J.A. MEXICO TESTIMONIOS

"Soy adicto al juego" .

Los apostadores patológicos, según un estudio, padecen una enfermedad incurable, como el alcoholismo y la drogadicción. Pierden el control sobre su vida, faltan al trabajo y hasta cometen actos ilegales
Alejandro Torres
El Universal
Ciudad de México
Domingo 23 de enero de 2005
00:02 Isaac está ansioso, no quita la vista de la pizarra del bingo. Espera cada vez más impaciente al número 82 y poder gritar su triunfo. Mientras tanto, Rafael se ha puesto su traje y se forma en la fila de los que han ganado el premio mayor de la Lotería Nacional, y su euforia crece por saberse portador, no de un cachito, sino de toda la serie de billetes, y está ansioso por cobrarla. Ambos son adictos al juego, y sin estar conscientes de su enfermedad se crearon un mundo irreal basado en un deseo incontrolable por apostar.
Su adicción los ha llevado al extremo de estar plenamente convencidos de que esta vez sí ganarán y pagarán todas las deudas que ya arrastran; pero más allá del dinero, creen que podrán finalmente transformar el infierno en que convirtieron sus vidas por perder patrimonio, familiares y amigos por causa de su afición a las apuestas.
Pero una vez más, la fortuna les niega una sonrisa y cuando se descubren perdedores sus mundos se derrumban.
A Isaac le sobreviene un infarto por la tensión acumulada cuando el número 82 jamás llega, y Rafael experimenta "una infinita desesperanza" cuando ve que su serie de Lotería es una más de las perdedoras.
Ahora, ellos son parte del único grupo conocido hasta ahora en México de Jugadores Anónimos, en donde se brindan ayuda para controlar una enfermedad incurable, equiparable al alcoholismo y a la drogadicción, y sobre la cual se extiende un velo de ignorancia y desinformación todavía, justo cuando la Cámara de Diputados debate una nueva Ley Federal de Juegos con Apuestas y Sorteos, que incluye la regulación de casinos.
Un exhaustivo estudio realizado por Juan Martín Sandoval y María Paz Richard, investigadores parlamentarios de la Cámara de Diputados, sobre los efectos sociales negativos de los casinos, señala que los jugadores patológicos "pierden el control sobre su forma de jugar, sobre sus vidas personales y empleo, cometen actos ilegales para financiar el juego".
El juego es sano cuando existe un control y placer al jugar, el sujeto se divierte y adquiere control sobre la realidad, agregan los investigadores, y señalan que el juego es enfermizo cuando la persona lo hace para salir de su propia frustración o para manejar la realidad que le es adversa.
"Para el ludópata el juego es un fin en sí mismo", indican en su estudio Casinos: efectos sociales negativos y ludopatía, que fue entregado a las comisiones de la Cámara de Diputados.
Ricardo es, junto con Rafael, fundador de Jugadores Anónimos y aclaran que no tienen ninguna postura, a favor o en contra, de la instalación de casinos, hipódromos, galgódromos, o cualquier otro negocio de juegos y apuestas en México.
Su preocupación es, más bien, hacia las personas "que están sufriendo porque no saben que están enfermas, que sus vidas se han vuelto ingobernables, y que no saben cómo superar su adicción al juego", dice a su vez Ricardo, quien partió hace más de cuatro años a Canadá para acudir a grupos de autoayuda para jugadores compulsivos que en México no existían.
Un día llamó a su amigo Rafael y le dijo que necesitaba volver al país, pero tendrían que iniciar un grupo o acabaría por morir. Sin saberlo, le estaba salvando la vida a Rafael, quien meses antes viajó a Las Vegas con su familia, y el primer día gastó todo su dinero en un casino.
"Junté las moneditas de un centavo que me quedaban y fui a la caja para cambiarlas por una moneda de un cuarto de dólar y apostarlo pensando que recuperaría todo. Me tocó el corte de caja, y mientras esperaba vi un letrero que alertaba a quienes pudieran ser jugadores compulsivos. Me vi reflejado, era mi retrato, pero me negué a aceptarlo. Copié el número telefónico de ayuda, por si acaso", cuenta Rafael.
Tras haber tenido ayuda en Narcóticos Anónimos, Ricardo y Rafael decidieron formar un grupo específico para adictos al juego. El único requisito para ingresar es "tener el deseo de dejar de apostar", dice la guía de Jugadores Anónimos.
"Aprendimos que teníamos que aceptar en lo más profundo de nuestro ser que somos jugadores compulsivos. Este es el primer paso de nuestra recuperación. Hemos perdido la habilidad para controlar nuestra adicción a las apuestas. Nos encontramos en las garras de una enfermedad progresiva", indica el manual.
La experiencia de Moisés ilustra hasta dónde llegan esas garras, cuando relata que su desesperación por seguir "en acción" lo llevó a aceptar condiciones de abierta desventaja frente a sus competidores.
"Yo abría mi juego en el black jack y ellos no, o les jugaba al tres por uno. Si gano, me pagas uno, si pierdo te pago tres", cuenta.
Hay una coincidencia entre Isaac, Rafael, Ricardo y Moisés; este último destaca: "Lo mismo es adicto el que apuesta al Melate o a los `volados`, que el jugador de casinos o de carreras de caballos. Y sufre lo mismo el que apuesta y pierde un peso como el que se juega un millón".
Agregan que, como en otras adicciones, afecta a mujeres y varones, a jóvenes y adultos. No distingue raza ni religión.
El estudio sobre casinos de Sandoval y Richard advierte que "los costos económicos y sociales de la rehabilitación de jugadores patológicos y jugadores problema en casinos, han de sumarse a los de ausentismo laboral, endeudamiento, ansiedad, descuido de las obligaciones familiares y sociales, vagancia, derroche, malvivencia, prostitución, alcoholismo y drogadicción inducidos por el juego, así como el recrudecimiento de fenómenos como agiotismo y gangsterismo.
Un análisis de los diputados sobre los riesgos sociales de los casinos, señala que "en México no tenemos cifras (sobre el juego compulsivo) ni hay un organismo especializado en su atención, pero se crearían los primeros programas para su tratamiento con un fondo de 2 por ciento de lo recaudado en impuestos a los casinos".
Al respecto, Ricardo y Rafael consideran necesario que el Estado adopte una política clara y decisiva de apoyo a los adictos al juego. Una forma de hacerlo, explican, es que en las instituciones de salud haya atención a los jugadores compulsivos.
Pero sobre todo, destacan que debe darse información a la gente y regular la publicidad que promueve las apuestas.
Y citan como ejemplo la publicidad del Melate llamada "¿Ya te viste millonario?".
Rafael: "¡Qué poca madre! Te agarran donde más te duele y en lo que eres más vulnerable. ¡Es el límite de la crueldad!".
La iniciativa de ley en estudio en la Cámara de Diputados señala que una comisión requeriría a los permisionarios adoptar medidas, incluso en su publicidad, que ayuden a prevenir la adicción al juego.
Los operadores de empresas donde se hagan apuestas deberán advertir sobre las consecuencias del juego patológico, prohibir el acceso a menores de edad y a personas vulnerables, además de orientar su mercadotecnia a tratar de evitar la dependencia al juego y capacitar a sus empleados para detectar a probables jugadores compulsivos.
En ese sentido, Ricardo sugiere que si el gobierno quiere ayudar a los jugadores, que instale una línea telefónica de asistencia y se distribuyan folletos.
Rafael y Moisés proponen que en los billetes de Lotería Nacional y en los de Melate y Tris incluyan una leyenda que advierta que el abuso es perjudicial.


TESTIMONIOS

Ricardo: (Fundador de Jugadores Anónimos México).
"No sabía que estaba enfermo, pero ahora que lo sé ya no puedo rehuir mi responsabilidad. El juego te hace mentiroso, y a la gente que más quieres es a la que más lastimas. Pides dinero a tus amigos y te rehuyen.
Tienes tantas deudas y tomas dinero de la colegiatura, del gasto, y hasta de la consulta médica de tu esposa, y llega un momento en que te pregunta tu pareja si andas con otra. Me llegué a jugar todo el sueldo de un mes en una sola carrera de caballos o de galgos".
Rafael: "A mis acreedores los citaba el martes, porque creía con tal vehemencia que ganaría la Lotería que me programaba: el domingo es el sorteo, el lunes cobro el premio y martes les pago. Las combinaciones para el Melate o el Tris las encontraba en las placas del coche o en el odómetro o en cualquier lado y creía que ese sería el número ganador".
Isaac: "Un jugador adicto en el programa de recuperación realmente lo empieza a recuperar todo, como yo que tengo ya 10 meses y empecé a recuperar mi trabajo, el respeto a mí mismo, el de la gente, pero sobre todo la confianza".


PERFIL DEL APOSTADOR PATOLÓGICO

No puede y no quiere aceptar la realidad.
Sólo se siente emocionalmente bien si está "en acción".
Quiere tener todas las cosas buenas de la vida sin esfuerzo.
Tiene la necesidad urgente de ser "alguien importante" y quiere sentirse todopoderoso.
No deja de pensar en las cosas grandes y maravillosas que hará tan pronto gane en grande.
Se ve como persona filantrópica, simpática, que regala artículos lujosos a su familia y amigos (a quienes ha mentido y a veces les ha tomado dinero).
Se imagina su vida llena de lujos y elegancia rodeado de sirvientes, con buena ropa y recorriendo el mundo
UN SALUDO
TODO PROBLEMA TIENE SOLUCION
TU FUTURO NO ES UN JUEGO DE AZAR