Los ciudadrealeños gastan una media de 500 euros al año en juegos de azar y apuestas

En contra de lo que se podría pensar, la crisis económica ha pasado también factura a los juegos de azar. Según el Informe Anual del Juego en España, en 2009 el gasto en las apuestas y los juegos de azar descendió un 7,98% respecto al ejercicio anterior. Sin embargo, España sigue liderando, sólo superada por Filipinas, el ránking de los países del mundo en los que más se juega.

“Cuando la ludopatía entra en una casa, se acaba la tranquilidad” En Castilla-La Mancha, LARCAMA, Ludópatas Asociados en Rehabilitación, vela por la prevención de la ludopatía y presta apoyo y ayuda a los afectados por esta adicción que en la actualidad son más de 500 en la región, aunque la mayoría de ellos están de Ciudad Real y en Toledo, donde la asociación tienen sus sedes. Su presidente, Máximo Gutiérrez, explica que en el descenso registrado en el gasto influye no sólo la crisis sino también el auge que en los últimos años está teniendo el juego a través de Internet, del que no se conocen datos y que no está fiscalizado ni controlado. Es decir, que “la tarta se está repartiendo de otra manera”. Además, el presidente de LARCAMA aclara que las personas que no tenían problemas de juego, con la crisis han dejado de jugar pero que las personas adictas juegan muchísimo más en tiempos de crisis.

En Castilla-La Mancha se jugaron el año pasado alrededor de unos 1.100 millones de euros, lo que supone una media de 500 euros por persona al año. Y aunque no hay datos provinciales, las cifras son extrapolables a las provincias porque, según Gutiérrez, la variación sería mínima. Por otra parte, sólo de tributos, de impuestos directos del juego, se recaudaron 50 millones de euros, de los que 40 son únicamente procedentes de las máquinas tragaperras, que sigue siendo el juego estrella. Ante estos datos, desde LARCAMA reclaman que la administración destine fondos a la prevención de la ludopatía. “No es normal que se estén recaudando tantos millones en impuestos y que no se gasten absolutamente nada en campañas de prevención. Está totalmente descompensado y como no se haga algo pronto, las consecuencias van a ser graves”, apunta.

Cualquier conducta placentera es susceptible de convertirse en una adicción y, concretamente en el caso del juego, influye muchísimo el tiempo transcurrido entre la apuesta y el resultado de la misma, que en la mayoría de los juegos, es cuestión de minutos o segundos, como en el caso de las máquinas tragaperras.

Máximo Gutiérrez explica que en la ludopatía, el jugador suele pasar por un proceso que está formado por tres fases. La primera es la del beneficio, en la que el jugador consigue retirarse con pequeñas cantidades de premio. La segunda es la denominada fase de pérdidas, en la que se empieza con pequeñas pérdidas asumibles pero que cada vez son mayores y más frecuentes. Finalmente, el jugador cae en la fase de la desesperación, en la que ya no importa ganar o perder, sino que sólo importa jugar y poder recuperar dinero para pagar todas las deudas que se han contraído.

Son las etapas por las que pasó Pedro, un ciudadrealeño de 29 años, que lleva cuatro en rehabilitación. Comenzó echando a las máquinas con los amigos, de vez en cuando, y ganando pequeños premios. Cada vez lo hacía más frecuentemente, hasta que llegó un momento en el que iba solo a jugar a las máquinas, a las horas en las que no estaban sus amigos –que le empezaban a recriminar su frecuencia en el juego-. Se alejó de ellos y las máquinas se convirtieron en una obsesión. “Yo trabajaba de encofrador y cobraba muy bien. Si al mes ganaba 4.000 o 5.000 euros, todo me lo gastaba en las máquinas. Eso mas lo que pedía a los amigos, engañando a unos y a otros para que me dieran el dinero. Incluso me metí en préstamos personales, en créditos, en tarjetas rápidas y tuve muchas deudas. Por ejemplo, pedí 30.000 euros de préstamo para comprarme un coche. Me costó 15.000 euros y los otros 15.000 me los gasté jugando”, explica.

Pedro nunca pensó que perdería tanto dinero en las máquinas, de hecho, creía que siempre ganaría y que podría vivir de ello. Tampoco quería afrontar que tenía un problema. Ahogado por las llamadas de los bancos antes las deudas, empezó a ser consciente de que tenía que buscar una salida. “Uno de los detonantes fue que tenía reservado un dinero para comprarle a mi novia un regalo por su cumpleaños y que cuando llegó el día, me lo había gastado y no tenía nada”, dice. Precisamente fue su novia la que le animó y apoyó en la búsqueda de ayuda. Así dieron con LARCAMA y Pedro empezó las terapias. Han pasado cuatro años y Pedro está bien, independizado y controlando, con la ayuda de su madre y de su novia, todo lo que gasta a través de los tickets. Pero sigue en yendo a terapia los viernes: “Me conviene, para que no se me olvide lo que he pasado y para no volver a jugar nunca más”.

LARCAMA se ha convertido para Pedro y para otras muchas personas con adicción a los juegos de azar y las apuestas en un apoyo fundamental y en una gran familia. En la asociación ofrecen a los enfermos terapias de grupo, individuales y de familia, además de la atención de psicólogos y trabajadores sociales tanto para los ludópatas como para sus familias. Y es que, según indica Máximo Gutiérrez, “cuando la ludopatía entra en una casa, se acaba la tranquilidad” y sus consecuencias las sufren el enfermo y su familia.

El cambio de personalidad, las mentiras constantes, los gastos desmesurados o la falta de dinero en el hogar son algunos de los síntomas que sufre el adicto al juego y que pueden alertar a la familia sobre lo que está pasando. Máximo Gutiérrez anima a todas las personas que sospechen que alguno de sus familiares o amigos está en esta situación a que se acerquen a LARCAMA para asesorarse, informarse y poder prestar a esa persona la ayuda para salir de su adición. El teléfono de la asociación es 902 002399.


El juego por Internet baja de forma alarmante la media de edad de los ludópatas

El presidente de LARCAMA explica que el porcentaje del juego por Internet ha subido de forma alarmante en los últimos tiempos. Además, cree que esta es una de las razones por las que los empresarios del sector dicen recaudar ahora menos que antes. “Lo que sucede es que la tarta se está repartiendo de otra manera. Hay una cantidad muy importante que se está yendo al juego por Internet, que no está fiscalizado ni controlado”, dice Gutiérrez.

Las apuestas on-line ofrecen muchas facilidades al jugador, que puede encontrar en Internet una gran oferta social de juegos, a los que puede jugar tanto desde el ordenador de su casa como desde el teléfono móvil. Desde LARCAMA indican que son principalmente dos los factores que hacen de Internet una importante fuente para el juego: la confidencialidad y la disponibilidad. “Tu mujer puede estar haciendo la comida en la cocina y, mientras, tú te estás jugando el sueldo a través del ordenador y no se entera nadie. Además, mientras un bar o un bingo se rigen por un horario y tienen que cerrar, los juegos en Internet están disponibles las 24 horas del día”, puntualiza el presidente de la asociación.

Otro problema añadido que comportan las apuestas a través de la red y que tiene además consecuencias sumamente graves, es que carecen de filtros que impidan a los menores acceder a los juegos. “Esto es una burrada. Hoy en día existen los medios para evitar que esto suceda y no se hace nada”, explica Máximo. Esto ha provocado un descenso alarmante en la edad de los adictos al juego. En los últimos tiempos están llegando a pedir ayuda a LARCAMA jóvenes desde los 14 años. “Y estos muchachos llegan después de llevar tiempo jugando, por la misma regla de tres de que nadie se fuma un cartón de tabaco el primer día que fuma”, dice el presidente de la asociación, incidiendo en la gravedad de una situación contra la que urge tomar medidas.