Artículo científico; Pegados a la pantalla

Si bien el videojuego es uno de los entretenimientos por excelencia de esta era digital, la adicción al mismo está considerada como una de las principales psicopatologías del siglo XXI. Si sufre de dependencia a la consola, su vida está en riesgo. Y no se lo decimos en juego.

Por Pablo Blanco

A las doce de la noche, cuando, de casualidad, se escucha el canto nocturno de los grillos, Gustavo se dispone a encender su PC y así dar inicio al "viaje" que lo convertirá en un héroe del balompié. FIFA (las siglas de la Federación Internacional de Fútbol Asociado) es el nombre de uno de los tantos juegos de deportes para computadora que pone en práctica, en solitario. Su caso no es excepcional, ya que representa a la llamada "Generación Atari", esa que, en los ochenta, estuvo compuesta por los niños y adolescentes que no se paraban de una sesión de PacMan (el archiconocido juego de cartuchos) hasta comerse todos los puntos y exterminar a los fantasmitas que bordeaban el laberinto en la pantalla del televisor. Los tiempos cambian, la tecnología avanza y Gustavo, como muchos de sus contemporáneos, sigue jugando. El punto es que ahora tiene una esposa que amenazaría con divorcio si se enterara de que en la casa están escondidos sus objetos. Y no se trata, en este caso, de calendarios llenos de exuberantes chicas, sino de las curvas de la Playstation 3, la XBox 360 o bien la Nintendo Wii, consolas de videojuego altamente cotizadas hoy. Se está, pues, ante la presencia de un esposo adicto al videojuego. En este trabajo, varios caballeros pertenecientes a esta especie contarán sobre sus aficiones. Dos psiquiatras advertirán que el asunto no es juego.



Ellos son: los doctores Mano dura

"Tiende a hablarse mucho de que los esposos ponen a sus esposas en segundo plano por el videojuego", comenta Agostino Quartarano, de 36 años, dueño de una ferretería, casado y con una bebé de año y medio. "Pero es que cuando uno se casa, lo que pasa a segundo plano es el videojuego. Para mí, eso es etapa superada. Bueno, hay un detalle: ella me dice que si llega a ver un PlayStation en la casa se divorcia". Jenny, la esposa en cuestión, expone su punto de vista. "Antes de casarnos yo no sabía mucho de esas aficiones de Agostino.

Cuando comenzamos a vivir juntos apenas contábamos con un pequeño televisor que yo me traje de mi apartamento de soltera. Yo sí notaba que él no se despegaba de ese aparato. No sé ni qué equipo tenía. Pero comenzó a decirme que se quería comprar un PlayStation. Le dije: 'Será para divorciarnos'. Le advertí: 'Si te compras un videojuego yo nunca voy a salir embarazada'. Ahora, que tenemos una niña, acepto que él mate su fiebre con su amigo Franklin. Cuando llegamos a la casa los dos se instalan a jugar, y yo y Marianela, la esposa de Franklin, nos ponemos a conversar y a esperar a que 'los niños' terminen de jugar, es una cosa infame. Imagínate que, en estos días, estaban dando en un canal de cable un torneo de videojuegos y él se quedó hipnotizado".
Pensando en el futuro "Agostino dice que ya no es adicto al videojuego porque la esposa no lo deja jugar. Yo no tengo ese problema, mi esposa sabe que lo hago cuando tengo oportunidad de hacerlo", comenta Franklin Velásquez, el amigo de Agostino mencionado en el caso anterior, quien es ingeniero civil, también casado y con un hijo de un año. "A mis 12 años jugaba con un Atari prestado. Cuando estaba recién casado lo hacía en la noche, cuando mi esposa estaba rendida, lo cual creo que a ella no le agradaba mucho porque tenía que dormir sola (risas). Pero la vida cambia, ahora tengo un chamo y, justamente pensando en él, me compré un PlayStation 2. Quizás cuando cumpla cinco o seis años podrá comenzar a jugar. Mientras tanto, la 'dictadura' de la pantalla del televisor la tiene Discovery Kids (risas) y, bueno, si me toca cuidar al bebé, cuando él se queda dormido, aprovecho y juego un par de horitas. ¿Por qué lo hago? Imagino que por entrar a un mundo distinto, convertirme en capitán de un equipo de fútbol, comandar una batalla. Son minutos en los que te liberas del clima político del país, del tema de la inseguridad que vivimos a diario… Puedes convertirte en todo un estratega con sólo mover los dedos". Marianela, la esposa afectada, comenta con resignación y entre risas: "Ya estoy acostumbrada".


Nuevo juego, nuevo comienzo

Jesús Nieves, de 30 años, además de escritor es docente de la Universidad Metropolitana y del ICREA. Tiene cuatro títulos literarios en el mercado y genera contenidos en la web y espacios para medios audiovisuales. Su gusto por los juegos para computadoras forma parte de su vena creativa. "Solamente practico juegos de deportes para PC. Nunca me han gustado los otros. Juego desde 1997, cuando salió el juego alusivo a la Copa de fútbol del 98. Es que este tipo de entretenimientos es perfecto para los que somos aficionados al balompié. Te permite, entre otras cosas, obtener datos verdaderos sobre los jugadores defensores y centrocampistas con los que cuentas en un partido.

Desde que me casé mi 'adicción' a este tipo de entretenimientos ha disminuido. Juego por temporadas. Es decir, en un año, juego durante seis meses. ¿Mi esposa? Ella siente que es una pérdida de tiempo. Y se preocupa por los cambios en mi estado de ánimo: me deprimo cuando pierdo. Pero, para mí, un nuevo juego siempre es un nuevo comienzo". Marta, la esposa en cuestión, opina sobre la afición de Jesús. "Él pierde la noción del tiempo cuando juega. Yo le pregunto: '¿Terminaste?'. Y él me cuenta su experiencia con las ligas menores y que ahora jugará con las mayores, que su récord es tanto y entonces me habla de la estadística… O sea, ¡por favor!. Eso, si no lo ves furioso dándole golpes a la mesa y gritando: '¿Cómo es posible?', quejándose de que fulano jugó mal. Ahora bien, si gana varios partidos en el mismo día lo oirás cantar. Cuando estábamos recién casados teníamos muchos problemas con eso, pero creo que la cosa ha bajado. Quizás ya ha entendido que la vida real está fuera de la computadora".



A la inversa

Evelyn Chacón es comunicadora social y, como los esposos anteriores, tiene una gran afición al videojuego. "Cuando conocí a mi esposo él no tenía computadora, cosa que me parecía un absurdo. Si me iba a visitar a casa de mis padres me encontraba instalada frente a la pantalla del monitor. No le quedaba otra que socializar con mi familia (risas). Creo que nunca ha sido un problema grave para nosotros como pareja porque yo aprendí a ponerme límites. Y como él es un hombre muy competitivo lo reté a que me ganara una contienda de videojuego. Y lo logré. Ahora es él quien me gana, aunque cabe destacar que no todo el tiempo (risas).

Nos compramos un Wii y ahora somos adeptos a los Wii Sports. Podemos pasar un fin de semana 'practicando' tenis o boxeo. Yo les recomiendo a mis amigas, cuyos esposos son adictos al videojuego, que se animen a competir o que, al menos, le echen porras al marido mientras juega".


Si no puedes vencerlos…
Dieter Lorenzo tiene 24 años y es otro esposo adicto al videojuego. Su diferencia con el resto de este grupo es que él preside la Asociación Profesional de Gamers (practicantes del videojuego) de Venezuela. "Buscamos que los gamers hagan de su hobbie una carrera paralela a lo que son sus oficios. Llevamos a cabo varios torneos durante todo el año. Escogemos un juego, el más popular dependiendo de la consola, fijamos el precio de las inscripciones y citamos a los concursantes a dos puntos: Game City, una tienda del Centro Comercial El Recreo, o bien a Gametronic, un negocio familiar que tenemos en la avenida Sucre de Catia. La mayoría de nuestros asociados se inscribieron en nuestra página web www.aprogamers.com con la excusa de que sus hijos eran adictos al videojuego. He visto que sí es común que estos caballeros descuiden a sus esposas por esta afición. El problema comienza cuando sus esposas, después de algún tiempo, los descuidan a ellos. Yo eso lo he vivido. Con todo y eso, mi esposa, actualmente, es la jefa de prensa de esta empresa".


Fuera de juego

Los especialistas consultados analizan el contexto de este tipo de adicciones. Luis Madrid, coordinador de la Comisión de Trastornos Afectivos de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría, explica: "La compulsión a los videojuegos es un trastorno que se caracteriza por un impulso reiterativo a 'entrar' en juegos ubicados en monitor de computadoras o televisores que se hace irresistible al sujeto, quien termina introduciéndose en el mismo por períodos largos de tiempo, poniendo en riesgo su salud moral, psicológica o física. Pueden ser juegos de consola o juegos en el ciberespacio. Ocurre generalmente de manera aislada, a altas horas de la noche, o en momentos inadecuados. Normalmente la compulsión es precedida por un malestar interno que se alivia con el acto de jugar en el monitor".


Madrid incluye la adicción a los videojuegos dentro de lo que describe como las principales psicopatologías de mayor repercusión en el siglo XXI. En este caso se está hablando de una adicción comportamental, en la que lo característico es una compulsión o dificultad para controlar el impulso a repetir de manera sistemática, ritualista y reiterada una actividad que pone en riesgo moral, familiar, social, laboral, académico y hasta de vida al paciente que la sufre. "En la actualidad hemos comenzado a ver dicha patología en hombres de mayor edad, profesionales, casados y con hijos y con tendencia a manejar inadecuadamente conflictos personales cotidianos o manejo inadecuado del estrés laboral, económico o social. Clínicamente son personas de sexo masculino, con altos niveles de compulsividad y neuroticismo, rasgos pasivo-agresivos de la personalidad, de poca expresión de sus afectos, de tendencia noctámbula en su mayoría, con frecuentes equivalentes depresivos y tendencia a otras adicciones. Igualmente tienden a ser ensimismados durante el juego, a ser autoexcluidos en su dinámica familiar y a no percibir o minimizar el impacto de su conducta en su pareja, hijos y resto de familiares y amistades. Tienden a tener ataques de ira cuando se les pregunta sobre su compulsividad a los videojuegos o se les increpa a dejar de ser tan reiterados en ello".

La doctora Jessica Díaz Nágel, de la Unidad de Estudios y Terapia Cognitiva y Sexual, apunta, con relación a los esposos que tienden a esconderle su afición a sus esposas: "Ellos piensan que sus esposas los desaprobarán o los 'regañarán'. No quieren estar expuestos al escrutinio o a las críticas. Por eso juegan a escondidas. Se trata de personas biológica y psicológicamente vulnerables. Clínicamente son pacientes que pueden presentar tendencias a otras adicciones, así como a la ansiedad, la depresión y la discordia marital". El problema, al parecer, tiene solución. Ambos especialistas coinciden en que la terapia cognitiva-conductual (intervención psicoterapéutica) puede ser una de las aplicadas. "La terapia puede ser multidimensional en estos sujetos. La terapia individual, la terapia de pareja y familiar, así como la terapia de grupos y la psicoeducación son estrategias fundamentales.

Yo recomiendo a los pacientes que asistan a grupos como Jugadores Anónimos, en los cuales pueden recibir una ayuda grande y efectiva", comenta Madrid. Rafael, uno de los miembros de Jugadores Anónimos, explica cómo funciona esta organización en el país. "Se puede decir que somos una sede de Gamblers Anonymous, un ente estadounidense que, tal y como Alcohólicos Anónimos, agrupa a individuos adictos al juego en general. Hemos tenido casos de adictos a los juegos de computadoras que han logrado superar su problema. La idea es que asistan a nuestras reuniones de manera voluntaria y que, sólo si lo desean, recuperen su espacio familiar y laboral".


Puntos en contra, puntos a favor

Juan Vásquez, gerente para la Región Andina de la División de Entretenimiento y Hogar de Microsoft, explica que el videojuego es un eje central del entretenimiento en la vida moderna. "Es un espacio de diversión más, como lo ha sido desde siempre un tradicional juego de cartas o un buen partido de fútbol. Que alguien agarre la 'fiebre' de practicar un videojuego es como que tenga la 'fiebre' de jugar beisbol. Estudios recientes, hechos en universidades de Estados Unidos, han demostrado que los adeptos al videojuego tienen una capacidad de abstracción superior a quienes no lo son. Lo de que se aíslen para hacerlo es un paradigma. Alguien que sea adepto al ajedrez de mesa igualmente se aísla de los demás. Y el videojuego, por el contrario, genera muchas comunidades y es muy asociativo. De los esposos y novios adeptos a este tipo de tecnología, en un inicio, se supo que dejaban a sus esposas en un segundo plano. Pero las cosas están cambiando de manera contundente. Hoy en día se encuentran grupos de esposas compitiendo, sanamente, contra sus esposos, o bien grupos exclusivos de videojugadoras. Creo que lo más interesante de este mercado es que en un futuro se verán usuarios de todas las edades, sexos y razas compartir este divertimento. Juegos hay para todos". Actualmente la industria del videojuego es una de las más grandes del mundo. En Estados Unidos, según algunos reportajes publicados en medios especializados, ha comenzado a desplazar a la Meca del Cine con ganancias anuales billonarias. En Asia el asunto tiene tintes dramáticos. Hasta la fecha se han registrado muertes de caballeros por larga permanencia frente a un monitor; uno de ellos por 27 horas y el otro por 86. En Amsterdam se creó, recientemente, el primer centro de rehabilitación para adictos al videojuego.


Fuentes consultadas

Luis Madrid, psiquiatra, coordinador de la Comisión de Trastornos Afectivos de la Sociedad Venezolana de Psiquiatría. luismadridp@msn.com

Jessica Díaz Nágel, psiquiatra de la Unidad de Estudios y Terapia Cognitiva
y Sexual. Telf.: 986. 8286

Jugadores Anónimos de Venezuela www.jugadoresanonimos.org