NO TE AHOGUES EN UN VASO DE AGUA

“No te ahogues en un vaso de agua”

El psicólogo estadounidense Richard Carlson (1961-2006), experto en afecciones relacionadas con el estrés, quizás sea el autor que mejor se ha ocupado de las preocupaciones.

En su libro “No te ahogues en un vaso de agua”, a lo largo de cien cortos capítulos, nos muestra que la vida no tiene por qué ser una emergencia continua sino que puede ser un fluir armonioso donde la felicidad es posible a pesar de todo.

Carlson propone cien estrategias para controlar el pesimismo y evitar que los sinsabores de la vida nos lleguen a amargar la existencia.

Aquí se resumen veinte de las propuestas más útiles para desactivar las preocupaciones cotidianas:

1. No sufras por pequeñeces.

2. Haz las paces con la imperfección (no te centres en las cosas o aspectos negativos).

3. Toma conciencia del efecto bola de nieve de tus pensamientos.

4. No interrumpas a los demás ni acabes sus frases.

5. Aprende a vivir el momento presente.

6. Permite que los demás tengan “razón” en la mayoría de las ocasiones.

7. Sé más paciente.

8. Sé el primero en actuar afectuosamente o tender la mano.

9. Plantéate la pregunta: ¿Tendrá esto importancia dentro de un año?

10. Ríndete al hecho de que la vida no es justa.

11. Permítete aburrirte de vez en cuando.

12. Repite para ti mismo: “La vida no es una emergencia”.

13. Dedica un momento cada día a pensar en alguien a quien darle las gracias.

14. Sonríe a los desconocidos, míralos a los ojos y salúdalos.

15. Dedica un rato cada día al silencio.

16. Procura comprender primero.

17. Escoge tus batallas con sabiduría.

18. Toma conciencia de tus estados anímicos y no te dejes llevar de los momentos malos.

19. Piensa que siempre es preferible ser amable que tener razón.

20. Mira más allá de lo que se ve a simple vista.

UN SALUDO

Hola J.G.M.

¡Qué bonitas frases! Lo malo es que algunas de ellas en el mundo actual son un poco difíciles de aplicar, por ejemplo las dos últimas.
Estas dos frases llevadas al contexto de la ludopatía, podrían suponer un caos total. Imagina por un momento qué ocurriría si por aplicar la decimonovena, un familiar deja de exigir la aplicación de ciertas medidas preventivas a su enfermo, (sobre todo al comienzo de la rehabilitación, pero por extensión en cualquier momento antes de que el enfermo esté preparado para ello) como por ejemplo no pedir los tickets, o dejarle manejar más dinero del necesario sin control alguno; sin duda a priori evitaría ciertas discusiones, pero ¿qué ocurriría después, qué consecuencias podría llegar a tener? ¿Merecería la pena?
Y en la última, prácticamente sugiere que se sea un desconfiado patológico (hablando siempre desde la óptica del familiar de alguien que padezca una adicción). Si el ludópata cumple las medidas preventivas y a primera vista no hay nada que indique que algo va mal, tratar de mirar siempre más allá, además de no permitir disfrutar de lo conseguido hasta ese momento, nos llevaría a no permitir despegar al ludópata por temor a un nuevo engaño o fracaso.
Como diría Albert Einstein “todo es relativo” y por ello lo que puede parecer en un principio algo estupendo, (como estas veinte frases) en algunas ocasiones puede no serlo tanto. En este punto vendría como anillo al dedo una expresión frecuentemente utilizada en la asociación donde yo asisto “hay que ser comprensible con el enfermo, pero duro e inflexible con la enfermedad”
Hasta pronto.