Los juegos de azar, más de moda que nunca...

Ha dejado escrito Octavio Paz lo siguiente: "Nuestra sociedad, amante de modas efímeras, parece querer consumirlo todo de golpe". Nos viene al recuerdo la opinión el poeta, porque actualmente los españoles y las españolas están consumiendo con ansiosamente un nuevo juego de azar que se ha puesto de moda. Se trata de llamar por teléfono a las emisoras de televisión, con la esperanza de que su llamada sea escogida, no sabemos por qué procedimiento, para ser premiada con unos cuantos miles de euros. Lógicamente, los teléfonos a los que se debe llamar son de los que revierten dinero al receptor de las llamadas, lo cual significa que con tan ciertos ingresos pagan los premios y quién sabe si pueden dejar incluso beneficios.

Y es que la tendencia a los juegos de azar puede ser que se agudice en tiempos de crisis. Es una atracción que algunos teóricos consideran fatal o insoslayable, puesto que en ocasiones se puede llegar, por su intensidad, a la psique del individuo. De ahí que según se ha afirmado con visos filosóficos, el jugador no tiene ni amor ni patria y solamente goza de la pesada atmósfera de la sala de tapete verde, donde anímicamente se encuentra dentro de una especie de magia o ensoñación que le proporciona la única efervescencia vital que le sostiene las ideas.

Indiscutiblemente todo esto es lo negativo del juego, de los juegos, cuando alguien se entrega a ellos en cuerpo y alma, cifrando en sus posibilidades de placer los cauces de su existencia. Lo que significa aceptar vitalmente unas limitaciones sociales verdaderamente lamentables. Jugar es un lúdico entretenimiento que en ocasiones nos puede ayudar a vivir, pero someter una vida a su única atracción, supone renunciar a otros valores pasionales que continuamente la existencia ofrece.

Y del juego de azar se ha escrito bastante a lo largo de los tiempos. Pongamos un primer ejemplo. Dicen que en cierta ocasión el francés Georges Pompidou hizo la siguiente puntualización sobre determinado destino humano: "Hay dos caminos de perdición: mujeres y juego. El más placentero son las mujeres y el juego el más rápido". Y una frase sarcástica, debida a Santiago Rusinyol: "El juego es altamente moral, sirve para arruinar a los imbéciles".

Ahora mismo existen más juegos de azar que nunca fuera de las salas de juego y de los bingos, dado que de la lotería tradicional y el cupón de los ciegos, se han derivado otros muchos, desde las quinielas a la primitiva hay toda una baraja de posibilidades para pronosticar. Y como el más moderno de todos, ahí tenemos el de las llamadas telefónicas a las emisoras de televisión. Sí, como afirmó Charles Lamb, se puede definir el hombre como un animal que juega.