VOCES DE RECUPERACION

“Hasta este momento aprendimos que podríamos “hacer como si”.

Esto no significaba que éramos deshonestos o pretendíamos creer en Dios cuando no creíamos.
Significaba que éramos libres de dejar a un lado argumentos teológicos y examinar la idea de un poder espiritual a la luz de nuestra necesidad desesperada de ayuda para nuestras vidas”
Llegué a JA por medio de mi señora que leyo un aviso en el diario, donde había estado luchando, me sentía miserable e incapaz para trabajar el programa; simplemente no creía que nada pudiera sanarme de mi forma de jugar compulsivamente y de mis actitudes dañinas.
Una vez que admití que era impotente hacia el juego, pude entonces tomar el Paso Dos y trabajarlo.
Sí, estaba totalmente desesperado. Dejé de utilizar la lógica, olvidé mis prejuicios acerca de la palabra “Dios” y “haz como si”.
Un poder más grande a mí mismo estaba trabajando en mi vida. “Haciendo como si” hizo que yo confiará en que estaría bien, que podría vivir cada día sin jugar compulsivamente o dañándome.

No sé exactamente en lo que creo, pero no importa, tengo fe en que trabaja.

“…nosotros aprendimos que podíamos “actuar como si”.”

Como un nuevo miembro yo a veces tenia dificultad para aceptar todo lo que el programa tenia para ofrecer.
Entonces me dijeron que “actuara como si” y creí todo aquello cuando está teniendo problemas para aceptar.
Hubo veces que ni siquiera pude hacer eso, y que podía orar por el deseo de ser capaz de “actuar como si”.
Al aprender esto, yo fui capaz de abrir mi mente a nuevas ideas.
Eventualmente pude parar de actuar y empezar realmente a creer.
Si abrimos nuestras mentes y corazones, podemos empezar el proceso de detener y encapsular la compulsion por apostar, que nos traerá la paz la serenidad que todos merecemos.

“Cuando estaba solo, la apuesta era mi amiga,
me aliviaba y llenaba el vacío que estaba ahí cuando no me sentía amado, lo cual era la mayor parte del tiempo”.
Me siento triste cuando recuerdo mis días antes de JA, días de no parar de apostar, despreciándome y ansioso.
Me sentía solo en mi mundo, apartado de mi familia y mis amigos.
El jugar compulsivamente me tenía sedado pero nunca era suficiente.
Prometía no jugar al siguiente día pero no podía parar de jugar.
Después de 22 años de seguir viniendo a JA, se ahora amarme en primer lugar, lo cual significa que puedo amar a otros.
Empecé haciéndolo con los miembros de JA. Ellos no me rechazan por mi conducta adictiva.
Yo confío en un Poder Superior quien me ama y permite que me acepte como yo soy.
He aprendido a amarme a mi mismo y entonces así poder amar a otros.

“Muchos de nosotros encontramos que el miedo es la raíz de muchas de nuestras emociones y acciones dañinas”
He aprendido que el miedo me esconde: me DESTRUYE, me mantiene en silencio, me dice “no lo hagas”, me margina de mis amigos, evito responsabilidades, y pierdo el momento y todo lo que tiene para ofrecerme.
He aprendido que una vez que llego a estar consciente de la presencia del miedo, puedo exhalarlo mediante la inspiración de la fe.
LA FE ES EL ANTÍDOTO DEL MIEDO. La fe de que mi Poder Superior está aquí conmigo, que siempre tiene el mejor interés para mí en su corazón y siempre me dará la fuerza y guía hacia la verdad, si se la pido. Con fe vivo el momento presente y saboreo lo bien que sabe.

“El Paso Once nos anima a practicar la oración, continuar la comunicación con nuestro Poder Superior diariamente, aún cuando parezca un ejercicio sin sentido”
La oración cambia las cosas, esto es muy claro para mí. En mi vida anterior como un adicto a la apuesta desesperado y enfermo usé bien mi cerebro pero fui un agnóstico espiritual. Simplemente no creía en nada. Luego, como sugirió mi padrino, comencé a decir “buen día” a Dios cada mañana solo para ver qué sucedía. El resultado fue extraordinario, Dios venía a mí cuando yo iba a Dios. Él tomó mi alma vacía y la llenó con su presencia.
Hablar con Dios todos los días es ahora parte de mi vida, simplemente no puedo vivir sin ello.
Veo a la oración como un ejercicio para el alma y para el cerebro. Ahora debo vivir mi vida a través del alma y la mente. Ningún pensamiento es inútil como tampoco lo es ninguna oración. La oración cambia las cosas.
Cuando no me gustan los cambios puedo tener la seguridad de que esos cambios han venido de Dios.

EN ACCIÓN

J.A. es algo más que un conjunto de principios; es una sociedad de jugadores en acción.
Debemos llevar el mensaje, pues, de no hacerlo, nosotros mismos podemos debilitarnos y aquellos a quienes no se les ha comunicado la verdad, pueden perecer.
Yo tenía un deseo desesperado de vivir, pero si iba a lograrlo, tenía que participar activamente en nuestro programa.
Me uní a lo que se convertiría en mi grupo, donde abría el local, hacía el café y me ocupaba de la limpieza.
Llevaba abstinente tres meses cuando un veterano me dijo que yo estaba haciendo trabajo de Paso Doce.
¡Qué satisfactorio fue saberlo! Sentí que realmente estaba logrando algo.
Dios me había dado una segunda oportunidad, J.A. me había enseñado el camino y estos dones eran no sólo gratuitos sino inapreciables.
La alegría de ver desarrollarse a los recién llegados me recuerda de dónde vine, dónde estoy y las ilimitadas posibilidades que tengo por delante. Tengo que asistir a las reuniones porque en ellas recargo mis baterías para tener luz cuando la necesite.
Soy un principiante en el servicio, pero ya estoy recibiendo más de lo que doy.
No puedo conservarlo a menos que lo dé a otros.
Yo soy responsable cuando otro pide ayuda.
Yo quiero estar allí abstinente.

"Dios concédeme serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo, y sabiduría para reconocer la diferencia. hagase tu voluntad y no la mia"

Después de más de un año en el programa, estas palabras se han convertido en una segunda naturaleza para mí; las he repetido mil veces.
Que despertar para mí el día que dije la oración, de la mano de mis amigos en JUGADORES ANONIMOS y finalmente entendí su simple mensaje.
Hasta entonces había creído que yo tenía que decidir, con la ayuda de Dios, cuáles de las personas, lugares y cosas se beneficiarían más de mi interferencia.
Ahora sé que soy impotente sobre todos ellos. Es muy simple. Por mi parte, no tengo que decidir nada.
Las cosas que no puedo cambiar son todas las cosas que están fuera de mí mismo. Lo único que puedo cambiar es a mí mismo.
Cuando digo la oración, le pido la voluntad de aceptar todo y el valor de cambiar sólo a mí mismo.
Sólo con la aceptación de este simple hecho, viene la serenidad que busco.

Miedo.

Al fracaso y a la soledad.

El miedo al fracaso me lleva a fracasar, me convierte en una persona débil, vacilante, sin iniciativa.
El miedo al fracaso me hace inseguro, me lleva a dudar permanentemente.
Por añadidura mis decisiones no son firmes y no pongo todo mi ser en lo que hago.
Entonces cuando tengo miedo muy posible que las cosas no me salgan bien.
Y luego cuando vuelva a intentarlo, tendré más miedo e inseguridad que la primera vez y eso implica luchar sin decisión ni entusiasmo.
Muchas veces, el miedo al fracaso venia de sentirme inferior a los demás.
Tendré temor a equivocarme otra vez, porque sufría cuando los demás me miran como fracasado.
Esto es más doloroso todavía cuando estoy en competencia con una persona que no me ama, e imagino que se burlara de mí y me criticará.
Pero los fracasos no deberían ser algo terrible.
He leído en nuestra literatura: que una persona sabia es capaz de aprender de los fracasos, y cada error sirve para mejorar, para perfeccionarse, para aprender algo nuevo, para crecer. Después de un fracaso, el sabio vuelve a comenzar con más entusiasmo, sabiendo mejor lo que le conviene hacer. Y con el paso del tiempo,
desarrolla nuevas capacidades y habilidades para progresar.
Generalmente sucede sobre todo cuando de verdad confiamos en nuestro Ser Superior, cuando caminamos, trabajamos con él, cuando lo consultamos ponemos en la oración nuestras tareas y proyectos, nuestros errores, y recaídas.
También en el fracaso, el hombre sabio es capaz de descubrir el amor del Ser Superior que lo llama a levantar los ojos, le ofrece una nueva oportunidad, y entonces se entrega una vez más con esperanza.
Un hombre que cree y se entrega de verdad, encuentra a su Ser Superior también en medio de una caída y de un error, en medio de una gran preocupación, cuando parece que todo se vino abajo.
Porque su Ser Superior es todopoderoso, y es capaz de hacerlo resurgir de las ruinas.
Nadie puede reírse del sabio cuando fracasa, porque el sabio cree firmemente que su Ser Superior lo ayudará a renacer desde las cenizas, y se levanta con confianza y dignidad.
Por eso, no vale la pena tener tanto miedo en los fracasos.
La fe me da seguridad de que tarde o temprano, El Ser Superior me levantará, no me dejara postrado en el fracaso.
Una forma de fracasar seria quedarme solo, a veces se metía en el corazón el miedo a la soledad, al abandono de los demás.
Pero el al creer firmemente en mi Ser Superior, como mi amigo, lleno de amor, él será capaz de llenar mi corazón y me dará la mejor compañía cuando todos se han ido.
El seguro que respirara conmigo, caminara conmigo, trabajará conmigo.
Debo percibirlo con la luz de la fe y con intuición del amor.
Y si se dar amor sincero y generoso a los demás siempre habrá alguien cerca para darnos una mano, y no me sentiré abandonado.
Es bien cierto que los seres humanos muchas veces fallan, es imposible pedirles perfección, porque no son como el Ser Superior, el amor de los seres humanos es imperfecto y frágil, pero eso no significa que sea falso o que no exista.
Siempre habrá alguien que nos auxiliará si se lo pedimos,
porque nuestra hermandad es como una madre, nos cuida y nos protege.
Por ello hay que descubrir que el miedo a la soledad es tonto.
Es cierto que me quedaré solo si yo opto por el resentimiento y el egoísmo.
También me quedaré solo si estoy eligiendo a quién querer que esté a mi lado, o si solo acepto personas bellas, agradables, perfectas.
Pero al tener mi corazón libre y abierto, no tendré que temer a la soledad.
La amistad de mi Ser Superior no me faltará, y su presencia de amor es más real que las paredes, que los árboles y que nuestro propio cuerpo.
El está, y siempre habrá algún ser humano que sea instrumento de su amor, que nos brinde una ayuda y un momento de compañía.
Pero lo mejor es pedirle a mi Ser Superior que sane mi temor a la soledad y que abra mis ojos para conocer su presencia amistosa.
En definitiva debo entregarme con todo a mi Ser Superior.

“Lo que se necesita para trabajar el Paso Tres es el real deseo de vivir de acuerdo a la voluntad de Dios, un día a la vez”

Tratando de entender el Paso Tres pregunté cómo hacer para llevar mi voluntad y mi vida a Dios, de la manera en que yo lo entiendo. ¿Qué se supone que yo haga? Luego, cuando leo este pasaje se me ocurre un pensamiento... ¿Cuántas veces se nos dice que trabajemos el programa? Dios es mi empleador!
Cuando sigo el programa lo mejor que puedo, no solamente hago llamadas, voy a reuniones, apadrino, sigo un plan diario y uso los pasos, estoy realizando un trabajo. Yo podría hacer este trabajo por el resto de mi vida y nunca me echarían. Yo podría realizar mi “trabajo de recuperación” en cualquier momento, en cualquier lugar. Esta idea me reconfortó tremendamente y me dio un sentimiento de ser útil y tener un propósito. También me mostró que es necesario que yo dedique suficiente tiempo al programa de la misma manera que haría con un trabajo.
Y cada día que no juego compulsivamente es día de pago!

Tuve días en que regresando en mi automóvil de una plaza, llevaba una mano en el volante mientras la otra estaba buscando en datos con mi telefono para la proxima apuesta, tuve suerte de no haber tenido un accidente, sin manejar atentamente, me habrían multado incontables veces.
Muchas veces he reconocido la locura de mi comportamiento.
Admitir que tengo un problema con la apuesta es el comienzo del camino hacia la recuperación.
Soy impotente ante la apuesta y ante mis malos hábitos .
En JA aprendí que la impotencia hacia la apuesta es la piedra fundamental sobre la cual puedo construir mi nueva vida.
La debilidad es el pegamento que me une a otros en este programa y puedo aceptar que necesito ayuda, aún después de haber estado abstinente por años.

Desesperadamente andaba sin rumbo, pensando en jugar a las apuestas de una manera disfrasada por los problemas que segun yo no podia cambiar, lo unico que me tranquilizaba eran los juegos de azar, pero eso era peor y no podia parar de apostar.
Asi que lo unico que me quedaba era quitarme la vida,
pero me acorde que habia una solucion, ya habia estado antes, pero me retire por que no me consideraba ludopata, pero el tiempo Y el sufrimiento como a mi familia el pasado me lo demostro que si lo era, con la perdida de mi trabajo, famillia, valores personales, etc.
Se y me consta que millones de personas en el mundo se han salvado de morir, de la carcel, del manicomio etc.
Han vuelto al sano juicio y la normalidad gracias al "Poder Superior y Jugadores Anonimos"
Por todo eso me siento agradecido de mi Dios todopoderoso que gracias a El estoy vivo y su voluntad es que trasmita el mensaje para todos aquellos que estan sufriendo todavia, a pesar que ya no juegan a las apuestas y su vida sigue ingobernable.
Si se puede ser libre de los juegos de azar si soy honesto conmigo mismo y practico los Doce pasos
de recuperacion, unidad y servicio, en todos mis asuntos en estas 24 horas.

Principal acontecimiento

Al principio de estar en el programa probé varias sugerencias que había recogido en las reuniones, y parecía que funcionaban.
Después de un tiempo, me envalentoné y empecé a profundizar un poco más en la literatura.
Estaba sola en casa un día, sentada en una cómoda silla
leyendo un libro que había pedido prestado al grupo,
cuando de repente empecé a luchar conmigo misma.
No quería leer más porque no quería aprender nada más.
Dejé el libro bruscamente. En ese momento decidí que no iba a ir a más reuniones. No tenía que ir y nadie me iba a hacer ir.
Fantaseé sobre volver una vez más y agradecer a todo el mundo por haber compartido y hacerles saber, como cortesía, que no iba a volver. (Después de todo, ellos me habían dicho que podía elegir; no tenía que hacer nada que yo no quisiera hacer).
Me estuve sentada allí imaginando como sería mi última reunión.
Cuando llegara mi turno, les daría el discurso de
despedida que tenía preparado y algunas personas me dirían algunas palabras amables.
Después de representar la escena completa en mi mente,
tuve una idea genial: iba realizar una apuesta.
No había nadie más en casa, y ya había sido “buena” durante tiempo suficiente. Había estado abstinente varios meses; me merecía un premio.
Además, nadie se iba a enterar.
Pensé que sería muy agradable tumbarme mientras
preparaba mi regreso a la accion de apostar para esa tarde.
Había pasado mucho tiempo y quería que fuera algo especial.
Mientras estaba acostada, planeando todos los detalles de mi apuesta, algo empezó a meterse en mi cabeza.
Unas vagas imágenes rondaban por mi mente y me encontré a mi misma dedicándoles mi atención sin querer.
Tan pronto como lo hice, las imágenes cristalizaron,
asumiendo una forma reconocible.
Eran los lemas de JA que yo había aprendido tan
inteligentemente cuando empecé con el programa.
Había parecido una buena idea desarrollar un “equipo de primeros auxilios” así que estuviera donde estuviera tendría recursos para volver atrás en ausencia de un padrino. No quería depender demasiado de un padrino;
los padrinos son gente, también ellos duermen, salen y tienen una vida aparte de sus niños de JA.
Así pues, memoricé toda clase de cosas buenas:”Deja pasar el sentimiento”; “Controla tu la situación, no dejes que la situación te controle a ti”; ”hazlo fácil”; etc… Una a una, estas frases empezaron a llegarme de todas partes.
Tenía el extraño sentimiento de que ya no estaba sola.
Me tapé con una manta y empecé a llorar.
Mi mente seguía saltando de lo negativo a lo positivo:
“Voy a dejar este estúpido programa”
“Hazlo fácil”
“No voy a volver; no tengo que hacerlo”
“Déjate llevar y deja a Dios”
No podía entender por qué estaba llorando. ¿Era ira, miedo, frustración o qué?
La lucha continuó durante una hora, pero me pareció muchísimo más larga.
Me sentía tan desgraciada y confusa, que nunca podría haber dicho con seguridad si me iba a levantar de la cama alguna vez, determinar simplemente qué dirección iba a tomar.
Por fin, mi llanto remitió, y al hacerlo, pasó mi lucha interior.
Ahora sé que esa fue mi vuelta al programa.
Darme cuenta me indicó que algo estaba cambiando:
la parte de mi que quería amarse a si misma estaba surgiendo, diciéndome que había ayuda si yo la buscaba; que no estaba sola; que esos “extraños” JA realmente se preocupaban por mi y que siempre me darían la bienvenida si volvía, sin importar lo que hubiera hecho en anteriores reuniones.
No juzgaban ni criticaban.

•Ellos habían sugerido que me realizara mi planificación día a día; yo lo hacía cuando me acordaba.
•Ellos dijeron que cuanto antes consiguiera un padrino, mejor; yo lo retrasé para demostrar que yo no era tan débil.
•Ellos me animaron a tomar los números de teléfono y llamar a la gente; no yo.
•Ellos no sabían ni yo lo hubiera admitido lo asustada que yo estaba.
•Ellos me sugirieron que hablara con mi Poder Superior; pero ¿por qué tenía que hacerlo? El Poder Superior no había hecho nada de lo que yo le había pedido antes.
Los lemas, las herramientas, las sugerencias, una tras otra, las analicé y las sopesé, buscando los puntos débiles. No pude encontrar ninguno.
De repente, ví claramente que eran MIS RESISTENCIAS las que no se mantenían en pié, que eran irracionales. Fue en este momento cuando fui capaz de digerir el valor de mantener la mente abierta y de ser honesta acerca del programa.
Volví a la reunión, pero no fue para una visita de despedida.
Mi vida ha cambiado completamente a consecuencia de
MIS ESFUERZOS para seguir las sugerencias del programa.
La belleza y la serenidad que habían florecido en mi vida
cogieron raíces el día que luché tan duramente,
EL DÍA QUE YA NO PUDE SEGUIR NEGANDO LA PRESENCIA DE UN PODER SUPERIOR.

“El jugador compulsivo que todavía sufre, no siempre es un recién llegado a JA. Él o ella puede también ser un miembro de nuestro grupo que experimenta dificultades con la enfermedad de jugar compulsivamente u otros problemas”
Yo fui un jugador compulsivo que sufría aun dentro de JA. Luché por 10 años tratando de encontrar la abstinencia perfecta y el plan diario perfecto.
Las puertas de JA permanecieron abiertas para mí, en abstinencia o no, y por ello estoy profundamente agradecido.
El comité de los 12 pasos formado en la Conferencia Mundial de Servicios dice que todos tenemos un lugar en JA y que el propósito primero de nuestro grupo es llevar el mensaje. Llevamos el mensaje no solo a aquellos que todavía no han encontrado a JA si no también a aquellos de nosotros en JA que todavía sufrimos. Finalmente el mensaje me llegó (o yo llegué a él), y desde entonces estoy abstinente.

“Aquellos que juegan compulsivamente y se aíslan, están rechazando la apuesta que satisface y suaviza el alma infeliz que está adentro”

Me sorprendió tener que aceptar la idea de que la debilidad espiritual era parte de mi enfermedad.
Después de todo siempre había creído en un Poder Superior que llamé Dios y había asistido a la iglesia casi todos los domingos de mi vida.
Así que me ofendí cuando escuché esto y más todavía cuando mi padrino me dijo que era obvio que mi Dios era la apuesta.
Sin embargo, cuando enfrenté la forma en que yo le había dado poder a la apuesta sobre mi vida, comencé a rezar para pedir perdón.
Había usado la apuesta no solamente para confortarme, consolarme o premiarme, sino también para darme energía y ayudarme.
Como resultado de mis once años en JA, veo ahora a mi Poder Superior como un Dios muy personal y lleno de amor, que me guía y me dirige si yo simplemente abro mi mente a El y escucho.
Él ha hecho mucho más por mí que la apuesta podría alguna vez hacer. Realmente, esta unión espiritual es esencial en mi abstinencia diaria.

“…La mentira se abre paso porque la verdad nos confrontaría con nosotros mismos…

“La unidad no significa uniformidad. En JA aprendemos a no estar de acuerdo con otros en asuntos importantes y aún así ser amigos que se ayudan mutuamente”
El servicio en JA me ha enseñado muchas cosas. Quizá la más importante es que puedo amar y respetar a otro que tenga un punto de vista diferente. Somos miembros de una hermandad, compartimos la misma compulsión. Estamos tratando de hacer lo que sea mejor para JA, podemos “estar de acuerdo en no estar de acuerdo”.
En JA he aprendido que podemos tener puntos de vista diferentes en asuntos importantes sin que eso perjudique nuestra amistad. Simplemente porque alguien no esté de acuerdo conmigo no significa que esa persona no me ame o no quiera mi amistad. No tengo que tomarlo en forma personal.
NUESTRA CONCIENCIA DE GRUPO DECIDE UN ASUNTO.
Si no estoy de acuerdo con esa decisión puedo aprender a vivir con eso.
Confío en que los miembros de JA tienen en mente lo que es mejor para JA y que yo puedo aprender algo. Aprendo que no solamente hay otros puntos de vista diferentes del mío sino también que esas ideas pueden ser correctas.

“Agradecidamente seguimos las huellas de muchos otros que han transitado por este camino antes que nosotros,
y nos sentimos gratificados de estar haciendo nuestras propias huellas para que otros las sigan”
Me siento agradecido de que todos ustedes estuvieran aquí cuando vine a JA.
Estoy agradecido por los fundadores que dejaron las primeras huellas para que yo las siguiera.
Me siento agradecido por otros jugadores compulsivos que estaban deseosos y felices de compartir su experiencia, fortaleza y esperanza
Estoy agradecido de no haber tenido que caminar el camino solo. Eventualmente, descubrí que yo podía dejar huella para que otros la sigan.
Yo también tuve experiencia, fortaleza y esperanza para compartir.
Siempre estoy feliz de compartir con otros. Caminamos juntos en este camino de recuperación.
Seguimos las huellas en la arena de aquellos que han caminado antes que nosotros y dejamos huellas para los que vienen.

“Acepte como algo natural que por un período de tiempo
(y puede ser largo) es posible que repetidamente experimente:
(a) La tentación y el ansia consciente de apostar ,
(b) El impulso súbito y avasallador de hacer solo una apuesta,
(c) El antojo desesperante, no por la apuesta como tal,
sino por esa agradable sensación y consuelo”.
Antes de tomar esa primera apuesta, recuerde…
Cuando yo por primera vez vine a JA era increíblemente reconfortante leer esas palabras. Es decir que era totalmente normal para mí desear apostar de repente y sin razón aparente?
Algunos puntualizan que si fuera siempre fácil, muy pocos miembros de JA seguirían viniendo.
De acuerdo, pero que sucede con esas terroríficas pesadillas sobre la apuesta que he tenido cuando me despertaba convencido de haber estado apostando?
Un padrino muy colaborador cambió esos sueños de negativos a positivos llamándolos “liberadores” –oportunidades para experimentar todos esos horribles sentimientos que acompañan a una recaida: arrepentimiento, odio a sí mismo, terror sin tener que vivirlos realmente.
Que alivio que obtuve de la literatura y de las sabias palabras de otros JA que me recuerdan que sea lo que sea que estoy sintiendo, está perfectamente bien.

¡Qué Regalo!
Paso Uno: Soy impotente ante………..
Soy impotente ante la muerte.
Soy impotente acerca de cómo la gente conduce.
Soy impotente ante el nacimiento de mi nueva nieta.
Estoy agradecida de ser impotente, porque mi Poder Superior es poderoso.
SOY TAN FUERTE Y FLEXIBLE COMO MI ACEPTACIÓN.
Admito que vivo, que me encanta reír, y que todo sucede en un parpadeo.
No me niego a mi misma ni a nadie más la DIGNIDAD DE ELEGIR.
Esta maravillosa forma de liberación es un ejemplo muy importante del regalo de la impotencia, mano a mano con la aceptación.
Admito que el miedo a cambiar ha creado dentro de mis recovecos en los que esconderme.
Al admitir este miedo, se ha visto que los cambios han ocurrido en mi vida y ME HAN RESCATADO DE MI MISMA.
Sólo al darme cuenta de que otro de esos recovecos se ha cerrado, soy consciente de que existía.
El “por qué” no importa porque el Poder Superior lo creó, así como las lecciones que necesitaba aprender.
Ser impotente no es una excusa para escapar de la responsabilidad de mis actos o de mí no hacer nada.
ME EVADÍA DE LAS RESPONSABILIDADES CUANDO USABA LA apuesta PARA ATONTARME.
Este Paso, el primero en el camino a la recuperación, da miedo, simplemente porque por fin nos damos cuenta de que hemos de ser responsables.
No importa dónde o cuándo empecemos, todos estamos juntos en este proceso de aprendizaje.
“Nosotros” es la palabra más importante que leemos en nuestros libros. No somos impotentes y no estamos solos.
Trabajamos juntos, con nuestro Poder Superior y unos con otros. ¡Vaya regalo!

“Nosotros descubrimos que podemos aprender y trabajar en armonía con personas cuyas personalidades no nos gustan mientras permanezcamos enfocados en los principios de JA”

La Tradición Doce dice que “el anonimato es la base espiritual de nuestras tradiciones, recordándonos siempre que debemos anteponer los principios a las personas”
¿Pero cuales son los principios que debemos anteponer a las personalidades?
Una lectura rápida de los Doce Pasos revela que la honestidad, esperanza, fe, valor, integridad, buena voluntad, humildad, la autodisciplina, el amor, la perseverancia, el despertar espiritual y el servicio se encuentran entre ellos.
Cuando se antepone uno de estos principios a cualquier persona o situación desafiante, alcanzo un estado de humildad y por lo tanto se me puede enseñar.
“nosotros los jugadores de apuestas tenemos que permanecer unidos o la mayoría de nosotros morimos solos”.
Estos principios, cuando se aplican pueden ayudarnos a cumplir con el legado de J.A. y asegurar que J.A estará aquí para el próximo recién llegado que atraviese nuestra puerta.

“Nada en nosotros puede ser cambiado hasta que primero nosotros lo aceptemos. El Paso Cinco nos ayuda a conocernos y a aceptarnos, hace posible para nosotros cambiar y recuperarnos”
Admitir la verdad acerca de nosotros requiere de honestidad, el valor para decir la verdad, y la voluntad para aceptarla. Algunas veces parece que es más de lo que puedo soportar, pero la única manera de terminar rápido es haciéndolo.
Si no acepto que estoy enfermo, entonces no puedo buscar ninguna clase de tratamiento médico.
Si no tengo la voluntad para tomar mi medicina, entonces no podré cambiar y mejorar.
Esto tiene que ver con lo que yo estoy dispuesto a pagar. Si mi tiempo, el dinero y la energía no tienen gran valor, entonces no estoy dispuesto a pagar el precio.
Si vivir en la recuperación, disfrutar de la vida y cosechar los beneficios son mis principales preocupaciones, entonces estoy dispuesto a pagar el precio y crecer con esa oportunidad.

"EN LO MÁS PROFUNDO DE NOSOTROS MISMOS".
Encontramos la Gran Realidad en lo más profundo de nosotros mismos.
En última instancia, solamente allí es donde Él puede ser encontrado... (busca) diligentemente dentro de ti mismo...
Con esta actitud, no puedes fallar.
El conocimiento consciente de tu creencia te llegará con seguridad.
Yo busqué ayuda de J.A. desde las profundidades de la soledad, de la depresión y de la desesperación.
Según iba recuperándome y enfrentándome al vacío y la ruina de mi vida, empecé a abrirme a la posibilidad de sanar que la recuperación ofrece por medio del programa de J.A. Asistiendo a las reuniones, manteniéndome abstinente y practicando los Pasos, tuve la oportunidad de escuchar con creciente atención a las profundidades de mi alma.
Con esperanza y gratitud esperé diariamente esa creencia segura y amor constante que tanto deseaba en mi vida.
En este proceso encontré a mi Dios como yo lo concibo.

UNA HISTORIA DE ÉXITO FUERA DE LO COMÚN

"J.A. no es una historia de éxito en el sentido común y corriente de la palabra.
Es la historia del sufrimiento transmutado bajo la gracia en progreso espiritual".
Al entrar en J.A. escuchaba a otra gente hablar de la realidad de su vida de jugador: la soledad, el terror y el sufrimiento.
Al escucharles más, les oía describir otra realidad muy diferente: la realidad de la abstinencia.
Es una realidad de libertad y de felicidad, de intención y dirección, y de serenidad y tranquilidad con Dios, con nosotros mismos y con otra gente.
Cuando asisto a las reuniones, me reintroducen a esta realidad una y otra vez. La veo en los ojos y la escucho en las voces de aquellos alrededor mío.
Trabajando en el programa, encuentro la dirección y la fortaleza que me hacen posible hacer esta realidad la mía.
La alegría de J.A. es que esta nueva realidad está a mi alcance.

“El nuestro es un programa espiritual, no religioso. No tenemos credo ni doctrinas. Solo nuestras propias experiencias de recuperación”
Nunca fui una persona de creencias religiosas ni siquiera espirituales. Cuando vine a JA por primera vez tuve dificultades con la idea de un Poder Superior. Honestamente me daba miedo.
Yo quería creer pero no sabía cómo.
Solamente hablando con varios miembros de JA quienes
abiertamente compartieron conmigo su idea de un Poder Superior pude abrir mi mente. Hice algo que no había podido hacer por 30 años: pude creer en un poder más grande que yo.
El hecho de que JA sea un programa espiritual y no religioso es la razón de que yo todavía esté acá.
Hoy creo en un Poder más Grande que yo mismo, un poder amoroso, que me cuida y que yo defino con mis propias palabras.

"La humildad es la esencia del Paso siete... Le pedimos que remueva nuestros defectos de carácter, no los de las personas que nos han lastimado".

¿Con qué frecuencia culpé a otras personas de mi forma de jugar compulsivamente?
Parecía muy real, decir que mis padres me obligaron a jugar, que mi señora por conflictos me obligo a jugar etc.
Mi historia de insuficiencia, miedo, vergüenza parece ser debido a la falta de un amor "adecuado".
Mi lucha con los problemas de salud mental se podría haber evitado si tan sólo "ellos" hubieran sido diferentes.
Antes de que realmente trabajara el Séptimo Paso, permanecía en un pensamiento egocéntrico.
La voluntad de ser humildes y dejar que Dios elimine mis defectos ha hecho toda la diferencia.
La Serenidad es un gran beneficio por dejar de culpar a los demás.

UN PROCESO PARA TODA LA VIDA

Teníamos dificultades en nuestras relaciones interpersonales, no podíamos controlar nuestra naturaleza emocional, éramos presa de la miseria y de la desesperación, no encontrábamos un medio de vida, teníamos la sensación de ser inútiles, estábamos llenos de temores, éramos infelices, parecía que no podíamos serviles para nada a los demás . . .
Estas palabras me recuerdan que yo tengo más
problemas que los juegos de azar, que el apostar es solamente un síntoma de una enfermedad más penetrante. Cuando dejé de jugar empecé un proceso para toda la vida de recuperación de emociones turbulentas, de relaciones dolorosas y de situaciones inmanejables. Este proceso es demasiado para la mayoría de nosotros sin la ayuda de un Poder Superior y de nuestros amigos en la Comunidad. Cuando empecé a trabajar los Pasos muchos de estos hilos enmarañados se deshicieron, pero poco a poco se fueron reparando los lugares más despedazados de mi vida. Un día a la vez, casi imperceptiblemente me sané. Disminuyeron mis temores como un termostato que se hubiera bajado. Empecé a experimentar momentos de alegría. Mis emociones se hicieron menos volubles. Ahora, de nuevo, soy parte de la familia humana.

“En el paso 11 se nos pide que mejoremos la relación con nuestro Poder Superior de la misma manera que mejoraríamos cualquier relación, tomándonos el tiempo para estar con nuestro Poder Superior”
Recurro a mi Poder Superior?
Cuando debo tomar una decisión recurro a mi Poder Superior antes de actuar?
Oro? Escucho?
Usando un reloj despertador mental estableceré un tiempo específico para recurrir a mi Poder Superior durante mi día.
Llegué aquí (desesperada, jugando compulsivamente) haciendo cosas por mí mismo.
Permanezco aquí (abstinente) fomentando mi relación con mi Poder Superior y miembros de JA.