EN OTRO TIEMPO...

EN OTRO TIEMPO, EN OTRO ESPACIO, EN OTRO LUGAR…
CAPITULO 1. Un nuevo horizonte.
No recuerdo que paso aquellos primeros cinco meses del 2010. Sé que todo se centraba en una absurda y a la vez vertiginosa monotonía. Me limitaba a vegetar y suicidarme, alternativamente, lentamente, sin prisa pero a la vez con ganas de que todo terminase. No había solución posible, ni divina ni humana, para mí. No podía haber más fondo, este era el final y estaba tardando demasiado.
Hacía dos años que se había roto mi matrimonio, al fin llego el divorcio en junio del 2008. También hacía tiempo que había salido del mercado laboral. Tras múltiples ingresos, bajas continuadas, dos accidentes que destroce dos coches de empresa y mil barbaridades mas entre las que destacó deber dinero a todos y a todo, me despidieron con todos los honores y sin reprocharme nada. Cobre la indemnización por los tres años que llevaba en la empresa integra, lo que pasa es que no era el momento para tener dinero. Para aquella primavera del 2010 hacia mucho que se había terminado el dinero, hacia mucho que no era capaz de afrontar los cargos de las múltiples tarjetas de crédito, hacia mucho que no pagaba el alquiler del piso, hacia mucho que me habían cortado la luz… Y como hacía mucho de todo, allí estaba yo, veintisiete días al mes, encerrado en un pequeño pueblo, siendo el hazmerreir y la comidilla de todo el mundo, paseando hacia ningún sitio, con el único propósito de conseguir dos tetrabrik de vino al día para poder dormir.
Soñaba, planeaba, escribía y hacia cuentas durante todo el mes, cuando muchas veces no tenía dinero para comer, lo que iba a hacer a partir del próximo mes cuando cobrase. Pero según llegaba el día 27, acudía a un cajero, me iba del pueblo (Nadie me servía alcohol) Y a partir de ahí podría pasar cualquier cosa. Muchas, muchas veces (Hasta veinticinco) acabe en la sala de urgencias de un hospital, donde si reaccionaba, me las ingeniaba para salir, beber, volver y así hasta o me daban el alta o conseguía mi fin; ingresar una media estancia en psiquiatría del hospital, a ver si esta vez era la buena.
Aquel 10 de junio del 2010, me había despertado, vi que aun me quedaba una botella de vino, bebí varios vasos y volví a echarme en el sofá. Llamaron con los nudillos a la puerta, no había luz, me entro terror de que fuera la casera, pero ante su insistencia abrí. Era mi tía y su marido, muy mayores pero altamente validos los dos, ordenándome que me vistiese con lo que fuera que tenía cita con el psiquiatra. Recuerdo que la casa era un desastre, había más de veinte cartones vacios de vino y me costó encontrar algo digno de ropa que ponerme. Cuando volví a recostarme en el sofá pidiéndole un poco de tiempo sus palabras de amenaza me entraron muy hondo, sería mi última oportunidad.
Primero fuimos a Salud mental, me atendió mi psiquiatra que en tantas ocasiones me había visto pero nunca tan deplorable, me era imposible mantener la cabeza erguida y la mantenía apoyada entre mis manos mirando hacia el suelo. Me consiguió una entrada en psiquiatría, de las que tan bien yo conocía y que el director de la misma unidad no estaba dispuesto a darme ni una oportunidad más. Esperamos, esperamos y esperamos. Yo, mi victimismo y mi egocentrismo no se dio cuenta de la situación hasta que mi tía en plan tajante me expuso su edad, situación y que dejara ya de mirarme el ombligo. No tengo padres al uso, no tengo hermanos, ahora que grandes personas tengo como tíos. Lo único que lamento es no haberlos conocido antes y más. Ahora respeto su lugar y sus decisiones, pero me gustaría vivir más con ellos.
Por fin entre, muy amablemente y sin sorpresas, yo ya conocía el sitio y el protocolo, me llevaron a mi habitación. Debía ser mediodía, acababan de comer y yo podía descansar tranquilamente en una cama limpia. Había dejado de luchar contra todos, contra todo y contra mí, y estando allí mas al fondo que nunca pensé que esta era la única y última oportunidad que tenia de salir a flote. Ya me había demostrado a mi mismo que no servía ni como suicida, o salía ahora o nunca. No sé porque me sentí en paz…
Al despertarme tuve un poco de bajón. De nuevo estaba en el psiquiátrico, entre locos, raros, ancianos. Éramos pocos y solo se podía trabar conversación con adictos de todo lo que pone. El personal era el de siempre y yo me había convertido en uno más de los residentes habituales del centro. Por otro lado, llevaba mucho tiempo sin comer, el estomago se había cerrado y en toda la estancia en este centro no pase de tomar yogures y zumos.
Los días transcurrían con monotonía, yo me buscaba la vida para lo único que se puede hacer allí, fumar y disfrutaba enormemente de dormir en paz gracias a la farmacología del hospital. Pero, cual espada de Damocles, mi futuro era corto allí y no estaba escrito fuera. El psiquiatra no me llamaba a consulta y yo temía un alta en cualquier momento.
Una tarde se destapo el misterio; al día siguiente vendrían a verme entrevistadores de una asociación marginal, famosa por recoger los desechos humanos, estén como estén y sacarlos de las adiciones con métodos más o menos ortodoxos, a falta de pan, buenas son tortas. Pregunte, pregunte, pregunte y todo lo que me contaban no me gustaba nada, pero era eso o yo solo, y lo anterior llevaba tres años intentándolo cada vez en más declive. Vinieron, todo lo esperado era poco, aquello era salir de la mierda por el método “Camina o revienta.”, nada alentador. No fumar, cambiar de provincia lo más alejado posible y trabajar de sol a sol recuperando tu mente y tu cuerpo por los métodos de “ Unos terapeutas de la universidad de la calle.) Y con unos porcentajes de recuperación nada asegurados. Donde terminaba el deseo de subvenciones, la mano de obra esclavista y el mantenerse ellos mimos fuera del pozo y donde empezaba la labor terapéutica. Difícil saberlo.
Pedi hora y hable de ello con el psiquiatra, yo no me encontraba asi, yo no era para ir allí, yo no me merecía eso. Para mi incredulidad, seria y tajantemente me dijo que era a eso a lo que había llegado desde que el me conoció, año y medio y muchos ingresos atrás. Según su criterio yo era “ Un buscador de sensaciones “ , alguien con un trastorno límite de la personali dad, que había acarreado con la vida a duras penas, pasando de adicción a adicción y ahora, fuera por lo que fuese, una fuerte depresión que lo detono, no quería o no podía dar marcha atrás. Según su criterio, si yo en las breves estancias en el hospital, diez o quince días ,recobraba todo mi sistema cognitivo, no tenía necesidad física ni psíquica de consumir y era colaborador y coherente, porque al salir volvía a las andadas cayendo rápida y vertiginosamente. Yo lo elegía, no había otra explicación. No creía en una solución para mí, yo había decidido suicidarme, unas veces rapidamente, como ya lo había intentado tres veces, otras lentamente, como lo intentaba día a día.

hola eclipse

bravo por tu valentia al relatarnostu declive y como tocaste fondo . luego compañero y amigo hay visionarios que nos llaman duros ,dura es la vida a la que podemos llegar ,dura es la vida que muchos viven por culpa del juegoo el acohol, lo dicho bravo y gracias por compartir

CAPITULO 2. La Clínica Dual.
“ La máxima victoria es la que se gana sobre uno mismo.” ( Buddha.)
Llego la mañana del alta la unidad psiquiátrica del hospital. El miedo y la esperanza se juntaban por buscar un hueco en mi alma. Temía, temía mucho donde iba a ir, pero no quedaba otro camino, hace tiempo que había roto el billete de vuelta.
De pronto, movimiento inesperado, cambio de hora de alta, aparece mi tía, ella junto a mi psicóloga y su trabajador social han conseguido estancia en una estupenda y cualificada clínica de tratamiento dual de Madrid, nos vamos. Voy animado en el viaje con mis tíos, incluso me tomo con ellos un pincho de tortilla, hace poco que recobre el apetito. Llego a la clínica, normal, con un buen aspecto a privada y religiosa pero normal. Esperamos un buen rato. Me siento bien, que coño, muy bien y eso que aun no soy consciente de que por fin y sin buscarlo, me ha “Tocado el premio gordo en la lotería de mi vida.”
Nos atienden, subimos a planta, la tercera, se cierra la puerta esa si con llave y blindada. Dentro todo es el paraíso de rehabilitación de las adiciones; Sonrisas, limpieza, buena organización…se siente el cariño. Habitación individual, con baño individual, tu armario, tu encimera para escribir y reflexionar, se fuma en las habitaciones… Voy conociendo personal, un grupo ampliamente multidisciplinar con gran experiencia, amables, comprensibles y a la vez implacables en las normas, pocas, bien claras pero no negociables. Aquello es una gran oportunidad en la vida de un adicto, lo page quien lo page, él, la comunidad , su ayuntamiento o quien sea ( Son 300 euros diarios en privado.) A que no le guste que se valla, solo una condición, esperar al psiquiatra y pedirle el alta a la cara.
Voy conociendo compañeros, somos veinte, veinte habitaciones, entre bromas me dan la bienvenida al “ Junkie´s Palace “. La estancia es de tres meses, siempre hay muchas altas voluntarias o medicas, esto está para el que lo quiere no para el que lo necesita. Pronto me hablan de que en esta y otras unidades de igual experiencia y cualificación, aun con los esfuerzos empleados, el éxito objetivo es de un escaso 20 %. Yo lo tengo claro, de donde yo vengo, yo estoy en ese 20%.
Aun estando muy enfermo y desorientado, empleo todo mi tiempo en absorber las diferentes terapias, colaboro en todo, me guste o no, y mi tiempo libre lo uso positivamente; Escribo, me hago un cuaderno de apuntes, dibujo, hago trabajos manuales. También mantengo un acto índice de higiene corporal y de mis cosas. Siempre estoy ocupado.
Tengo un pequeño tropiezo para mi orgullo a la entrada a la clínica, pero como de este queda poco en estos momentos se subsana rápidamente gracias a mis tíos y a mi “ Darme todo igual en esos momentos “ , porque sinceramente, no se le puede llamar humildad. No tengo ropa. Lo que llevo esta en un estado nefasto y mandar a mi tía a recoger algo a mi casa no es una buena idea. ¿Cómo estará lo que halla, si lo que llevo es lo mejor que pude encontrar ?
Como son de lo que no existe en el mundo, personas excepcionales, bajan ,me abastecen de todo en “una tienda grande de chinos” y aun tienen el detalle de comprarme un cartón de tabaco, pues recuerdan lo jodido que era no tener, de cuando ellos fumaban.
Con esto y la ayuda de las auxiliares, que me enseñan “el mercadillo” de los que se fueron con prisa o despiste, poblado por cierto de buenas camisetas y polos que aún conservo con nostalgia, salgo del paso. Dandole,desde el primer día un valor añadido a lo que son “Mis cosas”, que no he perdido a día de hoy aun con el más simple de mis bolígrafos, siempre que signifique algo apara mi.
Me incorporo a las actividades, nunca había imaginado que existieran sitios así, gente estructurando a los que nos hemos roto desde todos los planos de nuestra vida;
Gimnasia. - Asamblea. – Psicoeducacion ( Psiquiatra.)
Piscina. – Taller plástico. – Terapia Ocupacional
Videoforun. –Debate Videoforun. – Educación en valores.
Educación para la salud.-Acogida y despedida.- Ansiedad (Psicóloga.)
Prevención de recaídas.(Psiquiatra.) –Grupo de encuentro ( Páter)
Habilidades sociales básicas. – Taller de animación sociocultural ( Baile, teatro…)
Pelis de fin de semana.
Yo no era consiente en un principio, pero me gustaba mucho y participaba de una forma frenética en ello. Pronto me di cuenta que esta hiperactividad sobrepasaba cualquier subjetividad mía y hable con mi psiquiatra, ya tenía una situación de actividad tal que el insomnio era prácticamente total. Ante ello, por fin se dieron cuenta de que seguía mal diagnosticado como trastorno límite de la personalidad y no digo como ludópata o alcohólico, que es como había sido diagnosticado toda mi vida. No señores, me estaba dando un ataque de hipomanía, sin llegar a la manía, de aquí te espero. Me pasaba el día y la noche en máxima actividad, tal si consumiese anfetaminas, con el optimismo de un político y seguía pidiendo pastillas para dormir sin conseguirlo, por fin, después de 48 años había dado la cara mi enfermedad, mi alcoholismo, mi ludopatía, mi consumo de drogas eran un síntoma como la fiebre alta en diferentes enfermedades; Padecía un trastorno bipolar de personalidad con carácter hipomaniaco.