de adicción al trabajo). Sin embargo, la revista española Psicothema dio a conocer una escala recientemente validada en Holanda para medir el nivel de adicción al trabajo, denominada Duwas.

Estas escalas se basan en afirmaciones sobre la vida personal y laboral. La cercanía o no de frases como "me siento culpable cuando tengo un día libre en el trabajo" al estilo de vida de una persona pueden ayudar a medir el nivel de adicción que esta persona presenta.


El factor psicológico

Según datos de la Organización Internacional del Trabajo, 8% de la población activa del mundo tiene jornadas laborales de más de 12 horas para evadir problemas en el ámbito personal.

La psicóloga Bárbara Killinger explica en su libro La adicción al trabajo que éste da a quien lo ejerce cierta sensación de poder y control, por lo que, tal como menciona la OIT, se utiliza como un mecanismo de evasión y como una manera de suplir otras carencias.

El psiquiatra español Jorge Tizón asegura que la adicción al trabajo puede degenerar en el burnout, o "síndrome del trabajador quemado", caracterizado por "trastornos depresivos, trastornos por ansiedad excesiva, trastornos adaptativos y trastornos de personalidad", además de bajo rendimiento laboral.


Salud comprometida

El médico cirujano Bjorn Martínez explicó que las personas adictas al trabajo con frecuencia sufren de trastornos en el aparato digestivo, dolores de cabeza, fatiga y pérdida de peso.

Martínez acota que muchos de los adictos al trabajo recurren al "abuso de sustancias prohibidas, o sustancias inadecuadas para rendir más" cuando comienzan a padecer del llamado burnout. Estas drogas pueden tener serios efectos secundarios en la salud del trabajador.

También destacó que otro de los peligros de la adicción al trabajo es la complicación de condiciones preexistentes, ya que la persona posterga sus tratamientos médicos para dedicar cada vez más tiempo al trabajo.

Resaltó que el venezolano no tiene "la costumbre de acudir al médico a tiempo, sino guiarnos por otras personas" o automedicarnos. Por ello enfatizó la importancia de que "acudamos a tiempo al médico" y "cumplamos nuestro tratamiento".

Por último, recomendó a quienes tienen fuertes cargas de trabajo una alimentación adecuada y períodos de descanso que permitan recuperar la energía consumida.